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Domingo, 23 de noviembre de 2008
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Finanzas > Recuperacion de reservas, dolar controlado y preocupacion por Brasil

Mirando al vecino

La situación financiera brasileña inquieta al BC y a operadores de la city local. Con el mercado cambiario controlado, la atención mudó a la situación del real y a la fuga de capitales en Brasil.

Por Pablo Simian
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Con pocos negocios en el recinto bursátil, los operadores están atentos a la evolución de la economía brasileña.

Martín Redrado no pasó ni una sola vez en la semana por la mesa de operaciones del Banco Central. Ese dato es la muestra del clima de tranquilidad que se vivió en el microcentro, donde el dólar cerró a 3,35 pesos por unidad en el mercado minorista. Hace apenas algunos días, cuando el billete verde llegó a cotizar 3,40 pesos, el presidente del Central pasaba buena parte de la rueda pegado a los monitores que mostraban la evolución del precio mayorista del dólar.

La calle Sarmiento, que concentra la mayor cantidad de bancos y casas de cambio, lució desolada: pocos clientes comprando dólares. El volumen de negocios mayoristas continuó por debajo de la media, con montos cercanos a los 400 millones de dólares diarios. En ese contexto, el BC aprovechó para recuperar parte de las reservas que tuvo que vender en los momentos de tensión y absorbió con fluidez la oferta de divisas de los exportadores. Según informaron desde esa entidad, en promedio compró unos 60 millones de dólares en cada una de las jornadas posteriores a la supresión de las maniobras especulativas que se montaban desde las mesas de cambio de algunos bancos. En ese sentido, un operador señaló que “muchos clientes dejaron de hacer operaciones en el mercado oficial y eligen operar con el dólar paralelo para evitar los controles de la AFIP”.

Al respecto, Cash accedió a una nota que el titular del organismo recaudador, Claudio Moroni, remitió a Redrado, en la que expresa que a partir de la información de operaciones cambiarias superiores a 100.000 dólares “se observaron personas físicas y jurídicas cuya situación fiscal no resulta compatible con los montos operados, entre los que se encuentran sujetos no registrados como contribuyentes o de reciente inscripción, monotributistas, contribuyentes presuntamente apócrifos y/o sin presentación de declaraciones juradas de los impuestos a las ganancias y/o sobre los bienes personales”. La nota alude a algunas maniobras que el Banco Central tiene bajo análisis y en las que los clientes no serían los únicos en infracción, sino que además existiría connivencia de las entidades que vendieron los dólares. En esa línea, Moroni refiere en la misiva a “la interposición de contribuyentes materialmente inexistentes”, lo que podría traducirse como la utilización de empresas fantasma para adquirir moneda extranjera, por lo que muchas de esas operaciones serían calificadas como sospechosas en materia de lavado de dinero.

Con el dólar planchado en la plaza doméstica, las miradas en el Gobierno apuntan a la delicada situación de Brasil. La banca central de ese país informó que la fuga de capitales desde el estallido de la crisis financiera internacional superó los 13.000 millones de dólares. Los analistas ajustaron al alza sus previsiones con respecto al valor que el dólar puede alcanzar para fin de año en Brasil y sitúan esa relación en 2,20 reales, un 10 por ciento más que hace tan sólo algunas semanas (el viernes cerró a 2,47). Las intervenciones del BC de Brasil, en tanto, no alcanzaron para detener la corrida. Incluso, ya son varias las voces que sostienen que como el dólar se fortalece en todo el mundo, no tiene sentido seguir perdiendo reservas para intentar evitar lo inevitable.

En ese escenario, la perspectiva de que se incremente el déficit comercial argentino genera preocupación entre los industriales locales. No obstante, algunos economistas opinan que la fuerte devaluación del real no traerá aparejada, necesariamente, una mejora en la competitividad de la industria brasileña. En ese sentido, argumentan que el brusco salto del dólar en Brasil ha instalado el germen de un proceso inflacionario que prevén se desatará en enero próximo, cuando la mayoría de las empresas tengan que reponer su stock de productos luego de las ventas de fin de año. Por otro lado, sostienen que el dólar caro está entorpeciendo la provisión de los insumos importados que integran la cadena productiva brasileña. Esos efectos negativos, justamente, son los que busca evitar Martín Redrado con la política de flotación cambiaria administrada en el mercado local.

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