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Domingo, 4 de mayo de 2014
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La corrida de enero, medidas del Banco Central y control de la cotización

Pujas en el mercado cambiario

Las iniciativas del equipo económico sobre las principales variables económicas, entre ellas el tipo de cambio, confrontan con presiones de sectores dolarizados que buscan forzar una nueva ola devaluatoria.

Por Santiago Fraschina y Jerónimo Rodríguez Use *
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“Las acciones realizadas por el equipo económico dan certezas sobre las principales variables económicas.”

En el primer trimestre del año, el mercado cambiario se posicionó como el ámbito de mayor disputa entre los grupos económicos y el Banco Central de la República Argentina. Sectores con poder de mercado, a partir de persistentes acciones especulativas, buscaron (y buscan) influir en la cotización del tipo de cambio, para ubicarlo por encima del valor establecido por las autoridades económicas. Algunas consultoras económicas buscaron tensionar más la situación, asegurando un presunto fin de la “pax cambiaria” para el segundo semestre. Grupos económicos, medios de comunicación y consultoras se constituyen así en actores que inciden en la tensión cambiaria, usualmente adjudicada a las políticas que impulsa el equipo económico.

Una manera de describir la disputa del mercado cambiario es a partir del análisis de la dinámica del tipo de cambio presente en relación con los contratos de dólar futuro. La cotización de dólar futuro expresa el valor pactado por la divisa que los agentes económicos piensan que tendrá en una fecha determinada. Dado un valor de tipo de cambio actual, si las partes creen que el dólar tendrá un valor mayor (es decir, se devaluará), los contratos se pactaran a un precio más alto. Entendidos de esta manera, por lo tanto, los valores futuros simplemente expresarían las expectativas de los distintos agentes económicos. Sin embargo, al ser un mercado altamente concentrado, donde existen pocos actores con importante poder económico, se cristalizan allí las acciones de ciertos grupos que buscan imponer su agenda en materia de políticas económicas. En concreto, lo que se busca, mediante acciones especulativas, es forzar un nuevo incremento del tipo de cambio, que aumente la rentabilidad de los sectores exportadores o aquellos posicionados en dólares que experimentan un efecto riqueza positivo, a costa del resto de la población, que tiene sus ingresos en pesos.

A fines de enero, días antes de producirse el deslizamiento cambiario hasta alcanzar valores de convergencia en torno de los 8 pesos, la brecha entre el tipo de cambio presente y el contrato de dólar a septiembre alcanzó un máximo del 33 por ciento, mientras que la existente con los contratos de dólar a diciembre llegó a ser del 54 por ciento. Durante el primer trimestre, a partir de distintas herramientas de política económica –entre las que se destacan el aumento de la tasa de interés y la reducción de las tenencias de dólares de los bancos–, la brecha entre la cotización presente y los contratos a futuro se redujo al 12 por ciento para los contratos a septiembre y a 25 por ciento para los contratos a diciembre.

Asimismo, para desarticular los mercados ilegales de divisas o relacionados con operaciones de fuga de capitales, se habilitó la compra de dólares para ahorro y tenencia por parte de las personas físicas. Esta medida, sumada al aumento de la tasa de interés por el Banco Central y a la mayor liquidación de divisas por parte de los sectores agropecuarios (en un contexto de altos precios internacionales y record de cosecha), permitió que para fines de abril las brechas entre el dólar y el resto de las cotizaciones se redujeran sustancialmente. En la actualidad, la diferencia entre la cotización del dólar ahorro y el informal (blue) se redujo a un 5 por ciento.

En relación con el nivel de reservas, durante las últimas jornadas se logró revertir la tendencia a la baja, permitiendo recuperar paulatinamente los niveles acumulados. Además de las medidas previamente mencionadas, repercutieron en este cambio de comportamiento la salida de YPF a los mercados internacionales, la ampliación del acuerdo Chevron, el impuesto a los autos de alta gama y el aumento de las alícuotas para la compra con tarjeta al exterior.

Las acciones realizadas por el equipo económico permiten dar certezas sobre las principales variables económicas, entre ellas el tipo de cambio, frente a las presiones de los sectores dolarizados que buscan forzar una nueva ola devaluatoria para el segundo semestre del año. Las medidas descriptas, sumadas a la normalización de las deudas defolteadas del 2002 (Club de París), las reuniones con distintas bancas centrales y organismos multilaterales para acuerdos de créditos swap y la fuerte afluencia de dólares producto de la liquidación de cosechas de granos durante el primer semestre, permitirán reforzar las reservas del Banco Central, de manera de dar por tierra las maniobras especulativas, tan perjudiciales para el conjunto de los trabajadores argentinos

* Integrantes del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (Geenap).

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