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Domingo, 23 de agosto de 2015
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Obsesión...

Por Andrés Asiain, Nicolás Hernán Zeolla y Diego Urman *
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Una de las banderas económicas de campaña de los principales candidatos presidenciables de la oposición ha sido el levantamiento de las regulaciones a la compra de divisas. “A partir del 25 de octubre de 2015, la Argentina en 100 días va a estar sin cepo cambiario”, prometió el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa (Clarín, 14/10/14). “Si soy presidente, el 11 de diciembre se termina el cepo”, replicó el candidato de la Alianza UCRPRO, Mauricio Macri (El Cronista Comercial, 17/03/15). Sin embargo, desde la firma del swap con China que las restricciones a la compra de dólares “ahorro” ya se han venido relajando con el objetivo alimentar la oferta de dólares en las cuevas y presionar a la baja el dólar ilegal. Según información de AFIP desde enero de 2014 se registraron un total de 7.525.450 operaciones y se llevan vendidos 4.865 millones de dólares en concepto de “dólar ahorro”. Esas operaciones se intensificaron a partir de septiembre de 2014, cuando la compra de “dólares ahorro” contabilizó unas 678 mil operaciones por mes, con montos cercanos a los 655 dólares promedio en cada operación.

Esta política benefició directamente a los pequeños ahorristas porque pudieron acceder a dólares oficiales adquiridos en los banco. Entonces, si el “cepo cambiario” a la clase media se ha venido aflojando, ¿a quién se dirigen las promesas opositoras por su levantamiento?

Grandes operadores

A la par del relajamiento de las restricciones a la compra de dólares “ahorro” para el mercado minorista de divisas, se han mantenimiento los controles a la compra de dólares por parte de los grandes operadores. A su vez, los mayores controles a las operaciones financieras con bonos y acciones que fijaban el precio del dólar “bolsa” y “contado con liqui”, ha cerrado el principal canal de fuga al dólar que utilizaban las empresas transnacionales y los grandes operadores.

Utilizando distintas fuentes de información relativa a la demanda de dólares y la ganancia de la cúpula empresaria nacional y extranjera es posible aproximar el monto de utilidades acumuladas que esperan el levantamiento del “cepo” para ser dolarizadas. Por un lado, se estimó la demanda dólares de la cúpula empresaria de capital nacional. Para ello se tomó la información de utilidades obtenidas por las empresas nacionales la “Encuesta Nacional a Grandes Empresas” (ENGEIndec) y se estimó la evolución de las ganancias para 2014 y 2015 de acuerdo a los índices de inflaciónprovincias del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO). Tras restarle el pago del impuesto a las ganancias y asumiendo una dolarización del 30 por ciento del flujo de ganancias, se obtuvo una estimación de la demanda potencial de dólares por las grandes empresas nacionales de 1758 millones de dólares.

A ello se suman las ganancias a dolarizar por las empresas de capital extranjera, que se estimaron a partir de tres fuentes: el balance cambiario, el de pagos y la ENGEIndec (ver cuadro). En todos los casos se les restó el “ahorro” de divisas estimado tras la nacionalización de YPF (2884 millones de dólares, aproximadamente). Los montos de demanda potencial de dólares por parte de las multinacionales oscilan entre 5485 y 7070 millones de dólares.

Se llega a una estimación de la demanda potencial de dólares para remitir ganancias acumuladas de las empresas extranjeras y nacionales de entre 7253 y 8768 millones de dólares.

Vale aclarar que las estimaciones mencionadas no toman en cuenta que parte de las ganancias pudieron ser remitidas vía dólar “bolsa” o “contado con liqui”. Tampoco las que fueron invertida en “ladrillos” como alternativa frente al no acceso a las divisas. Por el otro lado, tampoco se consideró que la demanda de dólares puede financiarse también mediante créditos en pesos o decisiones de dolarizar activos empresarios que se encontraban en pesos. En esos casos, la demanda potencial de divisas por parte de la cúpula empresarial podría ser mayor o menor, de acuerdo al contexto del mercado de cambios y las perspectivas de devaluación empresariales.

