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Domingo, 26 de febrero de 2006
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la moneda brasileña, El real, sigue un firme sendero de revaluacion

El peso, con camino propio

A diferencia de la moneda brasileña, que cada día es más fuerte en relación con el dólar, el peso se devalúa. Esa es la estrategia oficial para ganar competitividad en un escenario de ingreso de capitales.

Por Claudio Zlotnik
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El real cerró el viernes a 2,14 por dólar, cotización que agrada a las autoridades argentinas.

Néstor Kirchner se sinceró en la intimidad de su despacho, frente a algunos colaboradores: la permanente revaluación del real lo pone muy contento. La evolución de la moneda brasileña es un indicador que sigue día a día, tan obsesivamente como las reservas del Banco Central. Kirchner dice que el mantenimiento de un tipo de cambio favorable con Brasil es uno de los pilares del modelo económico. Un real a 2,14 por dólar juega a favor de la Argentina, asegura el jefe de Estado, quien mantiene su convicción de sostener una paridad claramente por encima de los 3 pesos.

Es muy probable que el real le siga dando satisfacciones al santacruceño. Los anuncios de recompra de la deuda remontaron la confianza de los inversores en Brasil, y la administración Lula parece sentirse cómoda con una moneda más fuerte.

La situación en la Argentina luce diferente. En estos dos primeros meses del año se nota un fuerte ingreso de divisas, pero el Gobierno repele cualquier presión para que el peso se revalúe. Al contrario, el Banco Central aprovecha la lluvia de dólares para recomponer reservas. ¿Podrá mantenerse y cumplir ese objetivo?

Hay una realidad que lo complica. Desde que empezó el año, las cerealeras liquidaron alrededor de 1600 millones de dólares. Un monto que supera apenas en 60 millones las ventas efectuadas en el mismo período de 2005. Desde el otro lado del mostrador, el Banco Central lleva adquiridos 1400 millones de dólares. Si se compara este monto con las compras de enero-febrero del año pasado, el salto es muy fuerte. En aquel momento fueron la mitad: 725 millones en el bimestre.

Es cierto que las exportaciones de algunos rubros como carnes, frutas y ciertos bienes durables (autos) están creciendo muy fuerte. Pero la cuenta no alcanza para explicar el ingreso masivo de divisas.

Para sostener el tipo de cambio, el Central deberá lidiar con los dólares financieros que ingresan para sacar una buena renta con los títulos públicos. El control de capitales es relativamente efectivo sin lograr frenar el apetito de los financistas por papeles de los mercados emergentes. El escenario podría complicarse en las próximas semanas. Estacionalmente, el pico de liquidaciones del campo empieza en abril y se extiende hasta junio. En ese trimestre, el año pasado, las liquidaciones treparon a 4200 millones de dólares.

En la city están seguros de que el Central seguirá operando para lograr el objetivo. Los operadores locales le darán una mano: no pondrán reparos en adquirir las Letras que la autoridad monetaria emita para esterilizar los pesos emitidos sin que ello se traduzca en una suba de las tasas de interés. En los bancos creen que, dadas las fuertes subas de los bonos en pesos indexados, las Letras y Notas del BC atadas a la evolución de la Badlar (tasa promedio de los grandes depósitos a plazo fijo) aparecen como muy atractivas. En Wall Street también se plantean un escenario parecido. Algunas entidades financieras van más allá. El JP Morgan, por ejemplo, estimó que el dólar cerrará el año un escalón más arriba que el actual: a 3,15 pesos.

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