Domingo, 20 de octubre de 2002
¿COMO producir RIQUEZA y distribuirla con equidad?
DesafÃo para candidatos
Frente a un modelo agotado, la dirigencia polÃtica no buscó una alternativa para evitar la actual destrucción de riqueza.
Por Edgardo Figueroa *
Argentina hoy cuenta con más de la mitad de la población en una situación de pobreza y con el 40 por ciento de la población económicamente activa con problemas de empleo. Esta situación es inédita en la historia económica social de Argentina. Durante la década del ‘90 en Argentina se generó riqueza, pero este proceso estuvo concentrado en pocos sectores y regiones no siendo un fenómeno generalizado a la totalidad del tejido productivo. Por el contrario, junto con el mejoramiento de la productividad y competitividad de muchas actividades, también se produjo un importante proceso de destrucción de riqueza que se tradujo en la desaparición de sectores y de empresas y la consiguiente desaparición de puestos de trabajo. Y es que las reglas de funcionamiento de la economÃa durante la década pasada sirvieron principalmente para mejorar el posicionamiento competitivo de sectores/actividades que contaban con potencial competitivo, pero resultaron insuficientes a los efectos de poder construir –salvo algunas excepciones– nuevas competitividades.
Esto claramente señala que durante la década del ‘90 se careció de una estrategia nacional de desarrollo y que se apostó exclusivamente a la convertibilidad como instrumento y a un conjunto de reformas estructurales inspiradas en el Consenso de Washington –privatizaciones, desregulación y apertura económica– dentro de un contexto internacional de liquidez (y de precios internacionales favorables a nuestras exportaciones tradicionales) que permitió vivir por encima de nuestras posibilidades.
Las consecuencias más duras de este enfoque se dieron a fines de la década del ‘90 cuando, después de la crisis rusa, se comenzó a cerrar el acceso a los mercados voluntarios de crédito y los precios de nuestras exportaciones tradicionales volvÃan a sus niveles y tendencias históricas. La dirigencia argentina reconocÃa –no públicamente– los rendimientos decrecientes de la estrategia seguida, pero se manifestó incapaz de proponer una salida ordenada a este esquema asà como de proponer una estrategia alternativa. El resultado de este proceso ha sido la formidable destrucción de riqueza que se ha evidenciado desde finales del año pasado. Para contestar a la pregunta sobre cómo se crea riqueza con empleo y equidad social debemos en primer lugar identificar nuestras debilidades, nuestras fortalezas y las restricciones que supone actuar como paÃs dentro de una economÃa global. Asimismo, poder precisar cuál es nuestra aspiración posible de modelo de paÃs.
Entre las debilidades debemos mencionar: 1) La necesidad estructural que tiene la economÃa argentina de financiamiento externo y por ende el ser una economÃa sensible a la situación financiera internacional. 2) Contamos con pocos grupos locales de clase internacional o regional. 3) La baja tasa de natalidad de nuevos emprendedores asà como la falta de una cultura del emprender. 4) Una estructura de exportaciones primarizada y una oferta exportable concentrada. 5) Un mercado interno reducido por la destrucción del empleo y la caÃda del salario. 6) Un sistema financiero como sujeto dador de crédito que debe ser reconstruido. 7) La destrucción de la seguridad jurÃdica. 8) La situación de pobreza y fragmentación social. 9) La baja capacidad de gestión del Estado.
Entre las fortalezas debemos señalar: 1) Sectores productivos que han realizado a nivel microeconómico durante los ‘90 un notable mejoramiento de su competitividad y productividad a través de su modernización tecnológica. 2) La inserción en un proceso de integración tanto a nivel del Mercosur como de otras negociaciones con otros paÃses y acuerdos regionales de comercio. 3) Recursos humanos potencialmente calificados en especial en términos de poder construir nuevas competitividades en áreas basadas en conocimiento intensivo como es el caso de las tecnologÃas de la información y de la biotecnologÃa. 4) Una infraestructura en comunicaciones y transporte mejor que la existente a comienzos de los ‘90.5) Disponibilidad de recursos naturales y energÃa. 6) Una importante presencia cuantitativa de empresas transnacionales.
Como aspiraciones de modelo de paÃs claramente Argentina no puede ser el modelo chileno, ni el brasileño, ni México, ni Irlanda ni la India, ni Canadá aunque sà sea válido tomar de ellos algunos temas o áreas como ideas a adoptar para nuestro paÃs. Ninguno de los dos modelos productivos postreformas estructurales emergentes en la región (el mexicano y el chileno) son aplicables a nuestro paÃs. No es que éstos sean malos en sà mismos y hasta pueden ser válidos para la realidad de estos paÃses, pero no son suficientes o no son adoptables para nuestras expectativas y aspiraciones. Tampoco es Irlanda que también cuenta con la ventaja de localización en términos de su acceso a través de ésta al mercado de la Unión Europea ni Canadá por su sociedad comercial con EE.UU. Si hay un paÃs que posee caracterÃsticas similares en términos de estar en el hemisferio en forma periférica es Australia.
Definido a quien nos queremos parecer, se debe pasar al ejercicio de establecer los grandes ejes de polÃtica que tiendan a: 1) remover en la medida de lo posible la debilidades mencionadas, 2) potenciar las fortalezas mencionadas y 3) utilizar lo máximo posible los grados de libertad que permite el orden internacional.
Lamentablemente esta discusión aún no ha estado presente en la agenda de ningún candidato a presidente. Por el contrario, prima un preocupante vacÃo de ideas y las discusiones sólo se concentran en aspectos más de carácter instrumental (flotación cambiaria vs. convertibilidad vs. dolarización) sin decir qué paÃs productivo se desea alcanzar. Esto deberÃa ser lo primero que hay que discutir.
* Economista jefe de la Fundación Andina.
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