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Domingo, 17 de octubre de 2004
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TASAS PARA ABAJO, DOLAR PLANCHADO Y BONOS Y ACCIONES PARA ARRIBA

La cadena de la felicidad

Los momentos de auge de la Bolsa coincidieron con los primeros años de la tablita de Martínez de Hoz, del Plan Austral de Alfonsín y de la convertibilidad de Menem. ¿Habrá también fiesta con la salida del default?

Por Claudio Zlotnik
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El ingreso de capitales del exterior impulsó las cotizaciones de acciones y títulos públicos.
Algunos recuerdan los buenos tiempos de comienzos de los ‘90, en el auge de la convertibilidad. Otros se remontan un poco más atrás, cuando en la época de los radicales el Plan Austral parecía la salvación. Los más veteranos hablan de las jornadas brillantes en los primeros años de la tablita de Martínez de Hoz. Como en esos momentos, ahora también en la city están convencidos de que el mercado va camino a iniciar una etapa de prosperidad. Después de que el Gobierno enviara diversas señales de que no se producirán cambios “antimercado”, los financistas observan con menos recelo a la administración de Néstor Kirchner. Y se disponen a vivir lo que adelantan será la fiesta bursátil.
En las últimas horas, la plaza local se potenció con el ingreso de capitales desde el exterior. Cuando los corredores estaban agazapados para enfrentar un posible ajuste de los precios, inversores extranjeros concretaron apuestas por bonos y acciones.
Ni siquiera el Palacio de Hacienda permanece ajeno a la extraordinaria performance de las acciones y los títulos públicos. Es más: allí también ya se habla del riesgo país. Hay funcionarios cercanos a Roberto Lavagna que aventuran que el riesgo caerá a 400 puntos en el corto a mediano plazo. En la actualidad, el diferencial de los bonos lanzados tras la devaluación y sus similares del Tesoro estadounidense se ubica en 850/870 puntos.
Esta percepción de los funcionarios es similar a la que tienen los operadores. Los negocios con bonos hacen furor: se operan alrededor de 500 a 550 millones de pesos diarios. Ya no se trata solamente de aventurar una mejora adicional, mediante ingeniería financiera, del Plan Buenos Aires. La apuesta es que la salida del default habilitará una normalización financiera. Esto incluye un escenario que los principales bancos locales y de Wall Street aguardan con ansiedad: que la Argentina regrese pronto al mercado de crédito voluntario para volver a hacer negocios con la refinanciación de la deuda que se consolide después de la reestructuración.
El Banco Central ya se subió a este nuevo escenario. Está promoviendo descensos de las tasas de las Lebac, y lo más probable es que acelere ese proceso en las próximas semanas. No sólo a través de una baja en la tasa sino también en un sensible estiramiento de los plazos: el objetivo es pasar del año actual a los tres años.
La trepada de los títulos públicos permitió obtener fuertes ganancias a los operadores: del 10 por ciento, en dólares, a los que compraron a principios de mes y, nada menos, un 40 por ciento a aquellos que se anticiparon y adquirieron títulos a comienzos de año. Hacia delante, la perspectiva de los inversores es positiva: como los nuevos bonos de la deuda ajustan su capital con la inflación suponen que así mantendrán la rentabilidad en dólares.
El boom incluye a los papeles empresarios, en especial a los bancos, directos beneficiarios de la reestructuración de la deuda. Si bien en la city no descartan un posible ajuste de precios existe consenso en que la tendencia de fondo del mercado es alcista. El índice MerVal podría alcanzar los 1500 puntos antes de fin de año. O sea, un 20 por ciento por encima de los valores actuales.
En un contexto de estabilidad cambiaria, la fiesta en la city promete dejar buenos dividendos. Así, al menos, suponen los financistas.

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