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Domingo, 30 de agosto de 2009
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POLEMICA > Distribuci贸n del excedente social y estrategia de desarrollo

Debate eterno

Los pa铆ses que pudieron transitar hacia un capitalismo moderno superaron la tensi贸n sobre c贸mo se financia el desarrollo a partir de una base industrial. Hoy, la Argentina sigue sin resolver ese conflicto.

Por Daniel Kostzer *
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Kostzer: 鈥淟os que participaron en el Grito de Alcorta contra los poderosos, hoy son los que entregan sus campos a los pooles鈥.

La discusi贸n acerca de las retenciones a las exportaciones de origen agr铆cola, confundidas como 鈥渋mpuestos al campo鈥, tiene un origen lejano, tanto en el tiempo como en el espacio, y se retrotrae a los or铆genes del capitalismo moderno. A comienzos del siglo XIX en Inglaterra, dos de los m谩s prestigiosos economistas cl谩sicos (David Ricardo y Thomas Malthus) debatieron un tema equivalente: los impuestos a las importaciones de alimentos. Con el marco de las primeras decepciones acerca de las limitaciones que presentaba el capitalismo a la hora de difundir bienestar y de crecer, Malthus planteaba la imperiosa necesidad de limitar mediante altos impuestos las compras de alimentos del exterior, para promover su producci贸n dom茅stica. Esta prohibici贸n redundaba en dos efectos centrales: 1) Incorporaci贸n a la producci贸n de tierras de menor productividad relativa, y 2) Reducci贸n del poder de compra de los salarios medidos en granos.

En ese entonces nadie cre铆a que con un salario se pod铆a hacer otra cosa que comer. Por lo tanto, los salarios deb铆an permanecer en su nivel de 鈥渟ubsistencia鈥. Cualquier incremento en los precios de los granos implicaba, de permanecer lo dem谩s constante, en una ca铆da de la tasa de ganancia de los que contrataban asalariados para producir. Como contraparte, Ricardo pensaba que se deb铆a tratar de tener acceso a alimentos lo m谩s bajo posible para poder generar ganancias en los capitalistas, que de ese modo invertir铆an cada vez m谩s. Para Malthus hab铆a que mantener altas las rentas de los terratenientes que ser铆an quienes compren los productos de los capitalistas; no los asalariados que s贸lo gastaban en comida.

El debate ocup贸 la primera p谩gina de los diarios de la 茅poca y en definitiva focalizaba en un tema: la forma en que se financia el desarrollo econ贸mico y la distribuci贸n del excedente social entre las clases (capitalistas, asalariados y terratenientes) compatible con ese crecimiento.

El debate dur贸 desde la primera d茅cada del siglo XIX hasta el a帽o 1846 en que fueron derogadas las denominadas Corn Laws, que supervivi贸 a ambos actores (Ricardo y Malthus murieron en 1823 y 1831, respectivamente). La derogaci贸n de la ley de granos tuvo notable influencia en nuestro pa铆s, comenzando con el per铆odo en que nos transformamos en la principal proveedur铆a del Reino Unido en t茅rminos de granos y luego carnes, transfiri茅ndonos la problem谩tica de manera sim茅trica, pero al rev茅s, a nuestro territorio. Todo el potencial productivo se puso en funci贸n del nuevo mercado de manera leg铆tima e ileg铆tima.

Este debate no existi贸 s贸lo en Inglaterra. En los EE.UU., la guerra civil tambi茅n fue entre un modelo de agroexportadores versus el crecimiento de la nueva burgues铆a industrial. Este evento sedujo a Sarmiento, falazmente citado recientemente, que admiraba al Norte y sosten铆a que se deb铆a utilizar el excedente agrario para desarrollar las manufacturas.

En Jap贸n, cuando la restauraci贸n Meiji (1867) tom贸 la senda del desarrollo capitalista, se deja atr谩s el feudalismo terrateniente, no sin violencia. En la Europa continental esta transici贸n fue m谩s aceitada, siendo muchos de los terratenientes los que luego se convierten en industriales.

Hoy, en la Argentina tenemos nuevamente este conflicto tipo ricardiano, presente en los ciclos de stop-and-go que caracterizaron los 煤ltimos 90 a帽os de historia, y que se jalonaban incluso en el pendular entre gobiernos militares y civiles, como expresiones pol铆ticas de los proyectos (y grupos) en pugna. Y parecer铆a que es una din谩mica que no tiene soluci贸n en el actual contexto de capitalismo dependiente.

Es cierto que han cambiado muchos los actores. Los que participaron en el Grito de Alcorta en contra de los poderosos que los explotaban con elevados arriendos por la tierra, hoy son los que entregan sus campos a los grandes pooles, o alquilan su maquinaria al vecino, o se juntan para mantener rentabilidades aceptables con una actividad que entrega una parte de la misma a los propietarios de los paquetes tecnol贸gicos. Pero lo que se mantiene es la duda acerca de cu谩l es el pa铆s que queremos. Esto es, qu茅 capacidad de generaci贸n de empleo, qu茅 patr贸n de crecimiento, con qu茅 inserci贸n en el resto del mundo, o sea, el sendero de desarrollo econ贸mico que aspiramos para esta tierra

* Docente FCE-UBA.

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