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Domingo, 23 de diciembre de 2007
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Aumento de precios y crecimiento del mercado de la cerveza

Espumita extranjera

La expansión del negocio de la cerveza en el marco de un dominio de firmas extranjeras se conjuga con una estructura de oligopolio. Alza de precios para incrementar utilidades.

Por Diego Rubinzal

Durante el desarrollo del Mundial de Fútbol 2002, un aviso publicitario logró acaparar la atención de los argentinos. Con ironía, la publicidad sostenía: “Los brasileños compraron Quilmes. ¿Justo antes del Mundial? ¿Cómo se decía vendido en portugués?”. Lo curioso del caso es que la falta de “argentinidad” de la empresa fundada por Otto Bemberg era resaltada por la alemana Isenbeck. La desnacionalización del sector es evidente. El mercado se reparte entre la belga-brasileña ImBev (propietaria de Quilmes, Brahma, Stella Artois, Iguana), el grupo chileno Luksic –CCU– (Schneider, Santa Fe, Salta, Córdoba Dorada, Rosario, Budweiser, Heineken) y la alemana Isenbeck (Isenbeck, Warsteiner).

La extranjerización de este sector comienza a gestarse en la década del noventa. En 1994 desembarcan Brahma e Isenbeck. Un año más tarde, la chilena CCU compra las tradicionales cervecerías de Salta, Santa Fe. Meses después, CCU adquiere la cervecería Córdoba y realiza un joint venture con la multinacional estadounidense Anheuser-Busch para producir, comercializar y distribuir la cerveza Budweiser en Argentina. Luego de ese desembarco inicial, las multinacionales cerveceras continuaron con su expansión. En 2002, la brasileña AmBev (dueña de Brahma) abona 375 millones por el 37,5 por ciento de Quilmes. El año pasado, las compañías belga InBev y brasileña AmBev compran la totalidad del paquete accionario de Quilmes y le ponen el broche de oro al proceso desnacionalizador. A su vez, el grupo chileno Luksic adquiere –en octubre del 2007– Inversora Cervecera, propietaria de las cervezas Bieckert y Palermo.

El mercado argentino de cerveza es de 33 litros/año por habitante.

El mercado argentino (33 litros/año por habitante) está lejos de tener la importancia del checo (160), irlandés (155), alemán (127), inglés (100) y belga (98 litros/año por habitante). Sin embargo, el consumo local ha venido creciendo de manera constante en las últimas décadas. En la última, el consumo creció a una tasa acumulativa anual del 8,2 por ciento. Actualmente, el sector cervecero se ubica en el tercer puesto del ranking de alimentos y bebidas de mayor facturación en los canales minoristas, luego de las gaseosas y galletitas. Además, las cervezas ocupan aproximadamente el 11 por ciento del total de las ventas de bebidas, ubicándose en el cuarto puesto, luego de las sodas, gaseosas y jugos.

En los últimos años el consumo de cerveza del segmento premium (Heineken, Warsteiner y Stella Artois) ha crecido por encima del promedio. Esas marcas de precio más elevado ya superaron el 5 por ciento de las ventas totales y alcanzan el 8 por ciento de la facturación global. En un informe de la Dirección Nacional de Alimentos, elaborado por Diego Grillo, se señala que “a principios de la década del sesenta la producción nacional de cerveza representaba un 0,55 por ciento de la producción mundial total, mientras que en el 2003 representa un 0,90 por ciento de dicha producción, habiendo alcanzado un pico en 1998 del 1 por ciento”.

El crecimiento y la extranjerización del mercado se conjugan con una estructura de oligopolio. El conglomerado belga-brasileño ImBev retiene el 74 por ciento del mercado, a pesar de que –obligado por la actuación de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia– se desprendió de las firmas Bieckert y Palermo. Antes del traspaso, controlaba el 81 por ciento del mercado nacional. En Brasil, la firma tiene una menor penetración de mercado: 67,3 por ciento. Las otras firmas importantes son la chilena CCU, que con la compra de Bieckert y Palermo controla el 18 por ciento del mercado, y la alemana Isenbeck, que se queda con un 7.

La oligopolización del mercado influye marcadamente en la fijación de precios. En un trabajo del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina elaborado por Mariano Borzel y Esteban Kiper, Estructura productiva y determinación de precios: un abordaje sectorial (2002-2005), se señala que han existido dos momentos claramente diferenciados en la evolución del precio del producto: “En el 2002, el contexto recesivo no permitió que el traslado de costos a precios fuera completo, lo que redundó en una caída de los márgenes unitarios”. En cambio, “en los años posteriores, con la reactivación de la economía doméstica, la dinámica de los precios de la cerveza se separa sustancialmente de la serie de los costos, verificándose un significativo salto de la rentabilidad del sector tanto en términos unitarios como de volumen”. Aquellos que se preocupan por las causas de la inflación pueden tomar nota de lo que ocurre en el sector cervecero.

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