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Domingo, 16 de agosto de 2015
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Nuevos principios...

Por Aldo Ferrer *
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Aldo Ferrer.

La industria ha vuelto a ocupar, merecidamente, el centro del debate sobre el desarrollo econ贸mico argentino. Constituye, en efecto, la cuesti贸n dominante, por dos razones principales. Por un lado, porque la construcci贸n del sistema nacional de ciencia y tecnolog铆a requiere el desarrollo de las industrias que operan en la frontera del conocimiento. Por el otro, porque el d茅ficit en el comercio internacional de manufacturas de origen industrial (DMOI) es la causa dominante de la insuficiencia de divisas, vale decir, la restricci贸n externa. Este es el principal obst谩culo al crecimiento de la inversi贸n, la producci贸n y el empleo y el disparador del ciclo de contenci贸n y arranque (stop & go) de la actividad econ贸mica. Crea, asimismo, expectativas negativas que impulsan la fuga de capitales y la inflaci贸n.

El debate sobre estas cuestiones quedo interrumpido en 1976, con el comienzo del cuarto de siglo de la hegemon铆a neoliberal. En aquel entonces, se discut铆a la llamada industrializaci贸n sustitutiva de importaciones (ISI), su trayectoria, limitaciones y futuro. La cuesti贸n reapareci贸 en el nuevo escenario creado por el cambio de rumbo de la pol铆tica econ贸mica y el renovado 茅nfasis en la industrializaci贸n, posteriores al 2002

En los 煤ltimos doce a帽os, la recuperaci贸n del empleo y producci贸n industriales, es notable. Pero ha vuelto a reaparecer la restricci贸n externa, precisamente vinculada a las debilidades de la estructura industrial. Se plantean, entonces, dos cuestiones fundamentales. Por una parte, el r茅gimen econ贸mico necesario para impulsar la inversi贸n, el cambio t茅cnico y el empleo industriales, a niveles crecientes de productividad, salarios reales y ganancias. Por la otra, la formaci贸n de la estructura productiva necesaria para eliminar el DMOI, concentrado en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnolog铆a (autopartes, electr贸nicos, bienes de capital, productos qu铆micos). Formaci贸n, asimismo necesaria, para sustentar un vigoroso sistema nacional de ciencia y tecnolog铆a, fuertemente integrado a la totalidad de la producci贸n de bienes y servicios.

Estas notas se ocupan de la segunda cuesti贸n. Sobre la primera, s贸lo se帽alemos que es preciso un r茅gimen macroecon贸mico (fiscal, pagos internacionales, monetario) consistente con la competitividad y la estabilidad necesarias para impulsar la inversi贸n y la innovaci贸n, con pleno empleo, a niveles crecientes de productividad.

Los antiguos principios

Sobre la segunda, la estructura industrial, cabe observar que la ISI tuvo lugar en dos etapas. La primera, entre 1930 y 1976. La segunda, entre 2003 y la actualidad. En ambas, la ISI respondi贸 a los siguientes principios:

Primero, sustituir importaciones actuales, sin anticiparse a los cambios, en la oferta y la demanda, determinados por el progreso t茅cnico. Es decir, sustituir el pasado. De este modo, las importaciones de nuevos bienes excedieron el ahorro de divisas producido por la producci贸n local de importaciones. del pasado.

Segundo, concentrarse en las manufacturas menos complejas. Esto gener贸 un d茅ficit creciente en el comercio internacional de los bienes de mayor contenido tecnol贸gico y valor agregado. El 茅nfasis del planteo desarrollista en las 鈥渋ndustrias de base鈥, productoras de commodities (acero, aluminio), no alcanz贸 para eliminar el desequilibrio en las manufacturas m谩s din谩micas en el comercio internacional, como los electr贸nicos y los bienes de capital.

Tercero, dedicarse esencialmente el mercado interno, sin proyectarse al mercado mundial para generar, al menos, las divisas necesarias para abastecer de insumos y equipos importados al propio sistema industrial. Cuarto, delegar el liderazgo de la industrializaci贸n en las filiales de empresas extranjeras. La industria argentina es una de las m谩s extranjerizadas del mundo. Las filiales generan m谩s del 80 por ciento del valor agregado de las mayores empresas. El comportamiento de las filiales responde tambi茅n a los tres principios anteriores. El d茅ficit de sus operaciones externas, es parte principal del DMOI. A esto se agrega la transferencia de utilidades a las matrices y la distribuci贸n de rentas a trav茅s de los 鈥減recios sombra鈥, en el comercio intrafirma.

Quinto, con mayor o menor grado de adaptaci贸n al medio local, delegar el liderazgo de la innovaci贸n en los conocimientos importados, a trav茅s de dos canales principales. Uno de ellos, las filiales que 鈥渋mportan鈥 la tecnolog铆a de sus matrices, fundamentalmente en los segmentos menos avanzados, como sucede, por ejemplo, en la industria automotriz. En el sector electr贸nico, la producci贸n local se reduce al ensamblaje de componentes importados. El otro, la dependencia de la inversi贸n en bienes de capital en maquinarias y equipos importados, cuya tecnolog铆a responde a las condiciones propias de las econom铆as de origen, no las argentinas.

Estos fundamentos de la ISI son el origen de las debilidades de la industria argentina. Es decir, el DMOI y la escasa densidad tecnol贸gica. Si a esto se agrega la inestabilidad institucional y de la pol铆tica econ贸mica, en la primera etapa de la ISI y, luego, el genocidio industrial del periodo neoliberal, lo asombroso no es que existan los problemas actuales sino que, a pesar de todo, haya sobrevivido un sector industrial que es la plataforma de las transformaciones futuras.

