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Domingo, 17 de febrero de 2013
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El Estado y el patr贸n de acumulaci贸n

Poder hegem贸nico

El Estado, como representante o garante del inter茅s general, dista mucho de lo que realmente es. Durante la mayor parte de nuestra historia ha garantizado los intereses privilegiados de los sectores dominantes. El caso del Grupo Macri.

Por Diego Urman * y Sebastian Espina **
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鈥淓l proceso privatizador potenci贸 y acentu贸 la expansi贸n de los sectores dominantes鈥, explican Urman y Espina.

Pensar al Estado como un espacio donde se representan los intereses de todos los ciudadanos de cualquier pa铆s se ha tornado arcaico y hasta un tanto inocente. El Estado como representante o garante del inter茅s general dista mucho de lo que realmente es. Contra la posici贸n del sentido com煤n, el Estado argentino moderno, durante la mayor parte de nuestra historia, ha garantizado los intereses privilegiados de los sectores dominantes. La supremac铆a de los intereses concentrados a trav茅s del Estado, en detrimento de los intereses de las mayor铆as, se logr贸 de diferentes maneras y en diferentes etapas hist贸ricas. Aqu铆 mencionaremos, s贸lo dos momentos: la 煤ltima dictadura militar y la d茅cada del 鈥90.

En el primer caso (1976-1983) se logr贸 beneficiar al sector dominante directamente a sangre y fuego. Con el asalto al poder del Estado por la Junta Militar en 1976, se desplegaron dos procesos opuestos: por un lado, se gener贸 una renta financiera para las fracciones dominantes. Dicha renta se creaba al endeudarse en el exterior para luego prestar las divisas en el mercado local a una tasa de inter茅s superior, generando un diferencial financiero.

A su vez, el mismo Estado deb铆a endeudarse (utilizando a las empresas estatales, a la administraci贸n central y al nivel de divisas disponibles) para satisfacer la necesidad de moneda extranjera de las clases dominantes y culminar as铆 el ciclo con la fuga al exterior de los mismos.

El otro proceso de la 茅poca fue la elevada tasa de inter茅s interna que debieron utilizar la mayor铆a de los empresarios nacionales, generalmente pymes, provocando la insolvencia y quiebra de la mayor铆a de ellos.

Es as铆 como vemos el particular accionar del Estado, favoreciendo a la burgues铆a m谩s concentrada (la fracci贸n dominante interna) y al capital financiero internacional, perjudicando a su vez a la peque帽a y mediana burgues铆a industrial y a los asalariados en su totalidad.

Ahora bien, este proceso perverso no culmin贸 all铆. Hacia principios de la d茅cada del 鈥80 el Estado argentino garantiz贸 la estatizaci贸n de la deuda externa del sector privado. Este sector deb铆a abonar al Estado argentino la deuda contra铆da en el exterior pero en pesos, m谩s una 鈥減rima de garant铆a鈥, la cual era el plus que deb铆an pagar por los seguros de cambio pactados previamente con el Estado y que siempre fueron menores a la tasa de devaluaci贸n de la moneda. A su vez, el Banco Central tomaba la deuda con el exterior mediante la emisi贸n de bonos, acrecentando una vez m谩s la deuda externa p煤blica.

El segundo momento hist贸rico es la d茅cada del 鈥90. En esta etapa, los intereses de los sectores dominantes no se encontraban reflejados de forma directa, sino que se resist铆an bajo la expresi贸n de la garant铆a de los intereses universales de toda la sociedad. Antonio Gramsci, te贸rico italiano, planteaba el concepto de 鈥渉egemon铆a鈥, en donde la clase dirigente o dominante utiliza al bloque de sus intelectuales org谩nicos para controlar a los sectores subalternos con el objetivo de lograr que los intereses de la clase particular se conviertan en los intereses de toda la sociedad, logrando dominaci贸n sin recurrir a la coacci贸n.

Esta situaci贸n pudo reflejarse durante la d茅cada del 鈥90, en donde el proceso de destrucci贸n social y econ贸mica fue avalado democr谩ticamente, logrando dicha hegemon铆a.

Tanto desde el punto de vista t茅cnico como pol铆tico, garantizada la armon铆a de la alianza dominante, el plan llevado a cabo por el gobierno de Carlos Menem posibilit贸 realizar grandes transformaciones estructurales basadas en una estabilizaci贸n tanto pol铆tica como econ贸mica, la cual, luego, fue legitimada por las mayor铆as. Dicho marco gener贸 las condiciones para avanzar con las reformas estructurales. Caber preguntarse si dichas reformas respond铆an a demandas de los sectores populares o bien, como adelantamos, a los sectores hegem贸nicos en confluencia de intereses.

Dentro de este marco, el proceso de privatizaciones tuvo repercusiones profundas. La valorizaci贸n financiera, si bien comenz贸 en la d茅cada del 鈥70, tuvo su particularidad en la d茅cada del 鈥90, la cual se reflej贸 en las privatizaciones de las empresas estatales.

Las privatizaciones mostraron una transferencia de ingresos del trabajo hacia el capital y, dentro de 茅ste, desde las pymes hacia las de mayor tama帽o. Por otro lado, la reestructuraci贸n de las ex empresas estatales permiti贸 obtener una productividad media laboral superior al resto de la c煤pula empresarial. En relaci贸n con la concentraci贸n y centralizaci贸n del capital, cabe mencionar que la nueva estructura de tarifas implementada con la privatizaci贸n provoc贸 que dichas empresas obtuvieran m谩rgenes de utilidad superiores al resto de la econom铆a local e incluso de la c煤pula. Si sumamos el hecho de que el proceso licitatorio funcionaba como barrera de entrada a capitales de menor rango, dicho proceso privatizador gener贸 una fuerte concentraci贸n y centralizaci贸n del capital, obteniendo cada vez m谩s injerencia en la econom铆a local.

Es de destacar que estas empresas, grupos locales y extranjeros, que formaron la elite empresarial y que obtuvieron la concesi贸n de las empresas privatizadas, fueron los mismos que se hab铆an consolidado con el cambio en el patr贸n de acumulaci贸n a partir de la 煤ltima dictadura militar. La concentraci贸n tambi茅n fue potenciada por la garant铆a que se establec铆a por intermedio de las tarifas p煤blicas, ya que dichas tarifas se encontraban independizadas de la evoluci贸n del ciclo econ贸mico al tener actualizaciones tarifarias y en d贸lares. Es as铆 como la tasa de rentabilidad promedio sobre las ventas de las privatizadas durante el per铆odo 1993-2001 fue del 9,7 por ciento, mientras que las empresas que, aun perteneciendo a la elite empresaria local no se encontraban vinculadas a las privatizaciones, tuvieron una tasa del 0,7 por ciento. Para el mismo per铆odo, de la masa de utilidades de las 200 empresas m谩s grandes, casi el 60 por ciento del total de ella (28.985 millones de pesos) correspond铆a a las privatizadas (27 empresas) y s贸lo el 11,7 por ciento a las no vinculadas (141 empresas).

Es claro que el proceso privatizador potenci贸 y acentu贸 la expansi贸n de los sectores dominantes, logrando independizar sus ventas con respecto a la performance del PBI total y potenciando a su vez la valorizaci贸n financiera.

* Contador p煤blico (UBA).

** Licenciado en Econom铆a (UBA)

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