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Domingo, 9 de marzo de 2008
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Nota de tapa

Adolecer de...

Por Roberto Navarro

Uno de cada tres desocupados es joven. Para el Ministerio de Trabajo, en esa categor铆a califican las personas de entre 18 y 24 a帽os. De acuerdo con datos de la cartera laboral a los que tuvo acceso Cash, a pesar de que tanto el gobierno nacional como el de la provincia de Buenos Aires empiezan a encarar planes espec铆ficos para solucionar el problema, la desocupaci贸n en ese segmento alcanza el 21,6 por ciento, casi el triple que el nivel general de la poblaci贸n econ贸micamente activa. La situaci贸n de las mujeres es mucho peor, con un impresionante desempleo del 31 por ciento, mientras que en los varones alcanza el 19. Seg煤n los especialistas consultados por este suplemento, la principal raz贸n de ese cuadro social preocupante es la baja preparaci贸n educacional, tanto de los que no terminaron la secundaria como de los que la finalizaron en una instituci贸n situada en una zona poblada por clase media baja o baja. Adem谩s, por los baj铆simos salarios que se ofrecen a estos j贸venes.

El 61,3 por ciento de los j贸venes que tienen trabajo est谩 en negro. La mayor铆a de los que sufren ese estado se encuentra dentro del 30 por ciento m谩s pobre de la poblaci贸n. Pero ah铆 no termina el problema: los j贸venes de entre 18 y 24 son el 煤nico segmento en el que la desigualdad sigue creciendo, en vez de disminuir. En la clase alta y media alta el panorama mejora constantemente, tanto que, a煤n con la carga de la inmensa mayor铆a a los que les va mal, el empleo pleno 鈥揵ien pago y en blanco鈥 ya alcanza en esta franja de edad el 26 por ciento, una cifra similar al nivel general.

Foto: Gustavo Mujica

鈥淟os muchachos y chicas que no est谩n consiguiendo trabajo tienen una muy baja habilidad laboral, est谩n mal formados. En muchos casos no finalizaron la secundaria, pero hay much铆simos que s铆 la terminaron, pero igual no est谩n preparados para trabajar, porque su nivel educacional es precario鈥, explic贸 a Cash Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires. Y agreg贸: 鈥淟uego de tantos a帽os de desocupaci贸n, se ha instalado la idea de que no existe un futuro para ellos: no tienen en la cabeza la idea del ascenso social. Por eso cuando consiguen un empleo lo toman como temporal y desarrollan sus tareas con escaso entusiasmo. As铆, viven pasando de trabajo en trabajo. Se trata de empleos de baja calidad y magros salarios鈥, complet贸 Arroyo. Seg煤n un relevamiento realizado por Cash, muchos j贸venes consiguen trabajos de medio tiempo cuyos salario apenas les alcanza para pagarse los gastos de viaje y algo para comer. Adem谩s para tener un trabajo tienen que comprarse ropa adecuada. Un informe de la consultora Equis de Artemio L贸pez destaca que la desocupaci贸n entre j贸venes el la provincia de Buenos Aires supera el promedio pa铆s, llegando al 24,4 por ciento.

Entre los j贸venes la desocupaci贸n sigue en los niveles de los noventa. Y las empresas mantienen con ellos la misma conducta que en esa 茅poca: les pagan lo menos posible. 鈥淓n los 煤ltimos tres a帽os se triplicaron las pasant铆as entre los estudiantes o reci茅n egresados. Trabajan en condiciones miserables y sin ning煤n tipo de seguridad laboral鈥, se帽al贸 a Cash Cristian Henkel, presidente de la Fuba. Otro dato revelador de la forma en que son tratados los j贸venes es que el promedio salarial de los que trabajan en blanco es de 798 pesos, contra 1280 de promedio general. Seg煤n la consultora Equis, los que peor la pasan son los que trabajan en el noroeste argentino, en donde el 78 por ciento est谩 en negro, y en el noreste, regi贸n en la que el 76,6 por ciento se desempe帽a en un empleo no registrado.

鈥淓l problema es mucho peor que lo que sugieren las cifras del Indec鈥, advirti贸 a Cash Agust铆n Salvia, soci贸logo del Instituto Gino Germani de la UBA. 鈥淎l 21,6 por ciento de muchachos desocupados hay que sumarle un 15 por ciento de j贸venes trabajadores indigentes, como son los cartoneros, limpiavidrios, vendedores ambulantes y hasta mendigos, que se dicen ocupados, pero no los son. Por otra parte est谩n las madres j贸venes que figuran como inactivas porque no pueden salir a buscar trabajo porque no tienen guarder铆as que les cuiden los chicos. Si se suman esos 铆tem, la desocupaci贸n juvenil ronda el 40 por ciento, lo que es una barbaridad鈥, concluy贸.

