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Domingo, 6 de abril de 2003
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INVERTIRAN OTROS 630 MILLONES DE DOLARES EN LA CENTRAL YACYRETA

El monumento inconcluso

Humberto Schiavoni, director ejecutivo de Yacyretá, explica por qué son imprescindibles las obras para elevar la cota. Asegura que el Estado no pondrá un centavo. “Ya no hay margen para la corrupción.”

Por Raúl Dellatorre
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Schiavoni, director ejecutivo de la EBY. “Con el país funcionando a pleno, este sistema eléctrico no banca.”
Sigue siendo la principal central eléctrica del país, con el 18 por ciento de la oferta total, pero desapareció de los primeros planos informativos, a los que solía estar abonada a través de escándalos por corrupción. La represa hidroeléctrica de Yacyretá, que sobrevivió a los embates privatistas –en más de una oportunidad y con las alternativas más diversas–, está embarcada en un programa que elevará la cota –altura del vertedero en la represa– de los actuales 76 metros a 84. La inversión necesaria para el plan integral alcanza a los 631,5 millones de dólares. Humberto Schiavoni, director ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá, asegura que esta vez no habrá lugar para sospechas de corrupción. En una entrevista exclusiva con Cash, explicó por qué un gobierno de transición tomó la decisión de encarar la obra.
¿De qué modo se justifica semejante inversión en este momento del país?
–Contamos con un proyecto hidroeléctrico terminado, con una potencia instalada de 3000 megavatios y una capacidad de generación del 19.700 gigavatios hora al año, con un recurso abundante, limpio y renovable de la magnitud del río Paraná. Y, sin embargo, han transcurrido ya nueve años desde que Yacyretá comenzó a generar energía eléctrica sin que se hayan realizado las inversiones necesarias para permitir la generación a su plena potencia. Este objetivo se vuelve prioritario en un momento de nuestro país en el que se alzan voces que advierten sobre la interrupción de las inversiones en el sector eléctrico y la discontinuidad de los proyectos planificados.
Hubo reiteradas denuncias sobre falencias técnicas en el funcionamiento de las turbinas o por daños en las paletas. ¿Está Yacyretá en condiciones de seguir aumentando su capacidad de generación sin riesgos?
–Justamente, muchos de los problemas que se sufrieron obedecen a que las turbinas trabajan con saltos (cota o caída del agua en el vertedero) menores al de diseño, con rendimientos que no son los óptimos y están sujetos a mayores vibraciones que afectan a la estructura de la obra civil y al equipamiento electromecánico. Los problemas de cavitación acortan la vida útil de la represa. Además, está el perjuicio económico: como el embalse debió operar a cota 78 desde septiembre de 1995 y a cota 83 a partir de septiembre de 1998, la EBY dejó de facturar unos 750 millones de dólares. Hasta que terminen de ejecutarse las obras del programa en marcha, la EBY habrá dejado de facturar 965 millones de dólares adicionales. La primera conclusión es que hay que terminar el proyecto. La inversión hecha está sobredimensionada para lo que genera la represa hoy.
Con la historia de Yacyretá, cada dólar invertido será mirado con lupa para ver si no hay un desvío hacia intereses particulares...
–Cada vez hay menos margen para la corrupción. Todas las licitaciones del programa van a contar con la participación del BID. Además, ya no existen las grandes contrataciones de antaño.
De todos modos, podría cuestionarse que 630 millones de dólares de inversión podrían destinarse a otras prioridades...
–Primeramente, es la obra la que generará sus propios recursos, con el crecimiento de la energía generada. El bache inicial se cubre con financiamiento del BID y, si fuera necesario, se recurrirá al mercado de capitales. No son fondos públicos lo que se compromete. Por otra parte, genera un movimiento en materia de reactivación regional muy importante. Se estima que el programa, en su conjunto, por acciones sociales y medioambientales y obras de infraestructura, comunicación y transporte, generará 10 mil nuevos puestos de trabajo. El 50 por ciento de la mano de obra será argentina. Se construirán 11 mil viviendas para la población afectada en ambas márgenes. El proceso de relocalización ya se ha iniciado, hay obras por 100 millones de dólares ya licitadas.
Cuando se inauguró Yacyretá también se hablaba de que la obra se repagaba con su alta rentabilidad. ¿Cuáles son los resultados operativos actuales?
–Hoy Yacyretá genera 72 millones de dólares al año, contra 50 millones de costo operativo. Pero tenga en cuenta que sólo recibe 7 dólares por Mw/hora, contra 30 dólares que vale en el mercado mayorista. El resto de la tarifa se imputa al pago de la deuda de la Entidad.
¿Todavía es posible que se insista con la privatización de Yacyretá o, al menos, de su gestión y explotación, como alguna vez se intentó?
–Las condiciones políticas hacen imposible que se vuelva a experimentos como el que intentó Carlos Bastos –secretario de Energía de Domingo Cavallo, durante el menemismo–. En función de esa realidad, decidimos avanzar con las obras. El sector privado debe concentrarse en realizar las inversiones necesarias en los emprendimientos que ya maneja. Pero sin un sinceramiento del cuadro tarifario, la obra privada va a quedar muy desalentada. Con el país funcionando a pleno, este sistema eléctrico que tenemos hoy no banca.

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