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Domingo, 10 de junio de 2007
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Administrar la abundancia

Por Alfredo Zaiat
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La Argentina es un laboratorio casi perfecto para los profesionales entretenidos por estudiar econom铆a. No es una novedad que se trata de un caso especial analizado a nivel internacional, pero igualmente no deja de sorprender que todav铆a siga brindando bastante material en ese sentido. No se puede decir en ese aspecto que el pa铆s no es fiel a s铆 mismo en desorientar y poner a prueba hasta a los m谩s entusiastas. En un recorrido corto, dejando de lado el antecedente primario de que perteneci贸 al lote de las top ten a comienzos del siglo pasado y que qued贸 fuera de ese tren, la econom铆a argentina pas贸 por el experimento del enfoque monetario de la balanza de pagos con la tablita de Mart铆nez de Hoz, por el descontrol fiscal y monetario que deriv贸 en la hiperinflaci贸n de Alfons铆n, por la entrega del manejo del Palacio de Hacienda al Grupo Bunge & Born con Menem y luego la repetici贸n del esquema del atraso cambiario con la convertibilidad de Cavallo, por el posterior estallido y megadevaluaci贸n que la hundi贸 en una impresionante crisis, hasta el actual momento de acumular el ciclo de crecimiento sostenido a tasas altas m谩s importante de su historia. Puede ser que por esos antecedentes turbulentos y la sucesi贸n de pron贸sticos fallidos las evaluaciones sobre lo que est谩 pasando tengan una cuota de dramatismo exagerada. Hoy, el 鈥減roblema鈥 es c贸mo administrar la abundancia, no la escasez, ni la inminencia de un caos por desequilibrios macro. Sin embargo, la mayor铆a de los economistas presenta la actual situaci贸n con tantos fantasmas como si la pel铆cula fuera de terror. Y lo peculiar es que ignoran o minimizan precisamente las debilidades del actual modelo, que tienen que ver con consolidar mercados oligop贸licos y una matriz de distribuci贸n del ingreso desigual.

La tensi贸n m谩xima en el sistema energ茅tico nacional como la presi贸n sobre los precios refieren a estructuras de determinados mercados que no est谩n preparados para acompa帽ar un sendero de crecimiento. Esos dos frentes de tormenta (energ铆a e inflaci贸n) no contienen ingredientes de las crisis del pasado sino que se explican en que el sector privado no invierte al ritmo que marcha la econom铆a, y, si lo hace, es con rezago, protegiendo tasas de ganancias muy elevadas. En un interesante informe para el debate del economista Miguel Bein (Aquiles tambi茅n ten铆a un tal贸n...) se indica que 鈥渆l tipo de cambio excepcionalmente alto gener贸 una fenomenal transferencia de recursos, inicialmente v铆a la licuaci贸n de pasivos y luego v铆a transferencias de rentabilidades de los sectores primarios y de servicios a la industria鈥. Agrega que, sin embargo, 鈥渘o gener贸, al menos por ahora, la reinversi贸n de esa s煤per renta que imaginaban los hacedores de pol铆tica鈥. Con ese diagn贸stico, expone tres preguntas: 1. 鈥溌縌u茅 se puede esperar de esta din谩mica a medida que el tipo de cambio vaya perdiendo su excepcionalidad y se encamine a uno alto, ma non troppo, en los pr贸ximos tres a帽os?鈥 2. 鈥溌縏endr谩 el Gobierno la capacidad para generar una nueva agenda de incentivos estables a la inversi贸n para poner la rueda en marcha?鈥 3. 鈥溌縀namorar谩 la Argentina al capital industrial en una uni贸n duradera?鈥

Las respuestas a esos interrogantes pueden ofrecer pistas sobre el comportamiento futuro de las principales variables, puesto que luego de una veloz recuperaci贸n hasta alcanzar elevados niveles de utilizaci贸n de la capacidad instalada, la econom铆a ha quedado inversi贸n-dependiente para extender la frontera de producci贸n y as铆 sostener un ritmo acelerado de crecimiento. Pero esas preguntas y respuestas a煤n desconocidas se presentan incompletas debido a que se deposita exclusivamente la responsabilidad en las se帽ales que deber铆a emitir el Gobierno. Resulta evidente que es esencial el rumbo que se indica desde el Estado para incentivar al sector privado. En ese sentido, Aldo Ferrer suele explicar con suma claridad que los empresarios reaccionan a los est铆mulos que desde el Estado se emiten. Uno de los economistas del Plan F茅nix provoca diciendo que si en las d茅cadas del 鈥80 y del 鈥90 se hubieran tra铆do al pa铆s a emprendedores japoneses, coreanos o estadounidenses, al cabo de seis meses hubieran estado especulando en lugar de transitar el camino de la producci贸n. Pero eso no explica todo. Tambi茅n juega el compromiso del sector privado en un proyecto de desarrollo, lo que motiva tambi茅n tres preguntas: 1. 驴Qu茅 se puede esperar de la clase empresaria argentina que no puede definir cu谩l es su lugar en un proyecto de pa铆s, m谩s all谩 de buscar subsidios del Estado, conseguir r谩pidas y elevadas tasas de ganancias y polemizar un corto plazo ideologizado? 2. 驴Tendr谩n los emprendedores locales la capacidad para generar una cultura industrial y de trabajo? 3. 驴El capital industrial se convencer谩 de que el mercado interno tiene que ser abastecido para la mayor铆a en cantidades suficientes y precios estables y, por lo tanto, sus proyectos de inversi贸n que buscan ganar mercados externos no tienen que desplazar al dom茅stico?

Ambos integrantes de ese matrimonio tienen que ofrecer las respuestas respectivas para esta 鈥渙portunidad 煤nica鈥 que brinda un contexto internacional favorable. No es s贸lo el Gobierno el sujeto que estar铆a desaprovech谩ndola sino tambi茅n el sector privado que, en no pocas ocasiones, queda atrapado de discusiones irrelevantes. Si se pierde esta oportunidad, ser谩 responsabilidad de ambos miembros de esa pareja. Bein lo dice a su modo: 鈥淧arad贸jicamente, hoy en la Argentina los mayores problemas que debe manejar la pol铆tica econ贸mica surgen de la dificultad que enfrenta la gesti贸n para administrar las buenas noticias que vienen del escenario internacional, caracterizado por la tendencia 鈥榮ecular al alza鈥 que siguen mostrando los t茅rminos del intercambio y la fenomenal liquidez, que presiona a煤n m谩s sobre el recorrido del tipo de cambio real v铆a precio del d贸lar, como ocurre en Brasil, o v铆a aceleraci贸n de la inflaci贸n como en el caso argentino鈥.

Quedar encerrados en debates repetitivos (tipo de cambio, situaci贸n fiscal y pol铆tica monetaria) que, a esta altura, deber铆an estar saldados o, por lo menos, en un segundo plano, tanto para unos y para otros, refleja, simplemente, que las respuestas a esas inc贸gnitas no son f谩ciles de encontrar. Si esa b煤squeda sigue siendo deficiente, la mochila de la oportunidad perdida por no haber sabido administrar la abundancia la deber谩n cargar varios sobre la espalda.

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