Los argumentos del Gobierno para justificar la ahora derogada Resoluci贸n 125 que implement贸 las retenciones m贸viles fueron para desacoplar los precios internos de la suba de los commodities a nivel internacional, redistribuir los ingresos producidos por ese incremento y evitar el aumento de la sojizaci贸n del campo. Ca铆da la resoluci贸n, si no se toman medidas alternativas, resulta factible que al subir el precio neto de exportaci贸n de granos tambi茅n se incrementen los precios de sus derivados: una parte importante de los alimentos. Tambi茅n es probable que m谩s productores elijan sembrar soja en detrimento de otros cultivos. Y, obviamente, el incremento fiscal que el Ejecutivo promet铆a redistribuir no existir谩. Por otra parte, en los m谩s de cuatro meses que dur贸 el conflicto disminuyeron los dep贸sitos bancarios privados, se redujeron las l铆neas de cr茅dito disponibles, subieron las tasas de inter茅s, bajaron las reservas, retrocedi贸 la paridad cambiaria, se contrajo el consumo y, fundamentalmente, hubo un fuerte cambio en la expectativas de los agentes econ贸micos y, principalmente, de los consumidores. A eso se suma una din谩mica de alza de precios que ven铆a desde principios de 2007. Cash consult贸 a seis economistas con distintos enfoques sobre lo que viene luego del conflicto con el sector del campo privilegiado. Las tres preguntas puntuales fueron:
驴Con qu茅 nuevo esquema se deber铆a reemplazar la resoluci贸n 125?
驴Qu茅 medidas econ贸micas habr铆a que implementar en la actual coyuntura?
驴Cu谩les deber铆an ser las medidas a tomar para definir un rumbo en el largo plazo?
Javier Lindenboim
Economista del Plan F茅nix
Atender la protecci贸n de los consumos internos es crucial. Sin embargo, la b煤squeda de opciones a la estrategia basada en la Resoluci贸n 125 no puede omitir que hasta su aparici贸n exist铆a una intervenci贸n estatal fuerte cuyo ejemplo podr铆a verse en los derechos de exportaci贸n de la soja, fijados desde noviembre 煤ltimo en 35 por ciento. Es decir, la protecci贸n del mercado interno ya exist铆a. Por otra parte, no existen dudas acerca de que las tensiones inflacionarias han precedido al conflicto y, por tanto, enfrentarlas parece que puede concretarse m谩s all谩 de los mecanismos arancelarios a redefinir. En varios de los proyectos alternativos abundan opciones mejoradoras, cuya aceptaci贸n por los sectores rurales debe ser objeto de una nueva deliberaci贸n, en la que se ratifique el papel del Estado en la conducci贸n econ贸mica.
Los inconvenientes del proceso econ贸mico no nacieron en este cuatrimestre. Habr谩 de ser admitido por el Gobierno que la cuesti贸n inflacionaria existe y debe ser atendida de manera sistem谩tica. Claro que ello requiere cambiar dr谩sticamente la convicci贸n de que los indicadores econ贸micos y sociales no s贸lo pueden manipularse a voluntad sino que el resultado de tal comportamiento es lo que representa a la realidad misma. De all铆 en m谩s ser谩 imperioso un accionar pol铆tico firme para impedir que los sectores concentrados impongan precios y condiciones monop贸licas con f贸rmulas de efectivo consenso.
