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Domingo, 1 de septiembre de 2002
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Dólares son amores

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Con el mercado interno absolutamente planchado y sin un horizonte de reactivación a la vista, cada vez más sectores productivos están buscando zafar de la crisis vendiendo fronteras afuera. Las exportaciones tradicionales de granos, carnes y energía están creciendo por los altos precios internacionales y los excedentes generados por la recesión. A éstos se suman los rubros que, gracias al altísimo tipo de cambio real, se volvieron competitivos internacionalmente, como el calzado, textiles, madereros y bodegueros, entre otros. Incluso, dada la calificada mano de obra nacional, se comienzan a desarrollar proyectos de producción de software. También buscan mercados externos productores de bienes no tradicionales en la cartera de exportación del país. Además, la reciente decisión de Estados Unidos de permitir que más bienes argentinos ingresen a su mercado con arancel cero abre nuevos frentes para colocar productos.
A pesar de que en el primer trimestre del año hubo muy pocos despachos por la debacle económica y que la crisis bancaria restringe la financiación de las exportaciones, se espera que este año las ventas externas aumenten levemente. Analistas oficiales y privados coinciden en que en los próximos dos años el país puede incrementar sus ventas al exterior en más del 50 por ciento. La buena noticia es que el crecimiento económico en base a exportaciones es sustentable en el tiempo, porque genera un flujo positivo de divisas; la mala es que el patrón de exportaciones histórico argentino se basa en la producción de commodities, que generan escasos puestos de trabajo.
Entre los sectores que generan más empleo, y que están en condiciones de reaccionar rápidamente ante el nuevo escenario comercial que desató la devaluación, se encuentra el de calzados. El año pasado, los fabricantes de zapatos exportaron 400 mil pares. Durante el 2002 estiman despachar al exterior 2 millones de pares y el año que viene esperan alcanzar los 4 millones. A los mercados latinoamericanos que ya venían abasteciendo, se sumaron ventas a Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Portugal, China e Israel. Durante la convertibilidad, el país exportaba el 85 por ciento de los 12 millones de cueros que se producen anualmente, sin ningún tipo de valor agregado: en crudo. Según Carlos Bueno, el titular de la Cámara del Calzado, “en las condiciones actuales, la industria puede, en un período de tres años, manufacturar todo el cuero nacional”.
Conseguir un fuerte aumento de las exportaciones en poco tiempo no es tarea sencilla, porque los países no permiten que los productos importados invadan sus mercados sin oponer resistencia, como lo hizo la Argentina en los ‘90. Cuentan con barreras arancelarias y con otros obstáculos denominados paraarancelarios, como cupos, permisos especiales y engorrosos trámites burocráticos. Por esta razón, la decisión de Estados Unidos, manifestada esta semana, de permitir que 57 tipos de bienes argentinos ingresen a su mercado con arancel cero es una noticia importante para aquellos que buscan vender afuera lo que no pueden colocar en el país. Los productos beneficiados por esta medida fueron cueros y productos derivados, maíz para pochoclo, sorgo, preparados de carne y joyas.
Otro sector que espera multiplicar rápidamente sus exportaciones es el vitivinícola. Los bodegueros vienen trabajando en el mercado externo desde 1994 y ahora, con este tipo de cambio, aseguran que se volvieron muy competitivos a nivel internacional. “Este año, a pesar de la crisis, vamos a aumentar nuestras ventas externas un 20 por ciento”, señaló a Cash Mario Giordano, gerente de la Cámara que agrupa al sector. Y agregó: “En el 2003 esperamos crecer un 50 por ciento y estamos en condiciones de cuadruplicar las exportaciones para el 2005”. Este año, las ventas de vinos finos al exterior serán de 120 millones de dólares y la proyección a tres años supera los 500 millones de dólares. El 50 por ciento de los vinos exportados va a Estados Unidos e Inglaterra.
Para que las ventas externas se conviertan en motor del desarrollo económico es necesario que a las exportaciones tradicionales se sumen lasde bienes de mayor valor agregado, que son las que generan más divisas y más y mejores empleos. Un embarque de granos ingresa al país 5 millones de dólares y genera 50 puestos de trabajo de 100 dólares; uno de computadoras deja 150 millones de dólares y produce 100 empleos de 1500 dólares cada uno. El país cuenta con el capital humano para producir software de exportación. A pesar de la crisis, en los últimos años las universidades produjeron miles de ingenieros y analistas informáticos. Según un informe de la Cámara de Empresas de Tecnologías de la Información, con este tipo de cambio y contando sólo con la capacidad ya instalada, sin nuevas inversiones, el país está en condiciones de pasar de los 50 millones de dólares de exportaciones actuales a 200 millones el año próximo.
También la industria textil está aumentando sus exportaciones de hilados de algodón y fibras sintéticas. Para el 2003 esperan duplicar los despachos externos. Los apicultores incrementaron sus exportaciones de miel un 10 por ciento en los primeros siete meses del año con respecto al mismo período del 2001 y calculan crecer un 30 por ciento más el año entrante. Los madereros y la industria de muebles de madera están recibiendo pedidos de Estados Unidos y Europa, y estiman duplicar sus exportaciones en dos años. Además, la industria plástica, los lácteos y el sector azucarero prometen fuertes incrementos de sus exportaciones para el año próximo.
En el 2001, las exportaciones representaban el 8 por ciento del PBI; este año van a ser entre el 25 y el 30 por ciento. La mayor parte de las ventas que se realizan fuera del país son commodities, fundamentalmente granos y energía. El desarrollo de las industrias que se mencionan más arriba es incipiente. Las exportaciones automotrices dependen del mercado interno, porque el principal cliente, Brasil, condiciona sus compras a las importaciones argentinas. Por cada dos vehículos que permite ingresar a su mercado, exige vender uno. Y en la Argentina la venta de automotores se paró totalmente por la disparada de los precios que provocó la devaluación.
La mayoría de los economistas opina que el modelo exportador le asegura al país un crecimiento sustentable. Pero también advierten que hará falta un Estado que se apropie de una parte de la renta externa para distribuir entre las clases sumergidas, que no encontrarán trabajo fácilmente en los principales sectores exportadores, porque son rubros de escasa demanda de empleo.

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