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Domingo, 28 de noviembre de 2004
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Presión de la ortodoxia de la city sobre el Banco Central

En la jaula de leones

Martín Redrado, titular del BCRA, desestimó advertencias de financistas sobre el riesgo de la excesiva expansión monetaria por la compra de dólares. Efectiva política de esterilización.

Por Claudio Zlotnik
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Martín Redrado, presidente del Banco Central, espantado con los reclamos de hombres de la city.
Así como nadie en su sano juicio entraría en una jaula de leones pretendiendo salir ileso de la aventura, hay algunas situaciones cuyos efectos negativos, a esta altura, los funcionarios deberían saber de memoria. Satisfacer las demandas de la city sería un claro ejemplo de lo que no debe hacerse si se quiere mantener un grado de independencia y aspirar al éxito. En la última semana, Martín Redrado escuchó el reclamo de quienes quieren un Banco Central ultraconservador en lo monetario. El banquero intentó calmar a los financistas.
Al contrario de lo supuesto por los hombres de la city, el Banco Central tuvo un comportamiento moderado durante los dos meses que Redrado lleva como presidente de la institución. Desde que asumió en el cargo, Redrado esterilizó dos de cada tres pesos emitidos para intervenir en el mercado cambiario. Desde entonces, las compras de dólares totalizaron 1281 millones, equivalentes a unos 3800 millones de pesos.
La expansión de pesos en el mercado no fue de esa magnitud: la base monetaria se amplió en 1160 millones (pasó de 46.100 millones a 47.260 millones de pesos). Equivale a la tercera parte de los pesos emitidos. ¿Qué pasó con el resto?
Hubo dos vías que, en los hechos, esterilizaron esa emisión: la colocación de Lebac y la absorción de liquidez a través de pases pasivos, que son depósitos de los bancos en el Banco Central a 7 días de plazo a una tasa del 2,5 por ciento anual. Desde que Redrado asumió, el stock de pases se incrementó en 1034 millones de pesos. El stock actual se ubica en 5500 millones de pesos. O sea que si el Central no hubiese abierto esa ventanilla que remunera el exceso de liquidez de los bancos, la base monetaria se hubiese expandido el doble de lo que finalmente resultó.
Y no es que el programa monetario impida hacerlo. El margen que Redrado debe cumplir para el mes que viene es tan amplio que le permitiría una expansión aún más importante. Según el plan fijado, el piso de la base monetaria ampliada (circulante más depósitos de los bancos en el BCRA más los pases pasivos) se sitúa en 51.500 millones de pesos y el techo en 56.337 millones. Las principales consultoras del microcentro estiman que el año terminará a mitad de camino entre el piso y el techo. Y adelantan una aceleración de la emisión de pesos ante la mayor demanda estacional por el fin de año.
Para desestimar advertencias de los financistas, Redrado dejó en claro cuál es la realidad: en lo que va del año, la base monetaria ampliada creció un 13,9 por ciento, “por debajo del crecimiento del Producto Bruto Nominal”. Más allá de lo que ocurra en el último mes del año por cuestiones estacionales, sería importante que la expansión monetaria acompañe e impulse el crecimiento económico, más aún cuando el crédito de mediano y largo plazo sigue planchado.
El fantasma inflacionario que avivan los hombres de la city no existe. Para este mes se espera una inflación de apenas el 0,2 por ciento. Es importante discernir entre mito y realidad para tomar decisiones. Entre ellas, la de evitar entrar en la jaula de los leones.

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