Sobre la base de los principios fundacionales de la ISI, antes mencionados, es imposible erradicar la restricci贸n externa y convertir a la industria en la correa de transmisi贸n, de la ciencia y la tecnolog铆a a la producci贸n de bienes y servicios. Esa ISI est谩 hist贸ricamente agotada y en contradicci贸n, cada vez mayor, con las transformaciones del orden mundial. El concepto mismo de 鈥渟ustituir importaciones鈥 debe ser abandonado porque reduce la industrializaci贸n a abastecer el mercado interno. Es preciso, al mismo tiempo, exportar manufacturas en los sectores de mayor contenido de valor agregado y tecnolog铆a y, sobre estas bases, profundizar las relaciones al interior del 鈥渢ri谩ngulo鈥 de S谩bato. Es decir, la asociaci贸n entre las pol铆ticas p煤blicas, el sector productivo y el sistema nacional de ciencia y tecnolog铆a.

Los nuevos principios

Se trata, en definitiva, de formar un sistema industrial integrado y abierto sobre la base de principios que est谩n en las ant铆podas de los de la ISI. A saber,

Primero, sustituir el futuro no solo el pasado. Anticiparse a los cambios previsibles impuestos por el avance de la ciencia y la tecnolog铆a, incorporando en el tejido productivo las actividades que lideran el desarrollo, para abastecer el mercado interno y exportar. Como las econom铆as avanzadas y emergentes, es preciso ser protagonistas, dentro de la divisi贸n internacional del trabajo intraindustrial (a nivel de productos no de ramas) y la formaci贸n de cadenas transnacionales de valor. Segundo, rechazar la actitud resignada de especializarse en las manufacturas simples, bajo el supuesto que hay actividades que, por su complejidad, exceden las posibilidades del pa铆s. Con este criterio, China, Corea del Sur y las otras econom铆as emergentes de Asia, no ser铆an hoy econom铆as industriales avanzadas. Por ejemplo, nada impide que Argentina cuente con una o m谩s empresas terminales en la industria automotriz, para integrar las cadenas de valar con motores y componentes avanzados y, al menos, erradicar el creciente deficit externo del sector. Lo mismo puede afirmarse en las industrias vinculadas a las tecnolog铆as de la informaci贸n y la producci贸n de bienes de capital.

Tercero, aumentar las exportaciones de manufacturas, incluso en las actividades de mayor contenido de valor agregado y tecnolog铆a. Estos bienes y servicios constituyen la mayor parte y el componente m谩s din谩mico del comercio internacional. Las ventajas competitivas en las actividades de frontera, no est谩n determinadas por la dotaci贸n actual de factores sino por la decisi贸n pol铆tica. La audacia debe ser un elemento esencial de la estrategia de desarrollo industrial, para integrar el territorio y las cadenas de valor. El pa铆s cuenta con los medios y capacidades necesarias para tales fines.

Cuarto, fortalecer el protagonismo y el entramado de las empresas nacionales, en todas sus dimensiones, Pymes y grandes. No se construye un empresariado nacional y el desarrollo del pa铆s, delegando el protagonismo en las filiales de las corporaciones transnacionales. No hay empresarios nacionales sin un Estado desarrollista ni desarrollo sin empresarios nacionales. En ning煤n lado, a lo largo de la historia, el desarrollo ha tenido lugar sobre otras bases que la soberan铆a, el impulso privado y las pol铆ticas p煤blicas. Es necesario un nuevo r茅gimen de inversiones extranjeras. Los mejores referentes al respecto, son los existentes en China y Corea del Sur. Se trata de asociar a la inversi贸n extranjera al proceso de transformaci贸n, orient谩ndola a la incorporaci贸n de tecnolog铆a, la ampliaci贸n de los mercados externos y la vinculaci贸n con empresas locales. Sobre estas bases, las filiales dejan de ser causa para ser parte de la resoluci贸n de la restricci贸n externa. Para estos fines es preciso erradicar el vocablo de uso frecuente 鈥渁traer inversiones鈥, que implica que el origen de la inversi贸n es esencialmente extranjera, cuando, en la realidad, la fuente fundamental del financiamiento es el ahorro interno. A nivel mundial, las inversiones extrajeras contribuyen con 10 por ciento de la acumulaci贸n de capital fijo. El 90 por ciento restante se financia con ahorro interno de los pa铆ses.

Quinto, ampliar las bases del cambio tecnol贸gico y la innovaci贸n propias, desplegar el tri谩ngulo de Sabato, vincular la educaci贸n con la capacitaci贸n de los recursos humanos necesarios para las ciencias b谩sicas y la tecnolog铆a. Los gastos de investigaci贸n y desarrollo, en las empresas, las universidades, los organismos p煤blicos pertinentes, son las inversiones de mayor impacto en el desarrollo econ贸mico y social. La creaci贸n del Ministerio de Ciencia y Tecnolog铆a, constituye una importante contribuci贸n en esta materia. El desarrollo de la producci贸n local de bienes de capital, vinculada a la demanda de la econom铆a argentina y a las oportunidades de exportaci贸n, es un componente insustituible del avance tecnol贸gico y el desarrollo del pa铆s.

La segunda etapa de la ISI y la misma ISI, llega a su fin, en un escenario m谩s propicio que el del pasado, para la formaci贸n de una econom铆a industrial avanzada, abierta e integradora de los sectores y el territorio.

* Profesor em茅rito de la UBA.

Aldo Ferrer acaba de publicar su nuevo libro La econom铆a en el siglo XXI: globalizaci贸n, desarrollo y densidad nacional (Capital Intelectual).

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