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Domingo, 22 de abril de 2012
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Pol铆ticas sociales y pol铆ticas financieras integradas

Consumo popular

Una pol铆tica de rehabilitaci贸n econ贸mica de los sectores populares tiene que asumir como parte de su agenda la preocupaci贸n por las condiciones actuales del financiamiento del consumo popular.

Por Ariel Wilkis *
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鈥淟os economistas suelen pensar a los pobres como desmonetizados.鈥

En el discurso inaugural del per铆odo de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, la Presidenta dedic贸 algunos p谩rrafos de su intervenci贸n a resaltar el rol del consumo popular en el desempe帽o positivo de la econom铆a. Durante varios minutos, este t茅rmino fue el prisma con el cual interpret贸 el crecimiento sostenido de los 煤ltimos a帽os. Expres贸 el movimiento desde una pol铆tica de contenci贸n a una pol铆tica de rehabilitaci贸n econ贸mica. 驴Qu茅 significa? Que el Estado intenta modificar el eje en el cual circulan recursos p煤blicos hacia los sectores populares. Desde una pol铆tica de contenci贸n, el dinero es transferido para prevenir un deterioro de las condiciones de vida; en una pol铆tica de rehabilitaci贸n, el dinero es enmarcado en el uso positivo que tiene no s贸lo para sus receptores sino para el conjunto de la econom铆a. En esta l铆nea, la ayuda social tiene valor pol铆tico no solo porque saca de la pobreza a las personas, sino porque el consumo popular es definido como eje del crecimiento.

Se debe poner la lupa sobre el eslab贸n perdido en el v铆nculo entre pol铆ticas sociales y consumo popular: el financiamiento del consumo. Este eslab贸n perdido impide comprender el sobrecosto (social y econ贸mico) que las clases populares tienen para acceder al consumo. Por un lado, algunos datos de un estudio sobre finanzas populares realizado en el Centro de Estudios Sociales de la Econom铆a (IdaesUnsam) muestra cu谩les son las condiciones concretas en las que el consumo popular se realiza. Por otro lado, se destaca que la existencia de este eslab贸n perdido tiene sus causas en la desarticulaci贸n de dos 鈥渧entanillas鈥 del Estado: las pol铆ticas sociales y las pol铆ticas financieras.

Financiamiento popular

El estudio se bas贸 en una encuesta no probabil铆stica aplicada a 100 personas de ambos sexos en la zona comercial de Crovara y Cristian铆a (La Matanza). Se complement贸 con 30 entrevistas en profundidad a habitantes de asentamientos precarios de Avellaneda y La Matanza. Los datos m谩s importantes que se desprenden del estudio pueden sintetizarse de la siguiente manera:

- El mercado del cr茅dito se expandi贸 hacia los sectores de bajos recursos a trav茅s de la expansi贸n del uso de tarjetas de cr茅dito, pr茅stamos personales de agencias y cuotas a sola firma. En la muestra realizada, 35 por ciento de los encuestados que habitan en villas y asentamientos hab铆an usado regularmente tarjetas de cr茅dito el 煤ltimo a帽o, 21 por ciento tomado cr茅ditos en agencias y 20 por ciento utilizado alg煤n sistema de pago de bienes en cuotas. Estos datos muestran claramente que estos sectores no se encuentran fuera del sistema financiero, sino insertos en 茅l pero vinculados con sus fracciones m谩s gravosas: los intereses de los pr茅stamos de las agencias de cr茅ditos personales son m谩s elevados que los de los bancos, las tarjetas de consumo 鈥揷omo tarjeta Shopping, Tarjeta Naranja鈥 tienen costos m谩s elevados que las tarjetas de cr茅dito.

- Al analizar el conjunto de instrumentos de cr茅dito al que accedieron los encuestados, es claramente marginal aquellos ofrecidos por el Estado u ONG (como los microcr茅ditos), y claramente dominante los instrumentos ofrecidos por el mercado.