La “fuga” mayorista

Si las promesas opositoras del levantamiento del “cepo” se dirigen a la cúpula empresarial, queda abierta la pregunta sobre las vías de financiamiento de esa demanda potencial de dólares. La alternativa de utilizar las reservas parece poco viable, ya que las “utilidades a dolarizar” representaría del 24 al 29 por ciento de las mismas (estimándolas cercanas a los 30 mil millones de dólares hacia fines de año), y pondría la economía al borde del colapso.

Una alternativa al uso de reservas, sería el “ajuste” de la actividad económica (vía contracción de los salarios, el consumo, el gasto público y la inversión) para reducir la demanda de importaciones y, de esa manera, generar las divisas para la cúpula empresarial. Es decir, provocar en forma deliberada una crisis económica que permita achicar la economía hasta generar un saldo comercial favorable que permita financiar la fuga mayorista.

La demanda potencial de 8540 millones de dólares requeriría una contracción de las importaciones de aproximadamente 1214 por ciento anual. Para ajustar las importaciones en ese porcentaje, sería necesaria una contracción de la actividad económica de entre 3,4 y el 4,1 por ciento (estimando una elasticidad ingreso de las importaciones de 3,5), similar a la ocurrida entre 2000 y 2001, en la agonía de la convertibilidad.

Otra opción podría ser la colocación de créditos externos. La toma de deuda por los gobiernos nacionales, provinciales e YPF, podría garantizar el acceso al flujo de divisas para financiar la fuga mayorista. El esquema sería similar al utilizado en los últimos meses para reducir el dólar ilegal, pero extendiendo la colocación de créditos hasta un monto que permita abastecer la demanda de dólares de los grandes jugadores.

Al respecto, la reciente colocación del Bonar 2024 a tasas cercanas al 9 por ciento anual muestra que es posible acceder a crédito externo a tasas no demasiado onerosas (o al menos, menores a las que muchos analistas esperaban), aún sin un acuerdo con los buitres. Sin embargo, esto no implica que se abra un panorama de colocaciones masivas de deuda que permitan sumar a los requerimientos de divisas del 2016, el financiamiento de la fuga hacia el dólar de las ganancias acumuladas por la cúpula empresarial. Es por ello que los equipos económicos de la oposición parecen inclinarse hacia un paquete completo que incluya el acuerdo con los buitres, la colocación masiva de deuda, apertura del “cepo” y fuga de divisas por la cúpula empresarial.

Una alternativa más negociada entre la cúpula empresarial y un futuro gobierno, sería la colocación de un bono en dólares que los empresarios puedan adquirir en pesos, utilizando para ello los excedentes acumulados en los últimos años. En ese escenario, las amortizaciones e intereses del bono colocado, distribuirían la fuga hacia el dólar de las utilidades empresariales acumuladas en los últimos años, en un horizonte temporal que sea compatible con cierto nivel deseado de actividad económica, endeudamiento externo y reservas.

Excedente

La imposición de restricciones a la compra de divisas permitió visualizar el extremo grado de dolarización del circuito financiero de la economía argentina. La búsqueda de dolarizar el excedente acumulado durante los últimos años por parte de la cúpula empresarial, parece ser decisiva para inclinar la balanza del establishment a favor de los candidatos de la oposición que hacen el eje de sus promesas en el levantamiento del “cepo”.

Desde una perspectiva que mantenga el objetivo de desarrollo económico por sobre el ajuste o el endeudamiento insustentable, se hace imprescindible la necesidad de regular la dolarización del excedente empresarial. Una ley de regulación a la empresa trasnacional (incluyendo en ellas a las trasnacionales argentinas) que reemplace la ley de inversiones extranjeras de la última dictadura, por otra que establezca pautas de remisión de acuerdo a objetivos de producción, empleo, inversión y generación de divisas, surge como un debate necesario.

* Investigadores del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

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