La devaluaci贸n implic贸 la revitalizaci贸n de la industria y de muchas otras actividades. El mayor tipo de cambio y la creciente demanda de productos agr铆colas dinamizaron no s贸lo al campo sino a otros sectores como la construcci贸n. Pero en este quinquenio no termin贸 de definirse en qu茅 direcci贸n se aspira a que se oriente la econom铆a ni sobre qu茅 bases efectivas eso se viabiliza a partir de un cambio en el esquema distributivo. El salario recuper贸 hasta 2006 parte de lo perdido con la crisis en el 鈥渞eparto de la torta鈥 pero hay fuertes indicios de que en el 煤ltimo a帽o y medio esa recuperaci贸n se ha detenido, lo que se expresar铆a en una incidencia de la pobreza muy superior a la err贸neamente anunciada. La aplicaci贸n de los grandes avances en materia de productividad a favor de los trabajadores no ha sido incluida todav铆a como tema de debate del Consejo del Salario. Un plan plurianual que incluya una profunda reforma fiscal, una sustancial y racional modificaci贸n en la pol铆tica de subsidios, y una efectiva formulaci贸n de un plan de obras de infraestructura que excluya propuestas fara贸nicas y un replanteo a fondo de la pol铆tica energ茅tica, entre otras cuestiones relevantes, requieren acuerdos pol铆ticos en serio.
Guillermo Wierzba
Director del Cefid-ar
El esquema de retenciones m贸viles debe ser sostenido. Es la herramienta para una pol铆tica econ贸mica con tipo de cambio competitivo, habiendo un sector que percibe rentas extraordinarias en un contexto de alza de precios internacionales. Uno de los saldos del debate parlamentario fue que distintos proyectos finalizaron con propuestas que, formalmente, reconoc铆an la validez del instrumento. Una cuesti贸n a debatir, para ampliar el consenso con los contenidos medulares del proyecto aprobado por los diputados y rechazado por los senadores, es un reordenamiento de las compensaciones que permita avanzar hacia el objetivo de des-sojizaci贸n, fomentando la producci贸n agropecuaria diversificada y racional. Un tema no menor surgido en el debate es la evasi贸n fiscal y previsional del sector, siendo una necesidad la intensificaci贸n del control tributario. Si este proceso implica una merma en las tasas de las retenciones m贸viles, deber铆an acompa帽arse con medidas de administraci贸n de precios que garanticen el desacople de los precios internos respecto de los internacionales, evitando la carest铆a de los bienes-salario; y de cuotificaciones, cuando sea necesario abastecer el consumo interno.
Resulta necesario adoptar una serie de acciones que implican la reafirmaci贸n del paradigma productivista. Los objetivos deber铆an ser el sostenimiento y mejoramiento de la competitividad de la econom铆a y la defensa de los ingresos de los sectores populares. Las acciones a emprenderse apuntar铆an a sostener el crecimiento, articuladamente con el control de la inflaci贸n. Debe evitarse la apreciaci贸n cambiaria y revertirse la surgida de las condiciones generadas por el lockout. Habr铆a que motorizar una m谩s audaz pol铆tica de ingresos mediante un acuerdo de precios y salarios con una inicial recomposici贸n de los ingresos fijos, que recupere las p茅rdidas originadas en las subas de precios provocadas por los cortes de rutas y el desabastecimiento. La movilidad de las jubilaciones y la asignaci贸n universal por hijo son iniciativas a incluir en estos t贸picos.
Tres temas estructurales resultan clave. Resolver el financiamiento del desarrollo, realizar reformas tributarias progresivas y el planeamiento estrat茅gico sustentado en la definici贸n p煤blica del dise帽o de largo plazo de la econom铆a. La generaci贸n de la institucionalidad para pr茅stamos de inversi贸n con sectores-objetivo priorizados conllevar谩 un crecimiento de la oferta y un aumento de la cantidad y la calidad del empleo. La implementaci贸n del impuesto a la renta financiera y un mayor peso en la estructura tributaria de ganancias, patrimonios y rentas en general resultar谩n decisivos en las pol铆ticas de orden distributivo.
Eduardo Luis Curia
Economista
La obstinaci贸n, respecto de las retenciones m贸viles, en evitar negociar la moderaci贸n de la 鈥減endiente鈥 de la curva de al铆cuotas de las mismas llev贸, pr谩cticamente, a perder la curva misma; o sea, a un instrumento v谩lido en su n煤cleo. Se trasunta, adem谩s, de cara a encarar un nuevo proyecto al respecto, incluido cualquier otro intento de captaci贸n expeditiva de recursos, un mayor grado de fatiga colectiva, lo que no cabe dejar de computar.
