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Domingo, 26 de noviembre de 2006
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La estrategia del Banco Central en el manejo de las reservas

Exprimir los dólares

Martín Redrado, titular del BCRA, tiene como meta incrementar la renta que devengan las reservas. Extienden el plazo de las colocaciones ante la perspectiva de una baja de la tasa internacional.

Por Claudio Zlotnik
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Redrado, titular del BC. El rendimiento de las reservas es del 5,5 por ciento anual.

El Banco Central está cambiando su estrategia de inversiones con las reservas. Lo hace en forma paulatina y seleccionando activos conservadores asumiendo muy poco riesgo. Las modificaciones tienden a alargar el plazo promedio de la cartera y tienen como objetivo una mejora en la renta que devengan esas colocaciones. La decisión se tomó para aprovechar las mejores expectativas que existen en los mercados financieros internacionales.

El rendimiento actual de las reservas ronda el 5,5 por ciento anual. De la mano de la suba de la tasa internacional y de los cambios en la cartera mejoró dos puntos en el último año. Durante 2006, los ahorros le dejarán al BC una ganancia de alrededor de 1600 millones de dólares. La suba del oro y del euro resultó decisiva para contabilizar esa utilidad.

En la actualidad, un 5 por ciento de las reservas están en oro. Equivale a unos 1500 millones de dólares. Esta cantidad se mantuvo constante a lo largo del año y no habrá cambios relevantes en el corto plazo por razones de logística: por ejemplo, las compras se realizan en lingotes y su traslado conllevan costos elevados.

Diferente es el caso del euro. Los bancos centrales suelen ser muy cautelosos con las operaciones en monedas, ya que se trata de un mercado bastante volátil. Sin embargo, la expectativa de una apreciación hizo que Martín Redrado acumulara euros en las reservas. Después del pago al Fondo Monetario, la tenencia había caído por debajo del 10 por ciento, que es considerado como el nivel “neutral”. En los últimos meses hubo compras de euros y se sobrepasó en un par de puntos ese rango. El menú en monedas se completa con un 1 por ciento de las reservas en yenes, otro monto similar en libras esterlinas y, en menor medida, francos suizos.

Sin dudas, los mayores cambios se dieron en las inversiones en bonos. En la actualidad, alrededor de la mitad de las reservas están invertidas en títulos de deuda de Estados Unidos, el doble que en 2003. Los fondos para comprarlos están saliendo de las colocaciones del BC en depósitos de corto plazo.

La estrategia no sólo es incrementar la cantidad de papeles sino también hacerlo con bonos de más larga “duration”. Los favoritos son los emitidos a dos años, que ofrecen un rendimiento del 4,75 por ciento anual. En el último año, la “duration” de las reservas pasó de 3 a 7 meses y el objetivo es llevarla a 18. La compra de títulos de largo plazo está relacionada con la expectativa de una baja en la tasa de interés internacional. Los principales bancos de inversión de Wall Street prevén que la tasa de corto, que ahora se ubica en el 5,25 por ciento anual, caería a entre 4,0 y 4,5 por ciento el año que viene. Y a un rango del 3,5 a 4,0 por ciento en 2008.

En el Banco Central aseguran que si bien desde la mesa de operaciones no se hace “trading” con las reservas, la entidad tiene la meta de elevar su rendimiento. Para Redrado, la cuestión es clave para acallar las críticas que formulan algunos economistas de la city por la fuerte intervención del BC en el mercado cambiario. Un resultado más robusto por las inversiones con las reservas le serviría para evitar el déficit cuasifiscal, que es el costo por mantener el dólar alto por la tasa que paga en la colocación de Letras para retirar los pesos emitidos para comprar divisas. En ese sentido, para el 2007 el jefe del Central volvió a proyectar superávit en su balance.

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