- No obstante, las pol铆ticas sociales han tenido una consecuencia indirecta (no planificada) en la expansi贸n del cr茅dito a los sectores de bajos recursos. Por un lado, el dinero recibido es utilizado para pagar los cr茅ditos a los que se tiene acceso. En muchos hogares el dinero proveniente de los planes sociales es utilizado exclusivamente con este fin. Por otro lado, el acceso a planes sociales provee una acreditaci贸n formal que sustituye a la acreditaci贸n que se obtiene del mercado de trabajo. Muchos comercios del conurbano acceden a otorgar cr茅ditos solicitando como comprobante alg煤n documento que mencione la condici贸n de beneficiario.

- La centralidad del cr茅dito al consumo se manifiesta cuantitativamente en que alrededor del 50 por ciento de los encuestados mencion贸 que a trav茅s de alg煤n sistema de cr茅dito adquiri贸 bienes como TV, DVD o heladera. En un porcentaje que alcanza entre el 60 y el 80 por ciento se realizaron estas compras en grandes cadenas.

- La centralidad del cr茅dito se comprueba, tambi茅n, cualitativamente. En las entrevistas a los hogares fue una menci贸n recurrente que los cr茅ditos reemplazan a la falta de suficiente efectivo, y financiarse a trav茅s de tarjetas o cuotas en comercios es la 煤nica posibilidad de comprar bienes como vestimenta, calzado, muebles, electrodom茅sticos.

- El estudio cualitativo tambi茅n saca a la luz otra cara de esta centralidad del financiamiento a trav茅s del cr茅dito del consumo popular. 鈥淪in cr茅dito no pod茅s vivir, pero las deudas no te dejan respirar鈥, 鈥淰ivo pensando en el nuevo cr茅dito que voy a sacar cuando resuelva estas cuentitas鈥. Estos testimonios, recurrentes, dados por beneficiarias de planes sociales (cooperativistas del Programa Argentina Trabaja y receptoras de la AUH), colocan en el centro del consumo popular el problema del endeudamiento. Para ellas el c谩lculo es el siguiente: pagar el doble es mejor que no tener nada.

Pol铆ticas financieras

Como vemos, los pobres y asistidos no solo van a las 鈥渧entanillas鈥 de las secretar铆as de Acci贸n Social de los municipios, sino tambi茅n a las 鈥渧entanillas鈥 de las agencias de cr茅dito personal, de las cadenas de tiendas de electrodom茅sticos. Las condiciones de vida de estos sectores dependen de ambas 鈥渧entanillas鈥. Ellos las articulan en el manejo de sus econom铆as dom茅sticas, pagando un cr茅dito con el dinero de un plan o adquiriendo una tarjeta presentando un papel que certifique su condici贸n de beneficiario. Sin embargo, la articulaci贸n en la pr谩ctica cotidiana contrasta con la desarticulaci贸n entre las pol铆ticas sociales y financieras. Los implementadores de las pol铆ticas sociales tienen pocos instrumentos para pensar la dimensi贸n financiera de las condiciones de vida de los sectores populares; y los implementadores de las pol铆ticas financieras tienen pocos instrumentos para pensar la dimensi贸n social de sus regulaciones. Las intervenciones de los primeros llegan hasta las puertas del mercado. Entre sus preocupaciones por aliviar las condiciones de vida de los sectores populares no se encuentran la preocupaci贸n por las tasas de inter茅s que pagan en el uso de tarjetas o por el sobrecosto en las cuotas de los bienes que retiran de los comercios barriales. Las intervenciones de los segundos no consideran que los pobres est茅n insertos en el sistema financiero. Los economistas y los ejecutores de pol铆ticas econ贸micas suelen pensar a los pobres como desmonetizados y fuera del sistema bancario y financiero.

Una pol铆tica de rehabilitaci贸n econ贸mica de los sectores populares tiene que asumir como parte de su agenda la preocupaci贸n por las condiciones actuales del financiamiento del consumo popular. Hasta ahora, la agenda progresista relativa a las pol铆ticas financieras se centr贸 en el cr茅dito a la producci贸n. Esta agenda no se agota en demandar financiamiento a sectores productivos medianos y peque帽os, tambi茅n debe asumir que el consumo tiene un rol pol铆tico crucial, y alterar las condiciones de su financiamiento es abrir una agenda m谩s completa sobre la incidencia de las finanzas en una pol铆tica igualitarista

* Investigador del Conicet en el CESE-Idaes. Director de la carrera de Sociolog铆a de la Unsam.

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