De acuerdo con la informaci贸n de la Oficina de Comercio Exterior del Senasa, en los primeros 10 meses de 2009 se exportaron poco m谩s de 12.100 millones de d贸lares de cereales, oleaginosas y subproductos. Bastante menos que los 19.300 millones exportados en el mismo per铆odo de 2008. Una explicaci贸n difundida es que esta variaci贸n negativa se debi贸 al derrumbe de los precios internacionales. No fue as铆. El promedio de precios de todos los productos se retrajo s贸lo un 4 por ciento. 鈥淪贸lo鈥 no porque sea poco, sino porque las cantidades exportadas cayeron el 34 por ciento y los ingresos, el 37. La explicaci贸n, entonces, no se encuentra en el mercado internacional, en su crisis y en sus precios, sino simplemente en la menor cosecha local. En principio, ning煤n descubrimiento.
Lo interesante de estos n煤meros brutos, que ni siquiera pasan por el cuestionado Indec, reside en que la informaci贸n econ贸mica sobre los cultivos tradicionales y su industrializaci贸n derivada suele estar viciada tanto de los intereses comerciales de las consultoras vinculadas, como de ideolog铆a, en particular a partir de 2008. Intereses e ideolog铆a son una mala combinaci贸n para llegar a informaci贸n transparente. Pero los agregados citados ocultan inevitablemente los matices.
Siguiendo con los datos del Senasa, se observa que de los 12.100 millones de d贸lares exportados en blanco, 4240 millones, poco m谩s de un tercio, correspondieron a harina de soja, el principal rubro de exportaci贸n del complejo. En los primeros 10 meses del a帽o, el precio de este subproducto registr贸 un incremento interanual del 22 por ciento, de 306 a 373 d贸lares la tonelada FOB. A pesar de la notable menor cosecha, hubo una respuesta a las se帽ales de precios y se export贸 un 7 por ciento m谩s que en igual per铆odo que un a帽o antes. Cuando se analizan los mercados de destino se observa una gran dispersi贸n hacia todos los rincones del planeta, se trata de un commoditie muy seguro, que 鈥渟e vende solo鈥 y en la que Argentina es muy competitivo.
El dato de la harina de soja contrasta con su producto base, los porotos de soja. Su precio internacional aument贸 un 5 por ciento interanual, pero las exportaciones literalmente se derrumbaron un 60 por ciento. Pasaron de 11,5 millones de toneladas a 4,4 millones, y reportaron 1668 millones de d贸lares. La respuesta est谩 en la harina y es casi una apolog铆a del pa铆s agroindustrial. Los porotos se exportaron molidos.
Otra parte de la explicaci贸n est谩 en el tercer rubro en relevancia de las exportaciones del complejo, el aceite de soja. Trat谩ndose de un producto inseparable de la producci贸n de harina, el otro resultado de la molienda, no hubo mayores posibilidades de escapar a la importante ca铆da del 33 por ciento en su precio. Las cantidades comercializadas pr谩cticamente no variaron, pero los ingresos cayeron de 2843 millones de d贸lares en 2008 a 1891 en 2009, siempre en los primeros 10 meses del a帽o. Dicho de otra manera, en un a帽o en que la cosecha de soja registr贸 una ca铆da muy importante por problemas clim谩ticos, la industria de la molienda, sumando aceites y harinas, pas贸 de exportar 6300 millones de d贸lares a 6130, si se agregan los residuos (pellets y tortas), cuyos precios subieron un 16 por ciento, pero con ca铆da en volumen del 30 por ciento, lo que signific贸 que los ingresos se redujeron de 821 millones a 668 de un a帽o a otro, la industria retrajo sus ventas externas de 7119 a 6800 millones de d贸lares, una ca铆da de 4,7 por ciento.
En materia de comercio exterior del agro argentino, entonces, el grueso de las p茅rdidas de 2009 se explica por el lado de los cereales, cuyas exportaciones pasaron de 6662 millones en 2008 a 2564. Los vol煤menes exportados fueron 45 por ciento menores y los precios cayeron 25 por ciento. La combinaci贸n dio una ca铆da de ingresos del 59 por ciento.
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