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Domingo, 1 de septiembre de 2002
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Baúl I y II

Acumulando

La industria textil manufactura lana, y ésta es la pelambre del ganado ovino. Si se quieren textiles –y ellos satisfacen una de las necesidades básicas de la humanidad: la indumentaria–, deben tenerse ovejas. El problema es que la oveja requiere mucha tierra. ¿De dónde sacar tierra en un país pequeño y muy poblado, como Inglaterra? La solución técnica es reconvertir el uso del suelo. Pero ocurre que sobre el suelo vive gente. En el caso inglés, esa gente extraía su alimento del suelo, en pequeñas parcelas, muchas veces de propiedad comunitaria. Para lograr parcelas extensas se hizo –como en la reforma agraria española– una anexión de tierras linderas entre sí, cercando el perímetro con arbustos espinosos. A la gente se le quitó el suelo, y como en los países europeos el suelo no se podía adquirir sin poseer título nobiliario, sólo le quedó vagar por los caminos. Sus antiguas tierras pasaron a alimentar ovejas, en lugar de alimentar gente, situación que el canciller del rey (Enrique VIII), Tomás Moro, refirió en su célebre libro Utopía, diciendo: “Las ovejas se comen a los hombres”. No tardaron las autoridades inglesas en ver en esas caravanas infinitas de errabundos una fuente de riqueza, y dictaron leyes contra la vagancia que permitían apresarlos y obligarlos a realizar trabajos forzados. Las migraciones que alcanzaron la periferia de las grandes ciudades convirtieron a Inglaterra en un país urbano, y a los antiguos vagabundos en mano de obra industrial. Nuestra historia económica se conecta con la británica, pues cuando los “cercados” dejaron de proveer suficiente lana, y Gran Bretaña abrió en 1846 la importación extranjera de materia prima, la Argentina, convertida en un “cercado” inglés, tuvo una “revolución del ovino”. La Argentina también aprendió eso de salvarse exprimiendo a los pobres. Lo vimos cuando los salarios quedaron atrapados en el corralito, para que los bancos no cayesen. Y hoy muestran la hilacha los candidatos a gobernar la Ciudad de Buenos Aires por la “centroderecha”. Uno descubrió que la basura contiene riqueza y proclama que es propiedad de la ciudad. Luego, quien la tome comete robo, es ladrón, y debe ser apresado, aunque de la basura derive su alimento. Otro propone erigir aduanas en la General Paz que impidan esa nueva “migración golondrina”. La acumulación de los ricos, de nuevo, basada en la expropiación de los pobres.

Caracas 1902

Esta nota debería aparecer el 29 de diciembre, pero acaso entonces sea demasiado tarde, y muchos argentinos más hayan muerto por un caso análogo al que referiré. En 1901, Venezuela, por desgobiernos y políticas de entrega como las aquí vividas en el 2001, entró en “default” de su deuda externa. Operaron las embajadas y la prensa internacional, a fin de desacreditar al gobierno de Venezuela. Pero desde diciembre de 1902 una expedición anglogermana actuó, por más de dos meses, sorpresivamente y sin declaración previa de guerra, en acciones armadas contra Venezuela, atacando su flota, instalaciones en tierra y desembarco de efectivos en costa venezolana. Todo con anuencia de los Estados Unidos, en el que el gobierno venezolano había depositado su confianza de ser defendido, por aplicación de la doctrina Monroe. El canciller argentino, Luis María Drago, el 29/12/1902, escribió al representante diplomático argentino en Washington: “El reconocimiento de la deuda, la liquidación de su importe, pueden y deben ser hechos por la nación, sin el menoscabo de sus derechos primordiales como entidad soberana; pero el cobro compulsivo e inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que la ruina de las naciones más débiles y la absorción de su gobierno por los fuertes de la Tierra... en los últimos tiempos se ha observado una tendencia marcada por publicistas que señalan estos países como campo adecuado para futuras expansiones territoriales... designan los territorios de Sudamérica, con sus grandes riquezas, como el teatro obligado donde las grandes potencias, que tienen ya preparados losinstrumentos y las armas de conquista, han de disputarse el predominio en el curso de este siglo... El cobro militar de los empréstitos supone la ocupación territorial para hacerlo efectivo, y (ella) significa la supresión o subordinación de los gobiernos locales en los países a que se extiende... (el pueblo argentino se ha) sentido alarmado al saber que la falta de pago de los servicios de la deuda pública se indica como una de las causas determinantes del apresamiento de su flota, del bombardeo de sus puertos y del bloqueo de guerra rigurosamente establecido”. Acá ya estamos en “default”, y Estados Unidos a través del FMI nos impone un bloqueo económico, no menos mortífero que el armado. Falta sólo la anexión territorial, es decir, entrar en el ALCA.

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