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Domingo, 8 de mayo de 2011
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La evolución del Indice de Desarrollo Humano para Argentina

Avances y desafíos

En las últimas cuatro décadas, el IDH argentino subió un 15 por ciento y se ubica en el puesto 46º del ranking mundial. Ese indicador evalúa el progreso promedio en salud, educación y crecimiento económico.

Por Diego Rubinzal

La evolución histórica del Indice de Desarrollo Humano (IDH) argentino refleja las vicisitudes por las que atravesó la economía local en las últimas cuatro décadas. El IDH evalúa el progreso promedio en tres dimensiones básicas:

1. Salud: esperanza de vida.

2. Educación: tasa combinada de alfabetización y matriculación en enseñanza primaria, secundaria y terciaria.

3. Crecimiento económico: Producto Interno Bruto per cápita expresado en paridad del poder adquisitivo en dólares estadounidenses.

La combinación de esos datos permite conformar un índice cuyo valor oscila entre 0 y 1. El nivel de desarrollo humano es mayor a medida que se acerca a 1. El continente más subdesarrollado es Africa, que presenta un índice de 0,389. Entre los países que lideran ese ranking se encuentran Noruega, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Países Bajos, Canadá, Finlandia, Alemania, Dinamarca y Suecia, entre otros.

En las últimas cuatro décadas, el IDH argentino subió un 15 por ciento y se ubica en el puesto 46º del ranking mundial. En términos comparativos, ese crecimiento fue similar al de los países desarrollados y muy inferior a lo acontecido en los países en desarrollo. Por ejemplo, la mejora del IDH argentino está 15 puntos porcentuales por debajo de lo ocurrido en el resto de los países latinoamericanos y el Caribe. Eso provocó que países como México y Brasil se acercaran a la Argentina y que Chile se ubicara a su mismo nivel.

Comparada con aquellas regiones con mayor crecimiento de desarrollo humano durante ese período, la evolución del IDH argentino fue también negativo. En efecto, la mejora del índice doméstico fue 50 puntos inferior a lo acontecido en las naciones localizadas en Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico. Por debajo de la Argentina quedaron las ex repúblicas soviéticas cuyo crecimiento del IDH osciló entre el 3 y el 10 por ciento.

La trayectoria de los componentes del IDH argentino fue muy diferenciada. Por una parte, los índices de educación y de salud mejoraron progresivamente en un marco de relativa estabilidad. Por la otra, el comportamiento extremadamente variable del PIB per cápita se reflejó en un escaso crecimiento (9 por ciento). En líneas generales, el PIB argentino tuvo un magro desempeño promedio entre 1970 y 2001 y una tendencia fuertemente ascendente a partir de 2003.

En el caso del índice de educación, la mejora observada se debió fundamentalmente al marcado crecimiento de la matrícula. Ese indicador se elevó del 63 al 91 por ciento en ese período. La alfabetización adulta permaneció casi constante consolidando los altos niveles alcanzados en 1970 (ya en ese entonces superaba el 90 por ciento de la población adulta). La esperanza de vida se elevó de 67 a 76 años, un 22 por ciento más. En el mismo período, los países desarrollados pasaron de 71 a 80 años, los en desarrollo, de 56 a 68 años, y los latinoamericanos y del Caribe, de 60 a 74 años. En ese sentido, los aceptables niveles sanitarios argentinos son asimilables a los de los países desarrollados. Sin embargo, los datos desagregados por regiones reflejan notorias desigualdades jurisdiccionales. Por ejemplo, el 9 por ciento de las muertes producidas en Jujuy y Salta se deben a enfermedades infecciosas y parasitarias. Ese porcentaje prácticamente duplica el promedio nacional. En términos globales, la CABA presenta el mejor IDH de las jurisdicciones argentinas, y Formosa el peor.

El informe del PNUD concluye que “luego del colapso económico y social de 2001-02, Argentina ha experimentado un acelerado crecimiento económico. Uno de sus mayores desafíos es consolidar este crecimiento mediante el avance simultáneo en las dimensiones de educación y salud, y continuar reduciendo la desigualdad en el desarrollo humano. Las condiciones están dadas y se han alcanzado importantes logros”.

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