Los indicadores m谩s utilizados para medir el grado de equidad y/o desigualdad social son el Indice Gini y la distribuci贸n funcional del ingreso. Ese indice 鈥揷reaci贸n de un estad铆stico italiano鈥 calcula un coeficiente que var铆a entre cero y uno. El valor cero (0) representa la perfecta igualdad y el coeficiente uno (1) refleja una desigualdad extrema. Se suele hablar de situaciones de desigualdad cuando los valores oscilan entre 0,40 y 0,60. Por encima de 0,60, el 铆ndice expresa una distribuci贸n gravemente inequitativa. A mediados de los 鈥80, la Argentina ten铆a un Gini cercano a 0,40. En el 2003, las sucesivas crisis econ贸micas elevaron el indicador hasta 0,537. Actualmente, las 煤ltimas mediciones oficiales lo ubican en 0,49.
En cambio, la distribuci贸n funcional del ingreso representa la participaci贸n de la masa salarial en el PIB. En 2002, de acuerdo a datos oficiales, los trabajadores se apropiaban el 34,6 por ciento de la torta. En la actualidad, los registros se帽alan que el porcentaje subi贸 al 41,3.
Tanto el Indice Gini como la distribuci贸n funcional del ingreso son datos relevantes para evaluar el grado de cohesi贸n social. Algunas veces, los dirigentes pol铆ticos utilizan indistintamente uno u otro indicador para aludir a los resultados distributivos del crecimiento econ贸mico. La realidad es que no s贸lo miden cosas distintas, sino que adem谩s pueden no ir de la mano. Es decir, la mejora de uno no necesariamente se refleja en la evoluci贸n del otro.
En el blog de econom铆a 鈥淒atos Duros鈥, el blogger se pregunta sobre la relaci贸n existente entre ambos indicadores. En ese sentido realiza un interesante repaso de c贸mo fueron evolucionando las cifras en los 煤ltimos 13 a帽os. Por ejemplo, se puntualiza que entre 1994 y 1996 disminuye sustancialmente la participaci贸n de los trabajadores en la apropiaci贸n de la renta y, simult谩neamente, la desigualdad desciende levemente. En cambio, el per铆odo 1996-2001 se caracteriza por el aumento de la participaci贸n de los trabajadores y un fuerte aumento de la desigualdad. Entre 2001 y 2002, la porci贸n de la torta se achica violentamente y la desigualdad se profundiza. Es decir, la idea de que una mayor participaci贸n de los asalariados en el PBI se traduce necesariamente en una menor desigualdad de ingresos no se corresponde con la realidad. Como se se帽ala en el trabajo: 鈥淧odemos tener una alta participaci贸n de la masa salarial en el PBI, pero muy desigualmente repartida al interior de los trabajadores鈥.
En ese interesante blog se sostiene que 鈥渆l ciclo econ贸mico que se inicia luego de la devaluaci贸n, y a partir de la gesti贸n Kirchner, evidencia una fuerte asociaci贸n que registra la disminuci贸n de la desigualdad junto al aumento del peso en el PBI de la remuneraci贸n al trabajo asalariado, revelando un impacto en el mercado de trabajo y en la din谩mica de los ingresos que se diferencia notoriamente de ciclos anteriores鈥. No todos coinciden con esta mirada. En lo que respecta a la evoluci贸n de la distribuci贸n funcional del ingreso, el diputado Claudio Lozano relativiza los n煤meros oficiales.
En un reciente trabajo, preparado en ocasi贸n del encuentro entre la CTA y la presidenta Cristina Fern谩ndez de Kirchner, Lozano sostiene que 鈥渓os datos del Indec sobre distribuci贸n funcional del ingreso no son comparables con las series hist贸ricas. Cualquier intento de decir que la participaci贸n del 41 por ciento es comparable con la vigente en el primer peronismo (50 por ciento) falta a la verdad. Una de las claves de las diferencias es el modo en que se mide el PBI. Si se lo presenta a precios corrientes, la participaci贸n de los asalariados es del 23 por ciento para el a帽o 2007. A帽o en el que, al igual que con la pobreza, el empleo y los salarios, se observa una tendencia a la 鈥榚sterilizaci贸n鈥 de los efectos positivos que el crecimiento podr铆a tener sobre los ingresos. Por ende, la participaci贸n en los ingresos que ven铆a subiendo desde el 2004, desciende respecto al 2006鈥.
En s铆ntesis, m谩s all谩 de las diferentes miradas sobre las tendencias redistributivas del modelo actual, la dirigencia oficialista y opositora coincide en el diagn贸stico: la necesidad de seguir avanzando para construir una sociedad m谩s equitativa. Los acuerdos se diluyen cuando se discute cu谩les deber铆an ser las estrategias para cambiar esa realidad.
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