La menci贸n al principio precautorio ha devenido en un lugar com煤n en diversos documentos que cuestionan el desarrollo de las tecnolog铆as que pudieran representar peligros futuros a la salud humana y al medioambiente. Con or铆genes en el derecho ambiental alem谩n (Vorsorgeprinzip), el principio precautorio se fue expandiendo globalmente en legislaciones y declaraciones que ponen el acento en la defensa del ecosistema, en particular en la Declaraci贸n de R铆o de Janeiro sobre Ambiente y Desarrollo (1992), en la influyente Declaraci贸n de Wingspread (1998) y recalando en nuestro marco normativo en la ley 25.675 (Ley General del Ambiente, 2002). Tambi茅n reconocidas organizaciones no gubernamentales, por caso Greenpeace, hacen referencia permanente al principio precautorio en sus documentos y campa帽as. M谩s all谩 de su notoria centralidad en el discurso ambientalista, el principio precautorio est谩 lejos de poseer uniformidad en su formulaci贸n.
A menudo se lo suele edulcorar mediante referencias a dichos populares emergentes del sentido com煤n: 鈥渕ejor prevenir que curar鈥; 鈥渁nte la duda, abstente鈥; 鈥渕谩s vale ser precavido que llorar sobre la leche derramada鈥 y otras sentencias por el estilo. En un plano m谩s anal铆tico, el investigador sueco Per Sandin, en su art铆culo 鈥淒imensions of the Precautionary Principle鈥, menciona la existencia de no menos de diecinueve formas diferentes de enunciar el principio. Sin embargo, Sandin pudo se帽alar algunos elementos de continuidad en las variadas formulaciones del principio, a las que denomin贸 gen茅ricamente como dimensiones, a saber: a) dimensi贸n de la amenaza (existencia de peligro de da帽o grave o irreversible); b) dimensi贸n de incertidumbre (la ausencia de informaci贸n o certeza cient铆fica); c) dimensi贸n de la acci贸n (aquellas medidas a adoptar); d) dimensi贸n de la obligaci贸n.
Haciendo operativo este esquema de las dimensiones, podr铆amos decir que: si hay (1) una amenaza, la cual (2) tiene incertidumbre, entonces (3) alg煤n tipo de acci贸n (4) es obligatoria. Sin embargo, como el mismo Sandin admite, este esquema no puede aplicarse a la versi贸n del principio que aparece en la Declaraci贸n de R铆o de Janeiro sobre Ambiente y Desarrollo de 1992, la que expresa que 鈥渃uando haya peligro de da帽o grave o irreversible la ausencia de informaci贸n o certeza cient铆fica no deber谩 utilizarse como raz贸n para postergar la adopci贸n de medidas eficaces, en funci贸n de los costos, para impedir la degradaci贸n del medio ambiente鈥.
El motivo es obvio: esta forma del principio precautorio carece de la dimensi贸n de la acci贸n. En la literatura especializada, esta enunciaci贸n es conocida como la versi贸n d茅bil del principio precautorio, o en la terminolog铆a de Sandin, como su interpretaci贸n argumentativa, pues lo que est谩 se帽alado all铆 como idea central es qu茅 tipo de argumentos se pueden considerar v谩lidos y cu谩les no al analizar una controversia ambiental. En este sentido, la versi贸n R铆o estipula que aquellas explicaciones basadas desde una asumida condici贸n de ignorancia o de falta de certeza (argumentum ad ignorantiam) no podr谩n ser consideradas como razones leg铆timas que impidan llevar adelante el principio precautorio, entre otras cosas por tratarse generalmente de inferencias falaces. Por el contrario, versiones fuertes del principio pueden encontrarse, por ejemplo, en la mencionada Declaraci贸n de Wingspread. Greenpeace aboga tambi茅n por este tipo de enfoques, ya que considera que las normas de regulaci贸n para sustancias qu铆micas deber谩n estar basadas en un principio precautorio que estipule que, 鈥渃uando haya una raz贸n para creer que un producto causa da帽o a la salud o al ambiente, no podr谩 ser utilizado o producido鈥.
