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Domingo, 23 de agosto de 2009
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Participaci贸n sectorial en el proceso de crecimiento econ贸mico

Trabajadores, en primera fila

El sindicalismo deber铆a comunicar con mayor fuerza en el debate por la redistribuci贸n del ingreso que fueron los asalariados quienes hicieron el mayor sacrificio para consolidar la recuperaci贸n econ贸mica desde 2002.

Por Silvia Lilian Ferro *
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Los trabajadores es el 煤nico sector que apuesta a las negociaciones en marcos institucionales como el consejo econ贸mico.

La devaluaci贸n del peso de enero de 2002 signific贸 de inmediato una p茅rdida de poder adquisitivo para el sector asalariado. Ese ajuste excedi贸 largamente el 40 por ciento por esa medida de pol铆tica econ贸mica. En t茅rminos macroecon贸micos, los efectos directos de esa estrategia implicaron una disminuci贸n de 8 puntos porcentuales de la participaci贸n de los sectores asalariados en el PBI, en un contexto de regresividad que arrastraba de d茅cadas anteriores.

La importancia de esa p茅rdida de poder adquisitivo del salario durante 2002 se intensific贸 espectacularmente debido a que la cadena agroalimentaria local traslad贸 al mercado interno los precios internacionales de materias primas y de alimentos. Esto afect贸 especialmente al asalariado urbano debido a las restricciones de producci贸n de alimentos para el autoconsumo. Y de otros bienes de consumo familiar b谩sico, como s铆 pudo darse en los sectores rurales y en poblados semirurales del interior del pa铆s.

Por ello fue la agroindustria el primer sector en captar una renta extraordinaria, ya que las diferencias de costos de producci贸n en un peso devaluado y la venta de sus productos y servicios a precios internacionales en el mismo mercado interno donde los produjo, licu贸 aun m谩s el poder adquisitivo del salario 鈥損ara los que ten铆an la suerte de tenerlo鈥 y coloc贸 en el umbral de la supervivencia a amplios colectivos de excluidos y desempleados.

Los medios de comunicaci贸n masivos reflejaron el sufrimiento de vastos sectores medios urbanos, que en el largu铆simo 2002 debieron cambiar dram谩ticamente sus pautas de consumo y de acceso a recursos educativos, sanitarios, deportivos y culturales.

El empobrecimiento abrupto de la calidad de vida del sector asalariado y de los sectores medios urbanos fue un sacrificio impuesto por las medidas macroecon贸micas y cambiarias de entonces. Estas estuvieron destinadas a generar competitividad en dos sectores econ贸micos considerados estrat茅gicos para superar la crisis econ贸mica terminal. Herencia de las pol铆ticas macroecon贸micas de la d茅cada del 鈥90.

De esta manera, se posibilit贸 que el sector agroexportador obtenga m谩rgenes de competitividad in茅ditos para generar un shock de recuperaci贸n. Este lo sacar铆a del estado ag贸nico en el que hab铆a entrado desde mediados de los 鈥90. Tambi茅n para que el ingreso de divisas proveniente de un saldo favorable en la balanza de pagos retroalimente la actividad econ贸mica del pa铆s a trav茅s de transferencias de parte de esos ingresos a los sectores en emergencia social.

Asimismo, el sector industrial reactiv贸 su capacidad productiva e increment贸 el hasta entonces exiguo uso de su capacidad instalada, que hab铆a declinado hasta tocar un hist贸rico piso m铆nimo. A la aplicaci贸n de precios internacionales a bienes y servicios de consumo masivo y directo en el mercado interno, por parte de este sector, hay que sumarle las transferencias estatales de recursos v铆a medidas tributarias muy flexibles y subsidios de promoci贸n e incentivos de la actividad industrial.

Pero hay diferencias muy significativas entre los sectores industriales puros, agroindustriales y los netamente agroexportadores si se toman en cuenta los niveles de reparaci贸n econ贸mica y de 鈥渄evoluci贸n de gentilezas鈥 al sector asalariado.

La reactivaci贸n del sector industrial, por su propia naturaleza, gener贸 una significativa demanda de empleo a lo largo del dur铆simo 2002, gradualmente creciente en los a帽os sucesivos, que moder贸 la gran presi贸n hacia abajo que ejerc铆a la existencia del inmenso contingente de desocupados sobre el nivel salarial de los ocupados. Reci茅n en 2004 se comenz贸 a vislumbrar una progresiva aunque lenta recuperaci贸n del poder adquisitivo. Este proceso se consolid贸 con los 煤ltimos acuerdos salariales en el marco del consejo econ贸mico y social impulsado por la presidenta Cristina Fern谩ndez y los instrumentos de negociaci贸n salarial recuperados durante su gesti贸n.

Por el contrario, el sector agroexportador basado en commodities y especialmente el complejo sojero se caracteriza por una progresiva supresi贸n de asalariados directos y en una gran informalidad del empleo subsistente.

Los precios internacionales de la soja en alza en los mercados globales en los 煤ltimos a帽os fue un plus extra a la rentabilidad estructural obtenida inicialmente por la devaluaci贸n del peso. Los aumentos a las retenciones a las exportaciones de commodities intervienen como mecanismo de reparaci贸n distributiva reci茅n despu茅s de consolidarse la captaci贸n de la renta extraordinaria de estos sectores

En s铆ntesis, fueron siete a帽os de transferencias de ingresos desde el sector asalariado v铆a devaluaci贸n del peso, precios internos dolarizados y sostenimiento de esquema regresivo del impuesto (la mayor captaci贸n tributaria proviene del consumo) hacia los sectores de la agroindustria y de la agroexportaci贸n.

Sin embargo, en el contexto de la brutal transferencia de ingresos desde el sector asalariado al agroexportador e industrial desde principios de 2002, la dirigencia sindical y de los movimientos sociales no convoc贸 a violentas medidas de protestas y coerci贸n, ni propici贸 acciones destituyentes del Gobierno que asumi贸 la responsabilidad de aplicar esas medidas macroecon贸micas.

Es notable desde todo punto de vista que el sector que fue el directo propiciador de la rentabilidad extraordinaria de la agroindustria y la agroexportaci贸n y el que m谩s sufri贸 y lo hace actualmente, fue y es el 煤nico que apuesta a las negociaciones en marcos institucionales como el consejo econ贸mico y social. Participa en la misma mesa con los reticentes aunque muy beneficiados sectores productivos. Quiz谩s el sindicalismo deber铆a comunicar con mayor fuerza a la opini贸n p煤blica, actualmente escenario privilegiado de los debates por la redistribuci贸n del ingreso, que fueron los asalariados quienes hicieron el primero y el mayor de los sacrificios, aun a costa de su calidad de vida. Y en el caso de los desocupados y excluidos, a costa de no poder garantizar siquiera una alimentaci贸n adecuada y una supervivencia digna. Todo para que la agroindustria y la agroexportaci贸n vivan el per铆odo de mayor rentabilidad de la historia nacional.

M谩s que de distribuci贸n del ingreso quiz谩s habr铆a que hablar de devoluci贸n de estos sectores privilegiados por pol铆ticas macroecon贸micas del ingreso cedido por los asalariados desde la devaluaci贸n del 2002.

* Doctora por la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), Departamento de Historia Econ贸mica. Consultora en Desarrollo Rural.

lilianferro@yahoo.com.ar

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