Independientemente del tinte pol铆tico e ideol贸gico de quien proceda y c贸mo lo encare, el repaso de los 煤ltimos acontecimientos relacionados con el proceso de unidad sudamericana indudablemente lo llevar谩 a advertir lo vigoroso de su afianzamiento, una suerte de salto cualitativo y madurativo in茅ditos. Reunidos en Cusco, el 9 de diciembre de 2004, los pa铆ses miembro del Mercosur, la CAN y Chile fundaron la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN).
En septiembre de 2005, en el marco de la Primera Cumbre de la CSN, se llev贸 a cabo la Primera Reuni贸n de Ministros de Energ铆a, declarando a la energ铆a como herramienta estrat茅gica del proceso de integraci贸n.
En 2006, el documento de cierre de la Segunda Cumbre propuso basar el modelo de integraci贸n en 鈥渓a distribuci贸n de la renta como instrumento de eliminaci贸n de la exclusi贸n social y de reducci贸n de la pobreza, la disminuci贸n de la vulnerabilidad externa y el aprovechamiento integral, sostenible y solidario de los recursos energ茅ticos de la regi贸n鈥 (Declaraci贸n de Cochabamba, 2006).
Un a帽o m谩s tarde, y bajo la 贸rbita de la flamante UnaSur, se desarroll贸 en Venezuela la Primera Cumbre Energ茅tica Sudamericana. La integraci贸n energ茅tica fue entonces ratificada como pieza fundamental para la 鈥減romoci贸n del desarrollo social, econ贸mico y la erradicaci贸n de la pobreza, destacando la universalizaci贸n del acceso a la energ铆a como derecho ciudadano鈥, a la vez que proclamado al 鈥淓stado, la sociedad y las empresas del sector como actores principales鈥 del rubro energ茅tico (Declaraci贸n de Margarita, 2007).
Unas semanas atr谩s, el 9 de diciembre de 2007, siete pa铆ses sudamericanos firmaron el acta fundacional del Banco del Sur, proyectando para enero de 2008 la Tercera Cumbre de UnaSur. All铆 se espera suscribir el Tratado Energ茅tico Sudamericano, un pacto que asegure volcar los recursos y las fuentes energ茅ticas de la regi贸n para el desenvolvimiento socioecon贸mico y la industrializaci贸n de UnaSur.
Hist贸ricamente, el Nuevo Mundo viene alimentando con sus riquezas naturales y sus recursos econ贸micos, la acumulaci贸n primitiva del capital europeo primero, su desarrollo capitalista, estabilidad social y nivel de vida, despu茅s. En Europa, bienestar social, tecnolog铆a, industrializaci贸n y autonom铆a energ茅tica (o suministro continuo y barato) fueron las fuerzas centr铆petas que cimentaron sus nacionalidades constitutivas. Primitivismo agrario, nulo desarrollo de las fuerzas productivas, estallidos sociales recurrentes en Am茅rica latina, las fuerzas centr铆fugas de su balcanizaci贸n. De esta suerte, los 煤ltimos siglos vieron emerger a las potencias europeas, y su evoluci贸n natural, la Uni贸n Europea. Tambi茅n vieron partirse en mil pedazos a la naci贸n latinoamericana, a la vez que empantanarse y neoliberalizarse su 煤nico y concreto esfuerzo integrador: el Mercosur.
Pero una nueva generaci贸n de unificadores surca la Am茅rica latina, por dem谩s coincidentes y resueltos a ejecutar los pasos cr铆ticos en la conformaci贸n de cualquier naci贸n o bloque de naciones. Usualmente se le atribuye a la creaci贸n de la Comunidad Europea del Carb贸n y del Acero en 1951, el origen de la Comunidad Econ贸mica Europea. Cierto, aunque incompleto, puesto que se omite el papel aglutinador de otras dos entidades fundadas pocos a帽os despu茅s: la Comunidad Europea de la Energ铆a Nuclear y la Unidad Monetaria y Econ贸mica Europea. La potestad sobre su econom铆a y financiamiento, una moneda propia, la industrializaci贸n y la provisi贸n permanente y confiable de energ铆a fueron las fuerzas motoras de su unidad y aquellas que lograron su cohesi贸n y supervivencia en el tiempo. Truncos desde la muerte de Bol铆var, la Sudam茅rica del siglo XXI retoma las mismas fuerzas aglutinantes, los 煤nicos factores capaces de desarrollar sus escasas y desiguales fuerzas productivas. El coraz贸n de UnaSur es la energ铆a; la ideolog铆a com煤n unificadora, su materia gris; las piernas y los brazos, el Banco del Sur.
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