En los 煤ltimos cinco a帽os la desocupaci贸n cay贸 del 27,0 por ciento al 7,5 por ciento. Sin embargo, y a pesar de que se est谩n encarando planes para enfrentar el problema, el tema sigue sin resolverse. En una cuesti贸n compleja como el desempleo juvenil las razones son m煤ltiples. Seg煤n una reciente encuesta de 600 casos en la provincia de Buenos Aires realizada por la Universidad Cat贸lica, el nivel socioecon贸mico es determinante a la hora de conseguir un conchabo. En el relevamiento se comprob贸 que ante id茅nticas credenciales educativas, por ejemplo secundaria completa, los j贸venes de clase media y media alta tienen un 35 por ciento de posibilidades de conseguir un empleo pleno (bien pago y en blanco). En cambio, los muchachos y chicas de entre 18 y 24 a帽os de clase baja con el mismo estudio s贸lo tienen un 12 por ciento de posibilidades de acceder a ese mismo puesto. Se trata 鈥揺xplica el informe鈥 de un problema de cultura de la pobreza, de contactos personales y de c贸digos comunicacionales. Cuando se le pregunta a un joven de buena posici贸n socioecon贸mica c贸mo consigui贸 su trabajo, en la mayor铆a de los casos contesta: 鈥淧or contactos鈥. En cambio los m谩s pobres responden: 鈥淢e llev贸 un amigo鈥.

A pesar de todo, el empleo juvenil creci贸 del 29,5 por ciento en 2003 al 34,5 por ciento en 2007. Para que el promedio general se haya incrementado de tal manera el segmento socioecon贸mico m谩s alto registr贸 un salto muy importante para equilibrar el resto. Seg煤n datos del Instituto Gino Germani, en base a datos del Indec, el empleo pleno en los j贸venes es del 26 por ciento, similar al promedio general. La cuesti贸n es que est谩 concentrado en las capas medias y medias altas de la sociedad, lo que ensancha la brecha social y promete replicar un modelo social injusto para el futuro.

Aunque los j贸venes de clases acomodadas y medias parecen tener un futuro venturoso, los especialistas afirman que muchos de ellos tambi茅n corren peligro. Lo que est谩 ocurriendo es que la mayor铆a de ellos estudian carreras que son m铆nimamente demandadas y pocos siguen estudios que est谩n siendo pedidos con urgencia por las empresas. En 2007 el 30 por ciento de las inscripciones correspondieron a medicina, abogac铆a y psicolog铆a. S贸lo el 2,3 por ciento se anot贸 en ingenier铆a inform谩tica, el 0,9 por ciento en ingenier铆a industrial, el 0,7 por ciento en ingenier铆a electr贸nica, el 0,6 por ciento en ingenier铆a mec谩nica y el 0,3 en sistemas de informaci贸n. Muchos j贸venes seguir谩n la carrera por su vocaci贸n, pero seguramente habr谩 otros tantos, al menos, que actuar谩n desinformados. Las carreras mencionadas refieren, en el caso de la inform谩tica, a un rubro con pleno empleo que est谩 tomando a estudiantes en su segundo a帽o de carrera con salarios alt铆simos; en el rubro de ingenieros industriales y mec谩nicos tienen trabajo en la industria de mayor desarrollo y una de las que mejor pagan del pa铆s: la automotriz.

Quiz谩s el mayor logro en el 谩mbito sociolaboral de la administraci贸n Kirchner haya sido la reducci贸n del desempleo. Pero la precaria situaci贸n de los j贸venes es una asignatura pendiente, que reci茅n se empieza a encarar. El 10 de enero 煤ltimo se lanz贸 el Plan Nacional de Apoyo y Capacitaci贸n. Y dos meses despu茅s apenas comenz贸 a ejecutarse en Tucum谩n y San Juan con 4 mil j贸venes. Lo mismo ocurri贸 en la provincia de Buenos Aires, territorio en el que reci茅n ahora se lanza un plan para encarar el tema. Fueron las organizaciones sociales las grandes contenedoras de los muchachos y muchachas desocupados de los a帽os duros y no el Estado. En pa铆ses como Dinamarca, Australia, Holanda, Nueva Zelanda e Inglaterra, entre otros, se encararon pol铆ticas de largo plazo que consiguieron igualar la tasa de desocupaci贸n de los j贸venes con la general.

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