Por Jaime Saiegh * y Pablo Tonelli **
El Gobierno dispuso a partir de octubre de 2011 restricciones a la compra de d贸lares en el mercado oficial de cambios. Dichas restricciones proh铆ben el atesoramiento en divisas e incluyen tanto la compra de billetes como la adquisici贸n y transferencia de d贸lares al exterior. En los hechos se dispuso algo bastante distinto a un 鈥渃epo cambiario鈥. T茅cnicamente, se dispuso la 鈥渋nconvertibilidad鈥 parcial del peso, al prohibirse la venta de d贸lares al cambio oficial para atesoramiento, as铆 como la conversi贸n a divisas de la deuda p煤blica nominada en moneda local. Los objetivos expl铆citos fueron: i) inducir una pesificaci贸n de la econom铆a, intentando que el peso sea reserva de valor, y ii) reducir la fuga de capitales. Casi un a帽o despu茅s ya puede evaluarse el cumplimiento de dichos objetivos.
Durante todo el per铆odo de la convertibilidad la fuga de capitales fue en promedio del 1,9 por ciento del Producto. En d贸lares de hoy ser铆an unos 9025 millones de d贸lares anuales. En el per铆odo 2004 a 2011 la fuga aument贸 a un promedio actualizado de 13.300 millones de d贸lares anuales. En los siete meses que van desde noviembre de 2011 hasta mayo pasado la cifra, anualizada, se redujo a un promedio de 6000 millones anuales. No obstante, si consideramos la prohibici贸n de compra actual, cabr铆a esperar que dicha cifra se redujera a la mitad. En principio, el Gobierno ha logrado su primer objetivo. La fuga de capitales para el a帽o en curso se redujo significativamente, incluso por debajo de los valores del per铆odo de la convertibilidad. Si esto es as铆, unos 7000 millones de d贸lares en pesos que no se pudieron convertir en d贸lares y constituir fuga de capitales. 驴D贸nde est谩n esos 32.500 millones de pesos? Si se observa la evoluci贸n de los plazos fijos entre septiembre de 2011 y septiembre 煤ltimo, esas colocaciones han crecido m谩s de 45 por ciento, cuando antes lo hac铆an a un ritmo de 20 por ciento. Es decir, los plazos fijos aumentaron 46.000 millones de pesos desde la decisi贸n de disponer la inconvertibilidad del peso, dinero que en gran parte se hubiese destinado a comprar d贸lares.
Hasta ahora, dichas cifras se帽alan que parte de lo que antes se fugaba ahora queda en la forma de ahorro en pesos en el sistema bancario. Parte de ese aumento de plazos fijos sirvi贸 para que tambi茅n se incrementaran los pr茅stamos al sector privado del sistema bancario. Estos aumentaron casi 40 por ciento en el 煤ltimo a帽o, muy por encima del ritmo previo. Entonces tambi茅n se estar铆a cumpliendo el segundo objetivo.
La palabra 鈥渃epo鈥 alude a que se cort贸 la posibilidad de comprar, en este caso, d贸lares con pesos. No obstante, el concepto inconvertibilidad, en la teor铆a y en la pr谩ctica, es mucho m谩s amplio. En efecto, en condiciones de libre mercado de divisas, no hay diferencia entre una deuda en pesos y otra en d贸lares. En particular porque el que cobra en pesos puede, inmediatamente, comprar d贸lares. Es decir, la deuda p煤blica, en este contexto, no diferencia pesos y d贸lares. En 煤ltima instancia, el Banco Central termina pagando todo en d贸lares.
El Gobierno, al disponer la inconvertibilidad del peso, no s贸lo tiende a eliminar la fuga de capitales y a pesificar los ahorros, sino que ha pesificado en los hechos el 28 por ciento de la deuda p煤blica en manos de particulares. El Estado nacional, al 30 de junio de 2012, les deb铆a a los 鈥減articulares鈥 el equivalente al 13 por ciento del PIB, de los cuales el 28 por ciento era en pesos y el resto en d贸lares. En un contexto de 鈥渕ercado libre鈥, la deuda ser铆a totalmente en d贸lares, ya que los que hubiesen recibido pesos podr铆an comprar moneda estadounidense. Desde la inconvertibilidad se帽alada, la deuda en d贸lares en manos de particulares es de s贸lo 9,4 por ciento del PIB. Es decir, la aludida decisi贸n del Gobierno redujo la deuda p煤blica en d贸lares en 17.000 millones de d贸lares. As铆 el Estado nacional debe, en d贸lares, unos 45.000 millones. Cifra similar al monto de las reservas del Banco Central. Con una diferencia significativa. La deuda externa se cotiza a un promedio del 75 por ciento de su valor nominal. Es decir, en t茅rminos de mercado puro, el Estado nacional deber铆a 33.750 millones de d贸lares, los cuales podr铆an ser pagados al contado por el Banco Central y sobrar铆a dinero. Se entiende, desde esta perspectiva, por qu茅 el Gobierno ha ratificado que la Argentina va a pagar la deuda externa, no s贸lo porque quiere sino, adem谩s, porque puede
* Economista Unlam y Universidad Arturo Jauretche.
** Economista Unlam.
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