En la década del ‘60, el 85 por ciento de las reservas de petróleo y gas pertenecÃan a compañÃas internacionales, un 14 por ciento estaba en manos de la Unión Soviética y apenas un 1 por ciento en poder de las compañÃas nacionales o estatales. Casi medio siglo más tarde, estas diferencias se han revertido. En la actualidad, entre las primeras veinte productoras mundiales de petróleo aparecen sólo tres compañÃas internacionales: BP (5º), Royal Dutch Shell (14º) y Total (17º). Si se analizan las mayores veinte reservas de crudo del globo, Total (17º) y la BP (19º). En materia de gas natural, el 61 por ciento de las reservas probadas están en manos de compañÃas nacionales. Las megacompañÃas petroleras propiedad del Estado se han convertido en amplias dominadoras del mercado petrolero mundial. Toda Nación interesada en acceder a nuevas reservas debe recurrir obligadamente a ellas. De aquà que los acuerdos celebrados por la Argentina con Rusia y Venezuela no sólo constituyen la profundización de un cambio estratégico en las relaciones hidrocarburÃferas del paÃs, pasando de uno exclusivamente privado-empresarial a uno progresivamente interestatal, sino que además se concretan justamente con dos de los principales actores petroleros y gasÃferos del mundo. Una decisión de alto contenido geopolÃtico, rechazada tanto por la derecha neoliberal como por la izquierda sojera. A propósito, cabe recordar que entre las mayores veinte productoras de petróleo se ubican: Pdvsa (4º), la paraestatal rusa Rosneft (11º) y la privada rusa Lukoil (12º); compañÃas que se ubican en el 5º, 11º y 12º puesto en reservas comprobadas a nivel mundial, respectivamente.
Los acuerdos firmados como los proyectados entre Enarsa, Rosneft, Lukoil y Gazprom, pueden contribuir a la seguridad energética nacional, tanto en sus aspectos geopolÃticos como en materia de diversificación de la matriz, al asegurar el suministro de hidrocarburos a través de proveedores confiables y poderosos, lo que significa el primer y obligado paso para redirigir esfuerzos hacia el desarrollo de fuentes alternativas de energÃa. Rosneft es la empresa petrolera del Estado ruso (pareja de la gigante gasÃfera Gazprom) cuya producción doméstica se prevé alcanzará unos 3 millones de barriles diarios en el corto plazo. Con ella la Argentina ha firmado sendos proyectos de asociación estratégica. Lukoil es la segunda productora privada de petróleo a nivel mundial y el décimo reservorio de petróleo. Es asimismo la compañÃa lÃder en materia de refinación en el mercado ruso, con el 19 por ciento de la capacidad refinadora total. Los acuerdos suscriptos con Enarsa abarcan los segmentos de combustibles lÃquidos, tanques almacenadores y la logÃstica para la inyección directa de combustibles en las centrales térmicas argentinas. En tanto, los acuerdos celebrados con Venezuela representan un gran respaldo a la seguridad energética argentina. Es la octava reserva gasÃfera y la tercera reserva petrolera del mundo, aunque a pasos de convertirse en la primera potencia petrolera cuando en el término de un año se haya finalizado con la certificación de reservas de la Faja del Orinoco. La alianza estratégica con Pdvsa permitirá al Estado nacional convertirse en uno de los principales proveedores de petróleo en el mercado doméstico, con una cuota promedio de aproximadamente 200 mil barriles diarios durante un mÃnimo de 25 años. En base a los cálculos de recuperación primaria del orden del 20 al 30 por ciento, los volúmenes de petróleo del bloque Ayacucho superan holgadamente las actuales reservas probables de la Argentina. Si además el Gobierno logra que la mitad de la capacidad de refinación del crudo bolivariano se realice en el paÃs, Enarsa podrÃa convertirse en un poderoso e influyente actor en el parque refinador local.
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