El pensar en una recomposici贸n de las pol铆ticas de corto y de largo plazo exige atender a dos condiciones cruciales: a) que con motivo de los acontecimientos recientes y de varios aspectos de arrastre, el margen de maniobra en el plano pol铆tico de las autoridades se afin贸 sensiblemente, aunque no se anul贸, y, b) que lo que viene gravitando en lo econ贸mico, incluso desde antes del conflicto agropecuario 鈥撁﹕te s贸lo agudiz贸 las cosas鈥, es un notorio deterioro del rumbo af铆n al modelo competitivo productivo, al que, hoy por hoy, cuesta reconocer. 鈥淩ecomponer鈥 significar铆a retomar, con conciencia del lapso transcurrido, el enfoque que ya se debi贸 aplicar antes para la sinton铆a del modelo. En lo inmediato, urge la ordenaci贸n, en su perspectiva, de la pol铆tica de ingresos, poniendo en caja la absurda puja de precios y salarios en boga, para lo que resta de 2008 鈥揳lgo inviable sin auxiliar la escasa credibilidad del 铆ndice de precios oficial鈥, proyect谩ndola asimismo para el 2009. Se debe asegurar, tambi茅n, una m铆nima consolidaci贸n en el frente fiscal para este a帽o, profundizable de cara al 2009. Todo esto significa tomar en serio de una buena vez el tema de la inflaci贸n, m谩s all谩 de secuencias de tipo 鈥渟errucho鈥, como las que parece estamos viviendo, m谩s all谩 de la tentaci贸n ortodoxa de soliviantar las tasas de inter茅s y de postrar el tipo de cambio. Por ende, asumamos al respecto, metas bianuales de inflaci贸n, de sesgo descendente.
El quid para la visual m谩s larga, si se da por hecho lo anterior, es retomar el eje estrat茅gico 鈥搚 consolidarlo en las expectativas鈥 del tipo de cambio competitivo sostenible, pilar del gran 茅xito de estos cinco a帽os, y que ha venido pulveriz谩ndose. Hay que tender a una pol铆tica f谩ctica de crawling peg, saliendo lo m谩s r谩pido que sea factible de la morbosa dupla inherente a este tramo, de tasas al alza y de cambio declinante. Con condiciones tanto m谩s arduas que antes, la opci贸n, empero, sigue siendo sencilla: o ratificamos en serio el modelo que respald贸 el 茅xito, sobre todo en los hechos, y as铆 se podr谩 recuperar aire pol铆tico, o consumamos el apartamiento del modelo, como no pocos ya lo est谩n reclamando. En ese caso, habr谩 que atenerse a las nefastas implicancias del asunto.
Ricardo Delgado
Ecolatina
El intento por recomponer la caja fiscal a trav茅s de una suba en las retenciones a los granos ha fracasado. Ahora, se necesita creatividad para mejorar la posici贸n de las cuentas p煤blicas y fortalecer este pilar b谩sico del modelo. Los derechos de exportaci贸n son un instrumento adecuado de pol铆tica econ贸mica, necesario para desacoplar los precios locales de los internacionales, y obviamente tambi茅n para obtener recursos tributarios. Pero al铆cuotas que superan el 40 por ciento desalientan la inversi贸n, la variable central a recomponer en esta nueva etapa.
