Suele sostenerse desde distintos sectores econ贸micos concentrados 鈥揳 trav茅s de los medios hegem贸nicos dominantes鈥 que el Gobierno est谩 arribando a un fin de ciclo. Realmente sorprenden tales expresiones cuando se analizan los indicadores econ贸micos del primer semestre del 2013 que muestran que el crecimiento de la econom铆a se consolida en torno del 5,8 por ciento. A su vez, el crecimiento del Producto se complementa con una reducci贸n de la desocupaci贸n que descendi贸 a fin del tercer trimestre del presente a帽o al 6,8 por ciento.
Parece que el deseo que tienen algunos pol铆ticos, economistas y comunicadores de que no contin煤e el pa铆s por este sendero de crecimiento econ贸mico con inclusi贸n social, no les permite observar el desarrollo espec铆fico por el que transita la econom铆a argentina a partir de 2003.
La expansi贸n actual est谩 sostenida sobre la base del crecimiento de todas las variables que contribuyen a la demanda agregada, principalmente la inversi贸n, que creci贸 el 16,2 por ciento (primordialmente en maquinaria y equipos), el consumo privado, un 9,2 por ciento, y el gasto estatal un 8,6 por ciento durante el segundo trimestre.
La producci贸n de bienes vuelve a tomar fuerza luego de algunos meses que mostraron indicadores negativos, principalmente sostenida en el crecimiento del agro y la construcci贸n, con una tasa de inversi贸n que se encuentra por encima del 20 por ciento del PBI. Por lo tanto, sorprende que se est茅 hablando de fin de ciclo como si estuvi茅ramos en medio de una crisis econ贸mica y social.
Ahora bien, lo que se puso en disputa a partir de 2003 es la hegemon铆a pol铆tica y econ贸mica de los sectores dominantes. Durante mucho tiempo bajo la ideolog铆a neoliberal se justificaban los 鈥渁horros forzosos鈥, las 鈥渆conom铆as de guerra鈥 y los ajustes con profundos descensos de salario que perjudicaban a amplios sectores de la sociedad. Esas medidas eran generalmente la expresi贸n de los intereses de la fracci贸n hegem贸nica del capital 鈥揼rupos de poder鈥 y se aplicaban bajo la coacci贸n en las dictaduras militares o bajo particulares consensos en tiempos de democracia. Para que este 煤ltimo sea efectivo era necesaria la participaci贸n de los medios concentrados para que difundieran los beneficios de las nuevas medidas, que luego se verific贸 en m煤ltiples oportunidades, perjudicaron a los trabajadores, jubilados, peque帽os empresarios, entre tantos otros.
Desde hace tiempo se quiere instalar la idea de que es necesaria una nueva devaluaci贸n, de que es perjudicial la intervenci贸n del Estado en la econom铆a, de que la presi贸n fiscal es asfixiante, de que la inflaci贸n s贸lo se combate con congelamiento de salarios y con una pol铆tica monetaria restrictiva. Pero esas ideas no hubieran calado tan profundo en gran parte de la sociedad sin la participaci贸n de los medios hegem贸nicos. Para que determinadas ideas sean adoptadas, fundamentalmente deben ser difundidas, y para ello nada mejor que grupos concentrados de medios de comunicaci贸n para que realicen esa tarea.
Es por ello que es tan necesaria la aplicaci贸n plena de la Ley de Servicios de Comunicaci贸n Audiovisual para que todos los sectores puedan expresar sus puntos de vista 鈥揺ntre otros aspectos鈥 sobre las pol铆ticas econ贸micas. A treinta a帽os ininterrumpidos de democracia, no debemos pasar por alto que los medios cumplen un rol fundamental en la percepci贸n que formamos acerca del mundo que nos rodea. Los ejemplos sobran para mostrar c贸mo la sociedad apoy贸 medidas sostenidas por los medios dominantes y que claramente perjudicaban a los sectores populares. As铆 pues, es necesario que a partir de la aplicaci贸n de la Ley de Servicios de Comunicaci贸n Audiovisual no haya una sola voz, una sola ideolog铆a difundida por los medios concentrados, sino que la diversidad de voces puedan expresar otras ideas, y que a la fracci贸n hegem贸nica del capital le cueste un poco m谩s obtener consenso social para ejercer pol铆ticas que perjudican a muchos y benefician a unos pocos
* Economistas. Centro de Econom铆a Pol铆tica Argentina (CEPA).
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