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Domingo, 13 de junio de 2010
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Presión empresaria para acelerar el ritmo de ajuste del peso

El bando devaluacionista

Los grupos económicos más concentrados y la cámara que agrupa a las patronales del campo arremeten contra la estabilidad cambiaria ante cada oportunidad que les ofrece la crisis internacional. El tipo de cambio real sigue siendo elevado.

Por Cristian Carrillo
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El tipo de cambio multilateral se ubica 43,5 por ciento por encima del promedio de la convertibilidad.

Empresarios del campo y de la industria volvieron a pedir una mayor devaluación del peso, argumentando pérdida de competitividad. La visión que intentan imponer estos representantes de grupos concentrados es que la inflación está erosionando el tipo de cambio alto, mientras que los dirigentes que integran la Mesa de Enlace aprovechan para volver a la carga con el pedido de una reducción de las retenciones. Algunos aducen estar peor que en la convertibilidad, sin embargo el tipo de cambio es una vez y media más alto que en ese período.

A pesar de ese reclamo, estudios de consultoras distan de mostrar un escenario con riesgos para los importantes márgenes de ganancia empresaria. Como suele suceder, sólo se mira la relación peso/dólar. En uno de los reportes del economista Miguel Bein, el tipo de cambio real bilateral con Estados Unidos (ajustado por inflación) es de 1,40, mientras que el multilateral (contra el conjunto de monedas de los socios comerciales del país) es de 2 pesos. Tomando en cuenta una inflación del 20 por ciento, el estudio prevé un dólar nominal en 4,07 pesos. De esta manera, el tipo de cambio real contra el billete verde se ubicará en $ 1,30 y el multilateral en $ 1,90. En tanto, para Orlando Ferreres, el nominal cerrará el año en 4,30 pesos; 1,25 el bilateral y 1,74 el multilateral, con una inflación estimada de 25 por ciento.

Estos valores, en términos reales, están por encima de los exhibidos durante la convertibilidad, aun cuando los empresarios sostengan que las retenciones ubican sus márgenes en una situación más comprometida que en ese momento. Los dirigentes agropecuarios comparan ambas situaciones resaltando que el dólar-soja, teniendo en cuenta las retenciones, es actualmente de 1,20 peso. Sin embargo, el precio internacional se duplicó. Actualmente ronda los 362 dólares la tonelada. A esto se suma un mejor clima para la cosecha y la reducción de los costos en dólares –a partir de la caída en el precio del petróleo– que mejora notablemente la ecuación económica.

Los industriales, que dependen de la competitividad vía precios, también registran una rentabilidad elevada. En particular, las empresas de mayor envergadura cuentan con la posibilidad de trasladar a precios los aumentos de costos, mientras presionan para que los salarios se mantengan retrasados. Desde que el efecto local de la crisis internacional comenzó a disiparse, las compañías acusan importantes volúmenes de facturación y ganancias muy importantes. La política de incentivo de la demanda doméstica favorece a las firmas locales, en tanto continúa el sesgo exportador. Las consultoras Bein y Ferreres estiman un superávit comercial de 15 mil a 16 mil millones de dólares.

La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, sostuvo que la implementación de retenciones permite un tipo de cambio dual, diferentes para el sector agropecuario y el industrial. “Esto sirve para el equilibrio estructural y macroeconómico del país”, justificó. En ese sentido, consideró que el valor del peso “es muy competitivo en términos multilaterales, reales e históricos”. El tipo de cambio nominal multilateral deflactado por el índice de precios minoristas se encuentra actualmente un 43,5 por ciento por encima del promedio de la convertibilidad

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