Argentina y Uruguay pueden sumar la experiencia de empresas recuperadas a su largo recorrido en com煤n. En ambos casos la crisis por las pol铆ticas neoliberales favoreci贸 el surgimiento de emprendimientos sociales alternativos. En Uruguay existen hoy 18 recuperadas y otras 3 intentando comenzar su actividad, proporci贸n de unidades productivas de este tipo por habitante similar a la registrada en Argentina. Tambi茅n cualitativamente se comparten muchos rasgos: los trabajadores tienen en promedio 48 a帽os, el 90 por ciento del personal administrativo prefiere buscar otro destino y no participar de la recuperaci贸n, y quienes se organizan en forma autogestionaria sufren la falta de acceso al cr茅dito.
Para la soci贸loga Anabel Rieiro la diferencia fundamental tiene que ver con la idiosincrasia uruguaya de 鈥渟ociedad amortiguadora鈥, como la defini贸 el pensador Carlos de Az煤a, que hace que los conflictos sean menos profundos y las luchas sociales tiendan hacia la institucionalizaci贸n. 鈥淓sto se ve en que la conflictividad fue baja comparada con lo que ocurri贸 en Argentina. Si bien el fen贸meno es muy heterog茅neo, muchas de las recuperaciones han estado lideradas por los sindicatos con distintos grados de participaci贸n de los trabajadores.鈥 Las conclusiones est谩n apoyadas en su tesis de maestr铆a realizada en 2009, uno de los estudios cuantitativos y cualitativos m谩s extensos sobre empresas recuperadas uruguayas. En ella explica que de los 20 casos analizados, 13 implicaron una ocupaci贸n, y el conflicto siempre se ha canalizado por medios institucionales sin confrontaci贸n directa.
Uno de los puntos m谩s conflictivos en los casos argentinos, la disputa por los inmuebles, se ha resuelto en Uruguay por medio de tres mecanismos: concesi贸n de un espacio por parte del Estado (4 casos), alquiler de un local nuevo o a los anteriores patrones (5) o negociaci贸n con el Banco de la Rep煤blica en otros 4 casos, en los que pose铆a las hipotecas de las empresas fallidas. El rasgo distintivo de la mayor铆a de las recuperadas argentinas, las expropiaciones votadas por el Poder Legislativo, no se repite en la experiencia uruguaya.
En 2007, las recuperadas se nuclearon en la Asociaci贸n Nacional de Empresas Recuperadas por Trabajadores para poder tratar sus problem谩ticas en forma m谩s espec铆fica. Mantienen v铆nculo con la central sindical PIT-CNT uruguaya, que motoriz贸 el fen贸meno en sus inicios. De hecho, 19 de las 20 unidades registradas en el estudio de Rieiro se declaran parte de la Asociaci贸n, 10 de la Federaci贸n de Cooperativas y 8 del sindicato de base. Se est谩 intentando integrarlas a todas en una mesa por la autogesti贸n en la que participen las distintas organizaciones.
Uno de los principales problemas para encarar la producci贸n es, al igual que en la Argentina, el de conseguir suficiente capital de giro para funcionar a capacidad plena. Rieiro explica que 鈥渟e est谩 creando un fondo para proyectos autogestionarios. A煤n est谩 reglament谩ndose鈥. Otro rasgo llamativo recogido por la tesis de Rieiro es que el 80 por ciento de los trabajadores considera su participaci贸n como alta o muy alta. En cuanto a la innovaci贸n en la forma de organizar el trabajo, el 85 por ciento de los socios visualizan cambios respecto de cuando eran empleados.
De los 20 casos analizados por Rieiro, 13 se dieron entre 1999 y 2003, sin que hubiera un pico y una explosi贸n medi谩tica sobre el fen贸meno como ocurri贸 en Argentina. La investigadora se帽ala que 鈥渟igue habiendo recuperaciones. Hay conflictos que est谩n activos y van surgiendo nuevos, pero no hay mucha cobertura del tema鈥. Lo que es com煤n a todas las recuperadas de cualquier pa铆s es lo innovador de la experiencia, que abre caminos donde el sistema ofrec铆a el vac铆o. En Uruguay, en particular, han tenido un rol importante para reactivar el cooperativismo y demostrar que pueden dar estabilidad a trabajadores
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