La crisis pol铆tica generada desde marzo con el conflicto agropecuario profundiz贸 el deterioro general de expectativas que ven铆a d谩ndose desde finales de 2007 a partir de una evidente aceleraci贸n en la inflaci贸n. Esos son los desaf铆os, obviamente vinculados, de corto plazo: recomponer expectativas (un t铆pico problema keynesiano) y reducir la inflaci贸n. Ninguna pol铆tica econ贸mica puede ser consistente si los precios aumentan al 28 por ciento anual. La inflaci贸n destruye el poder adquisitivo, enfr铆a la demanda, afecta el empleo y le pega a los pilares centrales del modelo: tipo de cambio real, cuentas fiscales y saldo comercial. Una se帽al contundente ser铆a la puesta en marcha de un programa integral de estabilizaci贸n de precios. El plan debe incluir medidas fiscales, monetarias y cambiarias, un nuevo esquema de tarifas e inversiones en servicios p煤blicos y un esquema de coordinaci贸n salarial y de ingresos en donde se contemplen cuestiones de productividad.
El Gobierno debe retomar de inmediato el curso de la pol铆tica econ贸mica. Es central que se recupere la inversi贸n, y r谩pido, para que el modelo vuelva a ser productivo y no tan sesgado a los servicios como en los dos 煤ltimos a帽os. En la foto, la inversi贸n est谩 en un m谩ximo hist贸rico. Pero esta foto ahora no alcanza: estos niveles de inversi贸n son insuficientes para asegurar un crecimiento de 5 por ciento anual con baja inflaci贸n y por largo tiempo. Pero, adem谩s, la inversi贸n es la 煤nica manera de cerrar la brecha entre oferta y demanda internas, que ha venido creciendo a trav茅s del consumo y el gasto p煤blico a tasas no sustentables dentro de este esquema en los dos 煤ltimos a帽os. La brecha puede cerrarse de dos maneras: enfriando la econom铆a, como sucede ahora, por la inflaci贸n, o aumentando la oferta. La deuda con el Club de Par铆s debe ser cancelada. Las condiciones est谩n dadas para que seamos una gran factor铆a de alimentos para el mundo, y no s贸lo de granos o carnes. Los precios relativos todav铆a dan margen para que haya inversiones en el procesamiento de alimentos, en biotecnolog铆a aplicada al sector, en desarrollo gen茅tico.
Rogelio Frigerio
Econom铆a & Regiones
La coyuntura macroecon贸mica de los 煤ltimos cien d铆as ha estado signada por la crisis del campo. La discusi贸n por una resoluci贸n ministerial que afectaba la rentabilidad de un sector clave se convirti贸, mal manejada, en un problema que pr谩cticamente paraliz贸 las decisiones de inversi贸n. En noviembre pasado, con la 煤ltima medida del saliente gobierno de N茅stor Kirchner, el campo ya hab铆a digerido el mal trago que represent贸 la suba del 30 por ciento en las retenciones. En lugar de pensar en c贸mo incentivar la producci贸n para poder responder a la creciente demanda mundial de alimentos, se gener贸 un clima de incertidumbre que, hasta el mi茅rcoles, condicionaba fuertemente las decisiones de la pr贸xima cosecha. Todas las pol铆ticas que afectan al campo, como las retenciones a las exportaciones agropecuarias, concentran los ingresos en los gobiernos centrales y en las grandes urbes, afectando a las econom铆as regionales y a los pueblos del interior. Hay que dejar a un lado cualquier plan que tenga que ver con un aumento en las retenciones y pensar en c贸mo producir m谩s.
Durante los 煤ltimos meses la coyuntura econ贸mica y financiera internacional ha cambiado notablemente. La inflaci贸n mundial se ha acelerado, mientras que el precio de los commodities en d贸lares ha subido vigorosamente. Paralelamente, las principales econom铆as del mundo atraviesan momentos muy dif铆ciles. En este marco, pretender compensar la p茅rdida de competitividad-precio que se produjo en los 煤ltimos tiempos mediante devaluaciones nominales del tipo de cambio, lejos de conseguir el resultado buscado, provocar铆a mas inflaci贸n y, por ende, una mayor revaluaci贸n del peso. Hoy en d铆a, la manera m谩s efectiva de evitar la erosi贸n de la competitividad real de nuestras exportaciones es abocarse a combatir las causas que provocan el crecimiento sostenido de los precios y ejecutar una pol铆tica antiinflacionaria m谩s consistente que la actual.
