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Domingo, 17 de junio de 2007
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Inflaci贸n 驴DILEMA DE POLITICA ECONOMICA?

Consumo y precios

La ortodoxia afirma que para frenar las actuales subas de precios hay que enfriar la econom铆a, cargando sobre el aumento de la demanda. En cambio, la heterodoxia sostiene que la inflaci贸n se debe a mercados oligop贸licos, que exigen una intervenci贸n activa del Estado en esa puja distributiva.

Por Benjamin Hopenhayn y Haroldo Montagu *
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鈥淩educir tensiones inflacionarias con equidad distributiva鈥, proponen Hopenhayn y Montagu.

En los 煤ltimos tiempos se viene registrando un aumento significativo del consumo masivo, y hay voces que lo asocian al alza de los precios. Es obvio que la expansi贸n del consumo acompa帽a la recuperaci贸n y crecimiento impresionantes de la econom铆a de los 煤ltimos cuatro a帽os. Esto ha permitido una cierta mejor铆a de la desastrosa situaci贸n social a que se llegara con la depresi贸n de 1999-2002. Sin embargo, los todav铆a altos niveles de desempleo y empleo precario, pobreza e indigencia muestran que el 鈥渄errame social鈥 del avance del Producto est谩 a煤n lejos de satisfacer criterios de equidad en la distribuci贸n del bienestar. Sugerir que las actuales tensiones inflacionarias son causadas por los altos niveles de gasto p煤blico y de consumo privado y que la mejor forma de contenerlas es enfriando la actividad encierra una peligrosa falacia: que la econom铆a enfrenta una 鈥渋nflaci贸n de demanda鈥.

No est谩n presentes desequilibrios macroecon贸micos fundamentales de pasados procesos inflacionarios (crisis de balance de pagos, insolvencia fiscal, desborde monetario). Los pron贸sticos coinciden en que esta favorable configuraci贸n se mantendr谩 por lo que resta de este a帽o y el siguiente. En el orden fiscal, el financiamiento de los gastos globales del Estado sigue siendo relativamente 鈥済enuino鈥, pues nace de super谩vit presupuestarios, acompa帽ado por fuertes incrementos de los ingresos tributarios. El aumento de la deuda p煤blica tampoco alcanza niveles que enciendan luces amarillas. En cuanto al gasto privado de consumo, el cuadro es m谩s complejo, y merece un an谩lisis y debate hasta ahora bastante ausentes (una excepci贸n fue el art铆culo de tapa del suplemento Cash del 27/05). Por una parte, es notorio el desborde de consumo 鈥渋mitativo de los centros鈥 de sectores de ingresos altos y medios (para Ra煤l Prebisch era uno de los principales factores de 鈥淟a Crisis del Capitalismo Perif茅rico鈥). Por la otra, no cabe en absoluto temer que la contribuci贸n al aumento masivo del consumo resultante de la reducci贸n del desempleo 鈥搎ue sigue siendo hist贸ricamente elevado鈥 y los aumentos de salarios y jubilaciones (que salvo excepciones s贸lo est谩n recuperando la p茅rdida sufrida durante la recesi贸n 1999-2002), generen condiciones para provocar una espiral inflacionaria de demanda o de costos. Si bien la oferta monetaria se expande, en parte con las intervenciones del BCRA en el mercado para mantener virtuosamente un tipo de cambio competitivo, la econom铆a argentina todav铆a est谩 muy poco monetizada, sea cual fuere el coeficiente que se utilice para comparar con otros pa铆ses.

Hasta aqu铆 los factores principales que inciden en las variaciones de la demanda interna, y en particular del consumo. La contracara, o sea su relaci贸n con la capacidad productiva (la 鈥渂recha de la oferta鈥), muestra altas tasas de inversi贸n reproductiva, financiadas enteramente con ahorro interno. A ello se agrega el mantenimiento de una razonable capacidad de importaci贸n. Los indicadores no permiten visualizar un horizonte en que el gasto total se aproxime al techo de capacidad instalada de casi ning煤n sector productor de bienes y servicios. Cabe aqu铆 un interrogante con respecto al estrat茅gico sector energ茅tico, que de todos modos a煤n no ha convalidado los repetidos augurios de cat谩strofe.

Los fundamentos y las implicancias de pol铆tica que conlleva la tesis de que la Argentina enfrenta un inminente y grave peligro de 鈥渋nflaci贸n de demanda鈥 son sostenidas por las corrientes ortodoxas, que dominan buena parte del 谩mbito acad茅mico internacional. Desde este enfoque, la elevaci贸n de los precios ocurre cuando los aumentos de los gastos (tanto del sector p煤blico como del privado) enfrentan una oferta insuficiente de bienes y servicios. Brecha de oferta que se cierra por aumento de la producci贸n o de los precios de bienes y servicios escasos. En cierto sentido, el desarrollo de esta corriente se vincula con el conocido enfoque de absorci贸n del FMI. De donde se desprenden las conclusiones conocidas de pol铆tica: las presiones de la demanda de la econom铆a (consumo + inversi贸n + gasto p煤blico + exportaciones) sobre la capacidad de la oferta (producci贸n nacional + importaciones) deben ser contenidas para evitar espirales inflacionarias que culminen con ulteriores desestabilizaciones que repercuten en la econom铆a toda.