Sin embargo, en las recientes controversias suscitadas en Argentina por el desarrollo productivo de los hidrocarburos no convencionales el principio precautorio ha sido utilizado como si hubiera una sola interpretaci贸n. En la ciudad rionegrina de Allen, la ordenanza municipal N潞 046/13 (recientemente declarada inconstitucional) proh铆be dentro del ejido urbano la utilizaci贸n del fracking, ya que su pr谩ctica puede contaminar aguas subterr谩neas, provocar microsismos y aumentar la incidencia de tumores o enfermedades neurol贸gicas. La citada norma considera tambi茅n que en los sitios cercanos a la explotaci贸n de hidrocarburos no convencionales podr铆an producirse riesgos para la salud p煤blica, como la contaminaci贸n de acu铆feros, la emisi贸n de benceno y de otros gases prejudiciales que causan c谩ncer y otras patolog铆as. Por consiguiente, en su parte resolutiva la ordenanza establece que la acci贸n destinada a evitar los riesgos considerados es la prohibici贸n de la fractura hidr谩ulica, tomando como referencia el principio precautorio que figura en la ley N潞 25.675. Notamos aqu铆, sin embargo, que el Concejo Deliberante de Allen sigue escrupulosamente el camino se帽alado por la versi贸n fuerte de la ONG verde, aunque dice remitir su decisi贸n al texto de la ley nacional (versi贸n d茅bil). 驴Por qu茅? El argumento de los ediles allenses es expl铆cito al respecto: 鈥淓l CD de Allen tiene razones para creer que el fracking causa da帽o a la salud o al ambiente, por tanto la fractura hidr谩ulica no podr谩 ser utilizada鈥. Analicemos ahora, por su inter茅s, el tema de la incertidumbre.
Desde el trabajo seminal de F. H. Knight Risk, Uncertainty and Profit (1921) a textos cl谩sicos de la teor铆a de la decisi贸n como Games and Decisions de R. D. Luce y H. Raiffa (1957), sumados a una ingente producci贸n actual sobre teor铆a de riesgos, se insiste en la necesidad metodol贸gica de diferenciar entre riesgo, incertidumbre e ignorancia. As铆, para Luce y Raiffa estamos en una situaci贸n de decisi贸n bajo certeza si a cada decisi贸n le sigue de manera invariable y un铆voca un resultado espec铆fico. Una decisi贸n bajo riesgo ocurre cuando una resoluci贸n lleva a un conjunto espec铆fico de alternativas, cada una con un valor determinado de probabilidad. Por 煤ltimo, una decisi贸n bajo incertidumbre ocurre cuando a una acci贸n le sigue una serie de consecuencias con valores de probabilidad que sean completamente desconocidos (ignorancia) o que no sean conocidos todav铆a de manera significativa.
Entendemos que el proceso de fractura hidr谩ulica, utilizado desde 1947, con m谩s de un mill贸n de pozos fracturados s贸lo en los Estados Unidos entre 1950 y 2010 (de los cuales cerca de 50 mil fueron realizados en yacimientos no convencionales), con un voluminoso acopio estad铆stico de par谩metros, situaciones y an谩lisis de eventos potencialmente riesgosos bajo muy variados contextos, tiene, en principio, elementos m谩s que suficientes para no ser evaluado a partir de estados de elevada incertidumbre o ignorancia. Por el contrario, la metodolog铆a adecuada ser铆a aquella que estudiara sistem谩ticamente beneficios y riesgos, caracterizando los factores de alto riesgo y los m谩s recurrentes, favoreciendo aquellas decisiones que reduzcan su incidencia y, eventualmente, mitigando sus impactos.
Sin embargo, 煤ltimamente ha sido recibida como un nuevo respaldo a la vigencia conceptual del principio precautorio en la pol铆tica ambiental global el fallo del Tribunal Constitucional franc茅s declarando leg铆tima la decisi贸n de prohibir en el territorio galo la fractura hidr谩ulica (octubre de 2013). Como dice al respecto el abogado ambientalista Juan Fittipaldi: 鈥... Resta decir que las medidas prohibitivas se enmarcan en la l贸gica del principio precautorio en materia ambiental, cuya aplicaci贸n al caso no podr铆a ser m谩s estricta. Con base en este principio aplicado por el Poder Legislativo y ratificado por el Tribunal Constitucional, la ley gala es, al menos desde el punto de vista jur铆dico y ambiental, irreprochable鈥 (Diario R铆o Negro, 23 de noviembre de 2013). Creemos, a diferencia del letrado, que estas decisiones se enmarcan m谩s bien en una decisi贸n estrat茅gica del Estado franc茅s de privilegiar otras ofertas para su matriz energ茅tica, eso s铆, convenientemente adornadas con expresiones caras al o铆do ecologista global. Lo que se oculta al magnificar estas decisiones es que Francia es el octavo importador mundial neto, tanto de petr贸leo crudo como de gas natural, y que adem谩s genera el 76 por ciento de su energ铆a el茅ctrica por medio de centrales nucleares y el 12 por ciento por hidroelectricidad. Por tanto, para Francia la producci贸n petrolera local tiene una importancia marginal (de hecho sus reservas t茅cnicamente recuperables de shale gas no son significativas) y puede darse el lujo que otros pa铆ses, entre ellos la Argentina, no pueden ni deben darse
* Facultad de Ingenier铆a, Universidad Nacional del Comahue.
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