La difusi贸n de los resultados de un informe preliminar sobre los posibles efectos del glifosato en la salud humana agit贸 el panorama agrario. El debate todav铆a no lleg贸 a su cenit, pero cuando se mira a quienes participan de la contienda el panorama se complica: a la derecha se sientan los tradicionales defensores de los agronegocios en su vertiente 鈥渢oma todo鈥, y a la izquierda el ecologismo extremista. Claro que hay puntos medios, pero son los polos los que marcan el tono.
Es altamente probable que el grueso de quienes levantan la voz no cuenten con la suficiente informaci贸n y formaci贸n cient铆fica para discutir en qu茅 medida tal o cual compuesto qu铆mico afecta la salud humana. No importa, la ideolog铆a pone a cada quien en su lugar y suma pasi贸n.
Los defensores de los agronegocios afirman que no vacilar铆an en darse ba帽os matinales con el herbicida para probar su inocuidad. Los ecologistas creen que Monsanto, la firma que desarroll贸 el paquete tecnol贸gico de la soja resistente al glifosato, es una de las fuentes del mal planetario y que quienes emplean este paquete pertenecen a la reprochable estirpe de los envenenadores. Aceptar esta argumentaci贸n supone tambi茅n hacerlo con su componente t谩cito: si el glifosato envenena, existe entonces un Estado responsable, con su correspondiente conducci贸n, altamente ineficaz en el manejo de la salud p煤blica, pues existir铆a una verdadera falla generalizada en la cadena de control de liberaci贸n de productos al mercado.
Visto desde la econom铆a, el problema ecol贸gico de la sojizaci贸n no est谩 en el glifosato. No es verdad, como insisten los defensores de los agronegocios, que el paquete tecnol贸gico de la soja transg茅nica sea una panacea de productividad 鈥渜ue solucionar谩 los problemas de hambre en el mundo鈥. Con la vieja tecnolog铆a pueden obtenerse los mismos rindes. S铆 es verdad, en cambio, que la siembra directa entra帽a una menor degradaci贸n de los suelos y que al usar glifosato se aplica una menor cantidad de herbicidas que con la t茅cnica tradicional (no transg茅nica). Por eso, entre otras razones, producir con el paquete transg茅nico es m谩s barato y, por lo tanto, m谩s rentable. El glifosato no se usa por ser m谩s o menos venenoso sino simplemente porque cuesta menos.
Entonces, desde la econom铆a el problema de la sojizaci贸n es el monocultivo. Este monocultivo se explica por la rentabilidad relativa de la soja frente a otros cultivos que compiten por el uso del recurso tierra. Si la sojizaci贸n afecta al medio ambiente y la sojizaci贸n contin煤a aparece entonces un segundo componente t谩cito: otra falla grave de regulaci贸n. Los actores privados siempre asignar谩n sus recursos en funci贸n de las rentabilidades relativas. Si existen desequilibrios corresponde al sector p煤blico corregirlos.
El problema de las firmas semilleras, en tanto, no es que produzcan un veneno. El problema, si existe, est谩 en otro lado. En concreto: la mercantilizaci贸n de los resultados de la aplicaci贸n de la ingenier铆a gen茅tica supone la apropiaci贸n privada del germoplasma. Operar sobre el germoplasma para conseguir nuevas semillas (y acceder al diferencial de ganancia que ello permite) demanda grandes inversiones que, en general, s贸lo son asequibles para las grandes empresas. Este proceso da lugar a la aparici贸n y consolidaci贸n de un nuevo sujeto que participa de la renta agraria: las firmas del oligopolio biotecnol贸gico.
No se trata entonces de una cuesti贸n de buenos y malos, de gente que entiende y gente que no, sino de la pura l贸gica econ贸mica del 鈥渃apital tecnol贸gico鈥. Y cuando se cuestiona la l贸gica de este capital muchos se ponen muy nerviosos.
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