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Domingo, 2 de noviembre de 2014
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Mercado cambiario

Psicosis

Las versiones de una brusca devaluaci贸n construyen expectativas negativas en el mundo empresario, afectando los niveles de inversi贸n.

Por Mariano Kestelboim *
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Los mercados se paralizaron hace algunas semanas. Una breve nota de un peri贸dico econ贸mico, titulada 鈥淎visan a importadores que desde el lunes deben utilizar d贸lar a 14,50 pesos鈥, afirmaba que el Gobierno llamaba a empresas para que usen esa cotizaci贸n de ahora en m谩s. El art铆culo anticipaba que iba a regir 鈥渆n los hechos una especie de desdoblamiento cambiario de facto para un n煤mero mucho mayor de empresarios y rubros que hasta ahora鈥. Se refer铆a a que se producir铆a una generalizaci贸n del sistema de pago de importaciones, v铆a 鈥渃ontado con liqui鈥, hasta ahora utilizado s贸lo en algunas operaciones marginales.

El hecho, obviamente, no se produjo, pero tuvo un fuerte impacto. A pesar de que la informaci贸n no era oficial y que las autoridades por la tarde del mismo d铆a aclararon que no se iba a hacer el anticipado desdoblamiento, los mercados se resintieron. En la mayor铆a de los circuitos empresariales se ley贸 el reporte como v谩lido y los operadores actuaron en consecuencia. El nerviosismo se transmit铆a en todos los 谩mbitos de la industria. El economista jefe de la Uni贸n Industrial Argentina, Diego Coatz, tuite贸: 鈥淓n 5 d铆as 43 industriales me preguntaron si efectivamente se iba a tener que importar al CCL (contado con liqui). Obvio les dije que no, complicado si lo piensan鈥.

La noticia hab铆a sido interpretada como cierta, a pesar de que generaba un escenario delirante. El supuesto anticipo implicaba que el d贸lar iba a saltar, en principio, de 8,40 a 14,50 pesos, un 73 por ciento m谩s caro para un n煤mero indefinido de operaciones de importaci贸n. El aumento hubiese sido casi cuatro veces y media mayor que el estir贸n que peg贸 en la tercera semana de enero 煤ltimo, cuando subi贸 de $ 6,88 a $ 8. Y 茅se habr铆a sido s贸lo el primer golpe. De producirse ese cambio en la cotizaci贸n del d贸lar para importar, en un mercado dif铆cil de regular como el del 鈥渃ontado con liqui鈥, desatado el descontrol por la suba del d贸lar, la escalada habr铆a sido mayor. Se alentaba el comportamiento en manada de los mercados, donde las expectativas de los operadores terminan influyendo fuertemente.

Como con toda devaluaci贸n, el sacud贸n veraniego implic贸 p茅rdidas de poder adquisitivo para los hogares. Una suba much铆simo mayor del tipo de cambio como la planteada habr铆a provocado una conflictividad social y un deterioro salarial mucho m谩s grave a煤n. En ciernes de un a帽o electoral (faltan menos de 10 meses para las PASO), con cuentas externas sin desequilibrios significativos y con m谩s de 27.000 millones de d贸lares de reservas en el Banco Central, 驴era posible creer que el Gobierno iba a subir el tipo de cambio de importaci贸n en esa magnitud, dilapidando su caudal pol铆tico?

Las secuelas del neoliberalismo no se reducen a la pesada deuda externa, a la destrucci贸n industrial, a la concentraci贸n y extranjerizaci贸n de la econom铆a y al deterioro de la capacidad de administraci贸n p煤blica de los mercados, tambi茅n hicieron mella en la toma de decisiones empresariales. Estos, en un contexto de incertidumbre, ante una m铆nima sospecha de cambio de rumbo macroecon贸mico, quedan desorientados y toman decisiones excesivamente conservadoras. Adem谩s de grupos de poder que ganar铆an con una devaluaci贸n y que operan en ese sentido, existe una suerte de psicosis en el mercado, una sensaci贸n para algunos de que todo puede pasar.

Luego de que la mayor铆a viviera o conociera el efecto de los grandes cataclismos econ贸micos, las pujas medi谩ticas entre los que est谩n a favor del Gobierno y los que est谩n en contra enceguecen a los hombres de negocios. Un desdoblamiento cambiario de la magnitud que se anunciaba en las condiciones actuales de la econom铆a nacional no es factible. Sin embargo, los intereses en disputa, las operaciones medi谩ticas, la desinformaci贸n generalizada y un pasado poco feliz llevan a que una noticia, publicada en un 煤nico medio, sin un aval oficial expl铆cito, sea capaz de generar caos.

