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Domingo, 24 de noviembre de 2002
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LA EXPERIENCIA DE CERAMICA ZANON

Arcilla obrera

Endeudada, vaciada y con dueños privados ausentes, los trabajadores recuperaron la compañía para defender sus puestos laborales.

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En la recuperación de Zanon, el acuerdo más importante fue con los mapuches, que proveyeron de arcilla en las épocas más críticas.
Por Natalia Aruguete

Luego del vaciamiento de la fábrica Cerámica Zanon por parte de sus propietarios privados, los trabajadores lograron rescatar el diez por ciento de la capacidad productiva y garantizar un sueldo de 800 pesos para 260 empleados. Además, aspiran a duplicar el nivel de ventas, conseguir una cobertura social y vacaciones pagas, y lanzar un plan de exportación para recuperar viejos mercados. El gobierno provincial de Neuquén sigue sin escuchar la propuesta de estatizar la empresa. Y ponerla al servicio de un plan de obras públicas, que a través de la construcción de hospitales, escuelas y viviendas, genere mayores puestos de trabajo.
La toma de la fábrica no fue sencilla. Los trabajadores la ocuparon en octubre de 2001 y debieron subsistir con un fondo de huelga hasta el verano, cuando empezaron a producir. Todos admiten que la ayuda comunitaria fue vital. Lo que permite explicar por qué ahora impulsan la venta de cerámicas en concesión a otras fábricas recuperadas. De esta forma diversificarían la producción y duplicarían la ganancia, a través de lo que denominan “venta solidaria”.
Desde el principio, se dispuso en asamblea que todos percibirían el mismo sueldo y que el techo sería de 800 pesos mensuales, producto de una síntesis entre los salarios de 550 y los de 1400 pesos. “Ese era nuestro techo, el piso no sabíamos cuál podía ser”, explicó Raúl Godoy, trabajador de la fábrica y secretario general del Sindicato de Ceramistas.
En el momento de presentar el concurso, la antigua gestión de la firma debía poco más de 12 millones de pesos a los proveedores de servicios. La empresa de gas Camuzzi había colocado un precinto, que los obreros debieron abrir sin permiso para empezar a trabajar. Una medida que les ocasionó varias denuncias penales. Pero contaban con un precedente a su favor. La Justicia provincial y la Corte Suprema de Justicia habían condenado a la empresa por el delito de “lock out ofensivo”, un paro patronal para despedir a 200 personas.
Además de los servicios, la empresa debía 75 millones de dólares a bancos nacionales y extranjeros, al gobierno provincial y a otras entidades estatales. Un aspecto de la deuda llama la atención. El juez porteño que tiene a su cargo el concurso de acreedores, Germán Páez Castañeda, no se ha expedido aún porque no logra encontrar al Banco Interfinanzas, un acreedor de Zanon con sede en las Islas Caimán. Los préstamos y asistencias financieras por parte del gobierno de Sobisch fueron una constante. Entre 1999 y 2001, la administración provincial se hizo cargo del pago de los salarios, realizó importantes compras de materiales que nunca fueron entregados y desembolsó tres partidas por un monto de 550 mil pesos. A pesar de denunciar dificultades operativas, la empresa mantuvo un margen de ganancia del 60 por ciento.
A fin de año, la Justicia les permitió vender el 40 por ciento del stock embargado. En el verano, a pesar del boicot de los propietarios privados de Zanon, empezó la producción bajo control obrero. Actualmente, la Cerámica maneja una economía de 500 mil pesos mensuales, entre compra de insumos, gastos operativos y sueldos. Paga todo en término, de contado y no cuenta con líneas de crédito. Según estudios realizados por la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Comahue, con 300 obreros trabajando y una producción de 6.500.000 m2 al año, se alcanzaría una ganancia de 14 millones de pesos. El cálculo es significativo ya que se trata de una estimación hecha sobre la base de un promedio de producción de 540.000 m2 mensuales, cuando la capacidad instalada es casi el doble.
Cuando empezaron a producir, notaron que la gestión privada había realizado maniobras de vaciamiento y sobreprecios. Y lograron bajar los costos cerca del 20 por ciento. El precio promedio que maneja la fábrica es de 8 pesos, mientras que el precio de mercado supera los 10. Además, inventaron el “modelo obrero”. Un producto económico, que les permitióproducir hasta que recompusieron la relación con los proveedores estafados por la administración anterior.
El acuerdo más importante fue con la Confederación de Organizaciones Mapuches, que los proveyó de arcilla, en las épocas más críticas. Durante la gestión privada, Zanon tuvo en su poder la explotación del 80 por ciento de las canteras que existen. Actualmente, paga un canon de 120 pesos anuales, pero no produce ni deja producir. Esto hizo que los trabajadores no cuenten con una materia esencial para hacer la base de la cerámica. A partir de este pacto solidario, se crearon cuatro nuevos modelos: Fermín Meripan, Puran, Lexfaru y Calpulcurá, diseñados y nombrados por los mapuches en honor a sus caciques más combativos.

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