En las 煤ltimas semanas han aparecido trascendidos sobre negociaciones con empresas extranjeras con el fin de obtener inversiones para los yacimientos de shale gas y oil. Estas tratativas continuar谩n y seguir谩n siendo noticia, ya que existe el convencimiento en algunos sectores de una necesidad acuciante de ingreso de cuantiosos capitales externos para desarrollar los yacimientos de hidrocarburos no convencionales.
Esas novedades ponen sobre la mesa el debate necesario sobre mitos y realidades acerca de dichos aportes, especialmente respecto de la roca esquisto de Vaca Muerta. Discusi贸n con muchas aristas, de las cuales se puede destacar ahora la de las inversiones necesarias.
Al igual que en las discusiones sobre el desarrollo de la econom铆a nacional, para cuyo proceso productivo la ortodoxia entendi贸 siempre como requisito la inversi贸n extranjera, actualmente desde distintos 谩mbitos se postula que solamente con enormes inversiones, de origen extranjero, pueden explotarse esos novedosos yacimientos.
De la misma manera que en aquel debate, hoy resuelto de manera contundente con el avance de nuestra econom铆a en base a su propio esfuerzo, los yacimientos de shale pueden explotarse en los primeros a帽os en base a fondos aportados por YPF, el ahorro nacional, y empresas petroleras que actualmente tienen su actividad en el pa铆s. Sin descartar por ello inversiones provenientes del exterior que se adapten a las pol铆ticas nacionales, las cuales ser谩n bienvenidas, especialmente en asociaciones de diferentes modalidades que permitan compartir los beneficios de los combustibles extra铆dos.
Esta idea para los inicios de estos desarrollos se basa en las siguientes consideraciones y factores:
1. No se conoce la productividad media de estos recursos, por no contar con suficientes pozos. A pesar de lo cual existe una cantidad realizada sobre la formaci贸n Vaca Muerta que posibilita configurar una razonable expectativa. En este y otros yacimientos resulta importante desarrollar una intensa experimentaci贸n sistem谩tica para conocer en detalle los costos y la verdadera riqueza.
2. Para ello, en una primera etapa se impone la perforaci贸n de varias decenas de pozos de reconocimiento, identificando las 谩reas y sectores m谩s productivos.
3. En un per铆odo de uno a dos a帽os es posible, con varios equipos de perforaci贸n, ejecutar entre 100 y 200 pozos, cuyo costo promedio se reduce por el uso en serie de la infraestructura respectiva, y ronda en no m谩s de 10 millones de d贸lares por unidad, seg煤n los expertos. Ello supone una inversi贸n total para esta primera fase de 2000 millones de d贸lares, que no deben erogarse de entrada sino acompasadamente durante ese per铆odo. Esa etapa inicial puede incorporar al sistema gas铆fero nacional alrededor de 15 millones de m3/d铆a si el rinde promedio de los pozos fuera de 75.000 m3 d铆a. Es decir que, al precio promedio actual para no convencionales del plan Gas Plus de 5 d贸lares/ MBTU, tendr铆amos ventas por cerca de 900 millones de d贸lares anuales, montos que posibilitan, con una adecuada reinversi贸n y alguna inversi贸n adicional, incrementar anualmente la extracci贸n y los rindes.
4. Para iniciar ese plan se impone previamente una regulaci贸n del uso de materiales y equipamiento que contemple los tratamientos de las aguas utilizadas en estos especiales yacimientos, con el fin de evitar la contaminaci贸n. En Estados Unidos existe un debate por este tema en las explotaciones de shale en zonas cercanas a centros urbanos.
5. Esa regulaci贸n requiere consensos y permite mientras tanto la realizaci贸n de aquel primer per铆odo de investigaci贸n y reconocimiento.
6. En la formaci贸n Vaca Muerta, por sus caracter铆sticas geol贸gicas, es posible realizar perforaciones verticales cl谩sicas y ejecutar hasta 4 o 5 fracturas, con rindes de gas y crudo muy competitivos. En el caso de pozos horizontales, es usual llegar a 9 o 10 fracturas, pero el costo por pozo se incrementa notablemente. Estas alternativas posibilitan pozos verticales, menos costosos, con extracciones de alta eficiencia.
7. Para el caso de hallarse una productividad promedio redituable, es l贸gico pensar desde ahora en el desarrollo de una industria nacional de equipamiento para estas tareas, potenciando as铆 la riqueza nacional con estas explotaciones. De lo contrario ello se convertir谩 en un sistema extractivo m谩s, que una vez cumplida su misi贸n deja los da帽os y se lleva la mayor parte de la renta, ya que ese equipamiento es uno de los mayores costos de estas explotaciones.
Por todo ello, no parece adecuarse a la realidad de estos yacimientos particulares el se帽alamiento de fuertes inversiones externas en el inicio del proceso. Se habla de 10.000 a 30.000 millones de d贸lares con gran ligereza, sin tener en cuenta etapas y disponibilidad de capacidad t茅cnica y econ贸mica de YPF, de sus t茅cnicos y profesionales y de las empresas actuantes en este momento en el pa铆s. Sin duda esas inversiones ser谩n necesarias m谩s adelante, cuando esa riqueza sea una reserva comprobada y cuantificada.
Mientras tanto el pa铆s ha ido adecuando su normativa para lanzarse a una pol铆tica nacional de autoabastecimiento, con la colaboraci贸n de las provincias, desde sus competencias respectivas. Tanto la ley 26.741, que sent贸 las bases para ello, como el decreto 1277, avanzan sobre las causas que llevaron al pa铆s a la importaci贸n gravosa de combustibles.
No hay conflictos de fondo con estas disposiciones, absolutamente encuadradas en las facultades constitucionales del gobierno nacional, que era necesario rescatar para bien del conjunto del pa铆s. Entretanto, las provincias conservan sus facultades de administrar los contratos, percibir sus regal铆as y velar por el cumplimiento de los convenios. Todo ello en el marco de una pol铆tica nacional que ir谩 creciendo para seguridad y beneficio de todos los actores del sector hidrocarbur铆fero, siguiendo de esta manera un camino similar y paralelo al que ha venido sosteniendo el desarrollo de la econom铆a, que es la base de nuestra diferencia de posicionamiento frente a la actual crisis mundial
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