La idea original en la concepci贸n del actual modelo econ贸mico fue brindar protecci贸n a la industria local e incentivos a los exportadores, sosteniendo durante el mayor tiempo posible una moneda devaluada. Mientras tanto, la econom铆a deb铆a generar su propia competitividad sist茅mica, que permitir铆a compensar, en el futuro, la inevitable apreciaci贸n del peso en una econom铆a en permanente expansi贸n. Sin embargo, luego de cinco a帽os seguidos de crecimiento, es evidente que nuestra econom铆a precisa a煤n por m谩s tiempo el resguardo de un d贸lar alto. Sin embargo, como consecuencia de la inflaci贸n real que se viene acumulando desde la devaluaci贸n, el peso se ha apreciado de manera significativa frente al d贸lar. Sin duda, adem谩s de tender a una inflaci贸n razonable, se debe apuntar a dotar de competitividad a la econom铆a m谩s all谩 del tipo de cambio.
H茅ctor Walter Valle
Director de FIDE
Si el objetivo principal de la pol铆tica econ贸mica es el desarrollo con equidad, la prioridad pasa por mejorar dr谩sticamente la distribuci贸n del ingreso. A tal fin, las retenciones constituyen solamente uno entre todos los instrumentos que se pueden adoptar. Pero estamos frente a una buena ocasi贸n para avanzar hacia una reforma tributaria integral, de car谩cter progresista, que entre otras cosas reimplante el impuesto a la herencia y a las utilidades financieras del sector privado, revise los esquemas de subsidios indiscriminados, ataque la evasi贸n, elimine la pr谩ctica de las 鈥渄eclaraciones juradas鈥 y proceda a la revaluaci贸n integral de las propiedades rurales en funci贸n de los actuales valores de la tierra. Ahora bien, ello no supone archivar el criterio de la movilidad para las retenciones como parte del mismo paquete instrumental. Es necesario combinarlo con una eficiente planificaci贸n del uso diferencial de las mismas, por ejemplo, seg煤n tipo de producto, tama帽o de la explotaci贸n, localizaci贸n geogr谩fica y est铆mulos derivados hacia la industrializaci贸n.
Es previsible que durante el tercer trimestre del a帽o se sufran los efectos negativos del lockout. Pero existen condiciones favorables para que el a帽o termine positivamente, recuper谩ndose la fase expansiva tanto en el comercio internacional como el mercado interno. Me atrevo a apostar a que todav铆a es viable crecer a una tasa cercana al 8 por ciento anual. Para ello es necesario establecer una correlaci贸n de precios favorables a la producci贸n, algo que actualmente se haya distorsionado por la revaluaci贸n del peso. Ello requiere volver a la vigencia de un tipo de cambio real competitivo, estimular el gasto en los sectores de menores ingresos, por ejemplo una decisi贸n inmediata debe ser la universalizaci贸n de la asignaci贸n por hijo, y fortalecer los planes de inversi贸n p煤blica. Por lo que hace a la privada, la experiencia del Banco Naci贸n esta mostrando que, con condiciones atractivas, las pymes est谩n dispuestas a invertir. Adem谩s, deben revisarse los subsidios indiscriminados que benefician a los sectores de mayores ingresos y generar datos estad铆sticos confiables.
Donde mejor le ha ido al Gobierno fue en los espacios en que rompi贸 con las instituciones de los noventa. Esa definici贸n 鈥減r谩ctica鈥 permite seleccionar las estrategias y acciones de largo plazo que se encuentran pendientes si queremos un desarrollo con equidad: reforma tributaria; nuevo r茅gimen financiero; plan de inversi贸n p煤blica; pol铆tica de ingresos sustentable; programa para el desarrollo productivo integral en el marco del Mercosur; dise帽o de una estrategia a mediano plazo para atender la deuda p煤blica.
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