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Domingo, 27 de marzo de 2011
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Matrix

Por Roberto Navarro
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El reciente accidente nuclear en Japón desató un debate en diversos países sobre la conveniencia de utilizar este tipo de energía. En el país asiático casi el 30 por ciento de la electricidad se genera en centrales nucleares. Esa ecuación en Francia se eleva a casi dos tercios del total. En cambio, en Argentina el 52 por ciento de la electricidad se produce en centrales térmicas, que funcionan a gas o diesel; el 43 por ciento en usinas hidroeléctricas, como Yacyretá, y apenas el 4 por ciento es energía nuclear. El 1 por ciento restante otras fuentes, entre ellas la energía eólica. Otra diferencia es que las centrales nucleares japonesas tienen seis reactores cada una. Las dos argentinas, Atucha 1 y Embalse, sólo cuentan con un reactor. Las obras en ejecución para ampliar el parque energético derivarán en un incremento de la capacidad instalada que en 2015 duplicará a la de 2003, con una mayor diversificación de la matriz. Las mayores obras en las que se avanza son nuevas centrales hidroeléctricas. Y se espera llegar a un 8 por ciento de participación de energía eólica y, en menor medida, solar.

En 2003, la potencia instalada en el país era de 17.900 megavatios. Cuando la economía comenzó a crecer al 9 por ciento anual –basada, fundamentalmente, en sectores como el agro, la construcción y la industria–, la demanda eléctrica se incrementó fuertemente. En el Ministerio de Planificación señalan que la estrategia fue avanzar primero con las centrales térmicas, que tardan menos de dos años en ponerse en funcionamiento. Luego se trabajó a más largo plazo en la generación de energía hidroeléctrica y nuclear y recién el año pasado, una vez tendidas las redes para trasladar la energía desde la Patagonia, se realizaron las primeras licitaciones para crecer en materia de energía eólica y solar.

Una ventaja importante que tiene el país son sus ríos. A partir del Limay, el Uruguay y el Neuquén se produce energía en las grandes centrales hidroeléctricas. Yacyretá, recientemente terminada a orillas del río Limay, produce 3100 megavatios, el 18 por ciento del total nacional. Las otras grandes hidroeléctricas son Alicurá, Piedra del Aguila, Salto Grande, Río Grande y El Chocón. Entre todas producen el 43 por ciento de la energía eléctrica argentina: un total de 7200 megavatios. En la actualidad están en ejecución cinco nuevas hidroeléctricas de menor tamaño, entre ellas, Punta Negra, en San Juan; Los Blancos, en Mendoza, y El Chihuido, en Neuquén, que sumarán 1800 megavatios. A la vez, se están por iniciar las hidroeléctricas Cóndor Cliff y La Barrancosa en Santa Cruz, que sumarán otros 1740 megavatios.

El accidente en la central de Japón pone en serios problemas los planes de crecimiento energético de las mayores potencias del planeta. Ante la reducción de la producción de petróleo de los últimos años y los escasos descubrimientos de nuevos yacimientos, la energía nuclear aparecía como la alternativa elegida para elevar los niveles de producción e ir reemplazando a las viejas centrales térmicas. En Argentina, el reciente descubrimiento de gas en Neuquén abre la posibilidad de seguir trabajando en centrales térmicas por varias décadas. Actualmente están en construcción Brigadier López, en Santa Fe, y Ensenada de Barragán, en Ensenada. También se comenzó a construir la central térmica a carbón de Río Turbio, que sumará 240 megavatios. Las centrales térmicas no tienen el peligro de accidentes devastadores, como podría ser con las nucleares, pero alimentan el aumento del calentamiento global.

En materia nuclear, el país cuenta con las centrales Embalse y Atucha 1. El Gobierno anunció que en 2011 finalizará Atucha 2, que sumará 735 megavatios, y comenzará Atucha 3, que producirá una cantidad de energía similar. El geólogo Héctor Ostera explicó a Cash que la energía nuclear “tiene ventajas respecto de otras fuentes de combustibles fósiles: emite muchos menos gases de invernadero, escasos residuos y tienen usualmente una disponibilidad superior al 90 por ciento”. El especialista Gustavo Calleja, del Grupo Moreno, indicó a este suplemento: “Tenemos que construir una central atómica cada dos años”. Según los expertos, las centrales argentinas están construidas a primer nivel internacional de seguridad, son de menor potencia que las japonesas y las europeas, hecho que minimizaría un probable daño por accidente, y están construidas en zonas en las que es imposible un tsunami, que fue lo que generó el problema en Japón.

La Ley de Energías Renovables, votada en 2007 por el Parlamento Nacional, exige que la matriz energética del país debe llegar al 8 por ciento de este tipo de energía en 2016. En diciembre, se inauguró en San Juan una central solar que produce 20 megavatios. Estas centrales cuestan hasta un 600 por ciento más que una térmica, pero luego producen energía a costos mínimos. En la actualidad hay siete parques eólicos, que generan 27 magavatios. Este año, por el programa Gen Ren, se comenzarán a construir 17 parques eólicos (ya fueron licitados y adjudicados) que generarán 754 megavatios. En Planificación señalan que estos parques se construyen ahora porque hasta 2004 no se comenzó a extender una red de transporte eléctrico hasta los sitios en los que se pueden instalar los parques eólicos, líneas de más de dos mil kilómetros, que llegan hasta la Patagonia, la zona de mayores vientos del país.

Desde 2003, la economía creció más del 70 por ciento. El record de demanda eléctrica en ese año fue de 14.359 megavatios. En 2010 llegó a 20.913, casi un 46 por ciento más. La potencia instalada hace siete años era de 17.900 megavatios; en la actualidad alcanza los 25.290 megavatios, un 42 por ciento superior. La industria aumentó su demanda en ese período un 48 por ciento; los comercios demandaron un 43 por ciento más y los hogares, un 41 por ciento más que en 2003.

Con las obras en ejecución y las ya incluidas en el Presupuesto Nacional –la mayor parte de ellas ya licitadas–, se espera sumar hasta 2015 otros 7500 megavatios. Así prácticamente se duplicaría la capacidad instalada de 2003, al llegar a 32.100 megavatios.

El proyecto es que la matriz energética en cuatro años quedará diversificada en 50 por ciento de generación hidroeléctrica; 38 por ciento de centrales térmicas, la mayor parte a gas; de las térmicas que no son a gas, el 20 por ciento funcionará con biodiésel; el 8 por ciento de energía eólica y solar, y el 4 por ciento, nuclear

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