Destrabar los problemas comunicacionales que padece el pa铆s y la psicosis que atraviesan los mercados requiere de diferentes acciones. Si bien las pymes en la 煤ltima d茅cada accedieron a los poderes p煤blicos de decisi贸n de pol铆ticas p煤blicas 鈥揺n la Convertibilidad no las atend铆an鈥, todo indica que hace falta una comunicaci贸n todav铆a m谩s fluida, a trav茅s de canales formales e informales, entre el sector p煤blico y el sector privado. No todos los empresarios son especuladores que ganar铆an con una devaluaci贸n; por el contrario, una gran parte que conforma pymes y tambi茅n algunos miembros de grandes empresas dependen del crecimiento del mercado interno para ampliar sus negocios.

Asimismo, es importante fomentar el seguimiento de ciertas variables que determinan la viabilidad de un proyecto econ贸mico en un pa铆s perif茅rico como el nuestro. Entre ellas, una de las variables que m谩s influyen sobre el valor del d贸lar es la evoluci贸n del saldo del balance de pagos. Este est谩 determinado por dos cuentas principales: la cuenta corriente y la cuenta financiera. La primera registra las operaciones comerciales de bienes, de servicios y pagos de rentas que realiza una econom铆a con el resto del mundo. En consecuencia, determina la entrada y salida de d贸lares por factores no financieros y de inversiones extranjeras. La cuenta financiera, por su parte, registra los movimientos financieros y de inversiones extranjeras.

Cuando en la Convertibilidad el saldo de la cuenta corriente hab铆a acumulado un d茅ficit equivalente a cuatro a帽os y medio de importaciones, era evidente que el sostenimiento v铆a endeudamiento de la paridad cambiaria s贸lo pod铆a ser transitorio. A partir de 2002, esa ecuaci贸n se revirti贸 y hasta 2009 hubo un continuo super谩vit de la cuenta corriente que equivali贸 a casi 3 a帽os de importaciones. En el medio, despu茅s de que la moneda nacional cayera a un m铆nimo de 3,87 pesos por d贸lar a mediados de 2002, se fue apreciando. Y, entre 2010 y el primer semestre de 2014, comenzaron a registrarse per铆odos con d茅ficit que, acumulados, representaron apenas 0,2 a帽o de importaciones.

El hecho de que con un d茅ficit tan peque帽o de cuenta corriente se presente una situaci贸n de escasez de d贸lares, en un contexto donde las tasas de referencia mundiales est谩n en apenas 0,15 por ciento (Banco Central de la Uni贸n Europea) y 0,25 por ciento (Reserva Federal de Estados Unidos), revela las complicaciones que existen en la cuenta financiera del balance de pagos. A las dificultades de regulaci贸n del mercado cambiario y a una pol铆tica monetaria que no tendi贸 a promover el ahorro en pesos se sum贸 el absurdo fallo de Griesa, que implic贸 un cerrojo para acceder al financiamiento externo. Aun as铆, el balance de pagos no est谩 tan desequilibrado como para pensar que podr铆a producirse una megadevaluaci贸n, bajo la actual administraci贸n.

Por lo pronto, este a帽o ya no hay m谩s vencimientos significativos de deuda en d贸lares. Otro panorama se presenta para el a帽o que viene, con compromisos de deuda por cerca de 13.000 millones de d贸lares. No obstante, tras el vencimiento de la cl谩usula RUFO, un eventual arreglo con los fondos buitre podr铆a aliviar el frente externo.

Un brusco movimiento del tipo de cambio provocar铆a una fenomenal distribuci贸n de ingresos a favor de los sectores exportadores y de empresas afectadas por el crecimiento de las importaciones. Estos grupos econ贸micos reducir铆an en gran medida sus costos internos, sobre todo de salarios, que, en 2013, alcanzaron su m谩ximo hist贸rico medidos en d贸lares. Si bien la devaluaci贸n de 2014 los baj贸 levemente, siguen cerca de su pico y muchas empresas, para mejorar su competitividad, pretenden que se reduzcan.

Tras una gran devaluaci贸n, la recuperaci贸n salarial tardar铆a en llegar y, de nuevo, ser铆a menor que las subas de precios; as铆, el consumo en general y las importaciones en particular se contraer铆an abruptamente. Ello generar铆a un mayor super谩vit de balanza comercial y las reservas volver铆an a crecer de forma sostenida, como en los primeros a帽os de la posconvertibilidad. Pero el costo social de esa pol铆tica no ser铆a aceptable. Menos para un gobierno que construy贸 buena parte de su base de apoyo social con medidas a favor de los sectores de menores recursos.

* Economista de la Sociedad Internacional para el Desarrollo.

@marianokestel

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