La Alianza del PacÃfico cumple cuatro años de existencia después de la Declaración en Lima en 2011. Los paÃses miembros (México, Chile, Colombia y Perú) acordaron en dicha reunión los siguientes objetivos: 1) facilitar el libre tránsito de personas; 2) aumentar el comercio intrarregional y la cooperación aduanera; 3) apoyar la integración financiera por medio de la conexión de las bolsas de valores; 4) crear mecanismos para resolver los problemas de la integración regional.
La polÃtica comercial de la Alianza del PacÃfico está inspirada en el regionalismo abierto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El regionalismo abierto postuló que las economÃas abiertas favorecerÃan la competitividad de los sectores orientados al exterior y que los proyectos de integración apoyarÃan la integración productiva de las economÃas latinoamericanas.
Las empresas trasnacionales de la Alianza del PacÃfico fueron apoyadas mediante la liberalización de las transacciones comerciales y financieras a partir de la década de 1990. De esta manera, las polÃticas de industrialización fueron reemplazadas por el régimen neoliberal que socavó las perspectivas de desarrollo de la región.
Por otro lado, los paÃses miembro liberalizaron el 92 por ciento del comercio intrarregional como parte del Acuerdo Marco de la Alianza del PacÃfico firmado en 2012, mientras que la parte restante se liberalizará gradualmente hasta 2030.
Sin embargo, la integración productiva de la Alianza del PacÃfico permanece estancada, ya que el comercio intrarregional representa 3,5 por ciento del comercio total, proporción insignificante en comparación con las transacciones comerciales intrarregionales de Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea, que representan 15 y 66 por ciento del comercio total, respectivamente.
Por otro lado, la Alianza del PacÃfico no llevará a cabo medidas para fortalecer el mercado interno, factor que desfavorece la integración productiva. El salario mÃnimo de los miembros no experimentó cambios significativos desde 2009, debilitando la recuperación de las economÃas nacionales, según el Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2014 de la OIT.
Además, la ausencia de mecanismos de financiamiento tales como bancos de desarrollo, fondos estructurales, proyectos de inversión comunes señalan el desinterés de la Alianza del PacÃfico por implementar medidas que favorezcan la integración regional.
La prioridad de la Alianza del PacÃfico es encontrar nuevos mercados en expansión a causa de la baja rentabilidad que genera el mercado interno para las grandes empresas trasnacionales. De esta manera, los miembros de la Alianza del PacÃfico desean profundizar las relaciones comerciales con la región Asia-PacÃfico.
Los paÃses de la organización buscan crear nuevas relaciones comerciales centradas actualmente en Estados Unidos, que concentró el 60 por ciento de las exportaciones totales en 2013, debido principalmente a la estructura comercial de México con Estados Unidos.
Sin embargo, las negociaciones serán difÃciles debido a la oposición de Estados Unidos al ascenso de los paÃses asiáticos, con el papel predominante de China, que propuso una zona de libre comercio en el Foro de Cooperación Asia-PacÃfico (APEC, por sus siglas en inglés) incluyendo a los miembros de la Alianza del PacÃfico, en noviembre de 2014.
El establecimiento de esta zona de libre comercio está obstaculizado por el Acuerdo de Asociación TranspacÃfico (TPP, por sus siglas en inglés), que excluye a China con el fin de blindar la Alianza del PacÃfico ante el inminente ascenso del gigante asiático en Latinoamérica, reforzando la hegemonÃa de Estados Unidos.
La consolidación de la Alianza del PacÃfico dependerá de la evolución del papel geopolÃtico de Washington en América latina. La estrategia norteamericana pretende aprovechar la debilidad de los procesos de integración y la escasa voluntad polÃtica de Brasil de liderar el desarrollo de la región. De esta manera, Estados Unidos busca aumentar la influencia de la Alianza del PacÃfico en América latina, con el objetivo de desarticular los proyectos de integración y cercar a los paÃses latinoamericanos que mantienen una polÃtica antiimperialista contra los intereses de Washington en Latinoamérica.
Por otra parte, la Alianza del PacÃfico decidió establecer negociaciones con los miembros del Mercosur sin desafiar el rol geopolÃtico de Estados Unidos en la región. El interés reciente de Chile por estrechar los vÃnculos comerciales entre la Alianza del PacÃfico y el Mercosur representa el primer intento de proyectar las relaciones comerciales de los miembros hacia el exterior de la organización.
Las relaciones comerciales entre ambos bloques no son recientes, puesto que las empresas trasnacionales de la Alianza del PacÃfico establecieron operaciones en los paÃses del Mercosur a partir de la década de 1990. La expansión geográfica de los grupos de capital incluyen los sectores de materias primas y servicios con el papel predominante de empresas como América Móvil, Cemex, Falabella, Arauco, Latam.
La creación del Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) también apoya la expansión de las empresas trasnacionales por medio de la integración financiera de los paÃses miembros. La implementación del MILA consistió en la negociación de activos de renta variable de las empresas de mayor capitalización en las plazas financieras de los cuatro paÃses.
La incorporación de la Bolsa Mexicana de Valores al MILA creó la plataforma financiera de mayor importancia en América latina con una capitalización de mercado de 1100 millones de dólares superando a la Bolsa de Sao Paulo de Brasil en 2014. Por lo tanto, la implementación del MILA intentó apoyar la proyección de las bolsas bursátiles de la Alianza del PacÃfico, acción que intensificó la competencia entre las bolsas de valores más importantes de América latina.
La devaluación de las monedas afectó significativamente la Alianza del PacÃfico, ya que los miembros deben soportar el déficit en cuenta corriente por la apertura desmedida de las economÃas nacionales. En consecuencia, la descapitalización de las finanzas públicas aumentó con el encarecimiento de las importaciones.
Además, los paÃses de la Alianza del PacÃfico están dispuestos a emprender acciones para equilibrar los saldos negativos de las finanzas públicas con el fin de fortalecer la confianza en los mercados financieros internacionales. De esta manera, la coordinación de la polÃtica fiscal será realizada en detrimento de las economÃas nacionales.
Por otro lado, los miembros de la Alianza del PacÃfico acordaron avanzar en ampliar la variedad de los instrumentos negociados en la última reunión en marzo del año en curso. No obstante, las perspectivas son desfavorables ante la posibilidad del aumento de la tasa de interés en Estados Unidos, que seguramente afectará las bolsas de valores en América latina. De este modo, las consecuencias negativas de la dependencia financiera de las economÃas de la Alianza del PacÃfico aparecerán con el ascenso del dólar y las instituciones financieras de Washington.
Por añadidura, el riesgo de la activación de la lÃnea de crédito flexible por 70.000 millones de dólares otorgada por el Fondo Monetario Internacional permanece presente en México. De esta manera, la adopción de las medidas de ajuste impuestas por el FMI agravarÃa el panorama económico nacional en 2015.
En conclusión, la Alianza del PacÃfico afianzó la nueva era de los proyectos de integración que apoyan la internacionalización de los grupos de capital, sin aportar ningún beneficio a las clases populares en América latina.
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