El fallo del juez de Nueva York Thomas Griesa, que dispuso que fondos buitres pod铆an capturar 105 millones de d贸lares del Banco Central depositados en una cuenta de la Reserva Federal, oblig贸 a la autoridad monetaria a cambiar su pol铆tica de intervenci贸n en la plaza. La estrategia definida fue la de cursar operaciones de cambio mediante una triangulaci贸n con bancos privados locales y cuentas del BC en la Eurozona. En lugar de comprar d贸lares, los pedidos a entidades locales fueron euros. Esos bancos hacen previamente el intercambio (d贸lares por euros) con sus casas matrices o alg煤n agente en Estados Unidos. Si bien este tipo de operaciones cobr贸 notoriedad a partir del fallo del magistrado neoyorquino, no es algo nuevo que el Central adquiera euros para diversificar su cartera de activos. En tanto, los exportadores contin煤an con un elevado ritmo de liquidaciones, ventas que se suman a las realizadas por bancos e inversores que destinan lo producido a comprar deuda p煤blica argentina.
El embargo de Griesa data de 2006 y es sobre una sola cuenta de las registradas por el Central en la Fed. Por 鈥減recauci贸n鈥, la mesa de cambio del BC dej贸 de utilizar el resto de las cuentas activas, seg煤n explic贸 a Cash un colaborador de la titular del Central, Mercedes Marc贸 del Pont. 鈥淓sta es la pol铆tica hasta tanto se mantenga la discusi贸n sobre el 煤ltimo fallo, que habilita a que dos fondos buitres dispongan del dinero鈥, se帽al贸. Las otras cuentas en la Reserva Federal se encuentran operativas, pero no se descarta que Griesa disponga otra medida que las involucre, como la implementada a principio de a帽o, que inmoviliz贸 1,7 millones de d贸lares.
Para eludir las trabas de Griesa, que en la Casa Rosada no dudan de que acompa帽a los intereses del capital financiero m谩s especulativo, el Banco Central comenz贸 a triangular operaciones con la Eurozona. En la plaza local esto se refleja en una mayor compra de euros a los bancos privados. Sin embargo, la intervenci贸n sigue siendo para fijar la referencia de la cotizaci贸n del d贸lar.
Desde la semana pasada, los bancos privados que liquidan d贸lares de exportaciones env铆an una porci贸n de esas divisas a sus casas matrices o a sus corresponsales en Estados Unidos para obtener euros. Estos son luego acreditados en cuentas del Central en bancos europeos. A pesar de que el arbitraje lo hace el banco privado, el riesgo y los costos lo asume la autoridad monetaria. 鈥淒e todos modos, el Banco Central puede tanto ganar como perder, con los movimientos en la cotizaci贸n entre el d贸lar y el euro鈥, explic贸 a Cash el responsable de una mesa de cambios de la city.
Los bancos tambi茅n hacen su negocio. Por un lado, el Central ofrece unos puntos por encima del mercado en la cotizaci贸n. Por otro, los bancos 鈥渏uegan con el minuto a minuto鈥 para hacer el arbitraje. Esa din谩mica permite que las entidades esperen el mejor tipo de cambio que el mercado les ofrezca para vender los euros al Central, y lo mismo para comprarlos en el exterior.
Las mesas de cambio consultadas coincidieron en que esta forma de operar no generar谩 tensiones en el mercado local, debido a que todos esos intercambios se cursan en el exterior. Los 煤ltimos informes oficiales reconocen una participaci贸n del euro de un 15 por ciento del total del portafolio de las reservas del BC. Hace unos meses el Central ya hab铆a adquirido vol煤menes importantes de la moneda comunitaria. La 煤nica diferencia es que antes del embargo la compra de otras monedas se hac铆a directamente en la plaza local
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