Entre las principales medidas de pol铆tica que hist贸ricamente propuso el Fondo tendientes a reducir el gasto p煤blico y el gasto privado 鈥搇a 鈥渁bsorci贸n鈥濃 se destacaban: la devaluaci贸n del tipo de cambio con fines de equilibrio de balance de pagos y fuertes efectos de redistribuci贸n regresiva de los ingresos, la reducci贸n del cr茅dito y la elevaci贸n de las tasas de inter茅s para desincentivar el consumo y la inversi贸n, el congelamiento o reducci贸n de la oferta monetaria y del gasto p煤blico. Los procesos de ajuste en base a ese enfoque fueron acompa帽ados, en general, por una baja del nivel de actividad, con efectos contractivos del empleo y los salarios y una recesi贸n generalizada. La hip贸tesis subyacente postulaba que esa reducci贸n del nivel de actividad detendr铆a la presi贸n ascendente de los precios y por lo tanto cerrar铆a el circuito de aumento de gastos, aumento de precios, inflaci贸n desbocada.

En el marco de esta visi贸n, los episodios inflacionarios que atraviesa actualmente la Argentina se deben a un exceso de gasto p煤blico y de consumo privado. De hecho, algunas voces provenientes no s贸lo de una leg铆tima indagaci贸n acad茅mica, sino de dogmatismos ideol贸gicos ortodoxos y de grupos especiales de intereses pol铆ticos y econ贸micos, amplificados como de costumbre por gran parte del universo medi谩tico, sugieren que es urgente adoptar medidas para desacelerar el crecimiento de la econom铆a como respuesta a la inflaci贸n.

Tambi茅n la experiencia ense帽a que, como todo proceso din谩mico, se sabe cu谩ndo comienza a desacelerarse, pero no hasta cu谩ndo y a qu茅 nivel.

He aqu铆 un dilema te贸rico con profundos efectos econ贸micos y sociales. O bien se acepta la posici贸n de que las actuales presiones inflacionarias derivan del aumento de la demanda global (y en particular del consumo de los sectores de ingresos fijos, como obreros, empleados y jubilados); o, por el contrario, se sostiene que esas tensiones responden a una estructura productiva fuertemente concentrada y oligop贸lica, con prevalente dominio de los precios. En esta concepci贸n se enfrentar铆an aqu铆, en este tipo de configuraci贸n estructural de la econom铆a, los perniciosos efectos de la puja distributiva entre 鈥渇ormadores鈥 y 鈥渢omadores鈥 de precios. Esto se asocia por supuesto con la distribuci贸n del ingreso entre capital y trabajo.

Aceptar la primera opci贸n significa volver a los ajustes macroecon贸micos para enfriar una econom铆a 鈥渞ecalentada鈥. Una larga y repetida historia ense帽a que estos ajustes, que muchas veces distan de ser eficaces para sus mismos prop贸sitos, los pagan siempre los sectores de menores defensas frente al aumento de los precios. Una fuerte desaceleraci贸n del crecimiento como instrumento para contraer la demanda atacar铆a las tensiones inflacionarias por la v铆a de la reducci贸n de los servicios del Estado y del empleo y la capacidad negociadora de los asalariados. O sea, sobre el consumo de los sectores de ingresos bajos y medios, pero no as铆 de los deciles de ingreso m谩s altos.

En cambio, rehusarse a aceptar la visi贸n de la inflaci贸n de demanda y sus consecuencias de pol铆tica econ贸mica implica seguir complejas y duras rutas en que un Estado activo intervenga para mediar en la puja distributiva, no s贸lo para reducir las tensiones inflacionarias, sino con criterios de equidad distributiva. Pero no s贸lo eso. Como planteara el Plan F茅nix en su 煤ltimo documento 鈥淓l debate sobre la inflaci贸n: 驴reducir o sostener el crecimiento?鈥, la forma de resolver las tensiones inflacionarias es con crecimiento, con una mayor producci贸n que acompa帽e el mayor consumo popular y las exportaciones, y no convalidando la capacidad de presi贸n de estructuras oligop贸licas y otras que prefieren mantener o aumentar su participaci贸n en el ingreso nacional con incrementos de precios.

Los aumentos de precios que se vienen manifestando en los 煤ltimos meses merecen una atenci贸n prioritaria. La elevada 鈥搚 justificada鈥 sensibilidad de la sociedad ante los peligros de la inflaci贸n hace necesario conocer la verdadera ra铆z del problema para aplicar una correcta soluci贸n. Si el diagn贸stico es ortodoxo, la receta es conocida. Sus consecuencias, tambi茅n. Vale la pena seguir una senda alternativa, con su razonable dosis de medidas heterodoxas.

Los autores son economistas del Plan F茅nix FCE-UBA.

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