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Domingo, 17 de octubre de 2010
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Los países que más crecieron en la región en los últimos años

Locomotoras y tractores

El semanario The Economist publicó un dossier sobre América latina con una visión parcial y completamente reñida con la realidad. En términos de crecimiento, menciona a Brasil como el motor de la región, a Venezuela por el autoritarismo de Chávez y a la Argentina no la menciona.

Por Paula Español * y Matias Kulfas **
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The Economist sugiere que se debe llevar hasta el final el proceso de reformas estructurales de los años ’90.

La edición del pasado 11 de septiembre del prestigioso semanario inglés The Economist trae una buena noticia en su tapa: América latina crece y hasta se habla de una “década latinoamericana”. Un dossier de 14 páginas anuncia que después de tantas penurias la región estaría comenzando a abandonar su condición de paria del desarrollo en la economía mundial. Pero la lectura de la editorial y el documento no dejan de aportar sorpresas que reflejan la visión maniquea y tendenciosa que se tiene sobre la región. En resumen, Brasil es el motor de la región y Chile, Colombia, México y Perú son las economías de crecimiento acelerado que se perfilan como estrellas. Venezuela, por supuesto, la destaca por su grave situación política y el autoritarismo de Chávez. ¿Argentina? No existe. Ni una sola palabra en la nota editorial y tan sólo una alusión en el dossier señalando que la confianza está en bajos niveles debido a violaciones a los derechos de propiedad y malas decisiones de Néstor y Cristina Kirchner. “Las empresas argentinas no tienen opciones pero tratan de sobrevivir, generar dinero y sacarlo del país, según palabras de un consultor”, cita textual el semanario.

El primer hecho que llama la atención es una mera constatación empírica. De acuerdo a datos de la Cepal, el país de mayor crecimiento en América latina en el último quinquenio no es Brasil, Chile, Perú, Colombia ni México. Es Venezuela. El segundo, Panamá. El tercero, la Argentina. Brasil se ubica en el lugar número 20, con un crecimiento inferior al promedio de toda América latina. Chile creció una décima más que Brasil, a un ritmo que no es despreciable pero es aproximadamente la mitad de las tasas a las que crecía hasta hace una década. Lo de México se parece a una situación de estancamiento económico: se ubicó entre los países de menor crecimiento, sólo superando a El Salvador, Barbados, Guyana, Jamaica, Bahamas y Haití. Perú y Colombia mostraron un buen desempeño económico, aunque por debajo de Venezuela, Argentina y Uruguay.

Los datos son elocuentes. La visión de The Economist es parcial, ideológica y completamente reñida con la realidad. Esta idea de que las empresas en Argentina sólo sobreviven y buscan cómo sacar su capital del país poco tiene que ver con el crecimiento de sus ventas y los elevados niveles de rentabilidad de los últimos años, los cuales han financiado el notable crecimiento de las tasas de inversión de la economía que superan ampliamente a las de los años ’90. Incluso más: esta tasa de inversión calculada como proporción del PIB alcanzó valores por encima del 23 por ciento, colocando a la Argentina entre los niveles más elevados de la región, muy por encima de Brasil. Vale la pena recordar la nota sobre “la tortuga y la liebre” que publicó The Economist el 22 de marzo de 2008, criticada entre otros por Dani Rodrik, quien pone el acento justamente en la mayor tasa de inversión y de ahorro de la Argentina en comparación con su vecino.

Peor es la lectura que se hace de las causas del crecimiento que conoció la región durante la última década. The Economist sostiene que el notable crecimiento latinoamericano se debe al éxito de las reformas pro mercado de los años ’80 y ’90, las mismas que llevaron al colapso a muchas economías de la región, entre ellas a nuestro país. En realidad, fue cuando buena parte de la región comenzó a alejarse de ese recetario que esta fase de alto crecimiento se intensifica. Para cerrar ese razonamiento, The Economist sugiere que se debe llevar hasta el final el proceso de reformas estructurales de los años ’90, en particular, desregulando la “barroca regulación” del mercado de trabajo que lleva a que gran parte de los trabajadores continúen en la informalidad. Cabe preguntarse qué explicación se le encuentra al hecho de que la informalidad se haya multiplicado de manera significativa durante los años signados por desregulación y liberalización, a diferencia de lo que sucedía durante las décadas previas. Por ese tipo de políticas, Argentina llegó a un pico del 43 por ciento de informalidad en el mercado de trabajo y recién en el período actual, aplicando medidas radicalmente opuestas a las que plantea este semanario, ha comenzado un proceso de disminución por primera vez desde finales de los ’70. En suma, el crecimiento latinoamericano ha sido notable en los últimos tiempos, pero sus características difieren sustancialmente de la forma en que algunos sectores lo quieren presentar

* Economista. Directora del CEP y vicepresidenta de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA).

** Economista. Director del Banco Nación y presidente de la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA).

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