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Domingo, 10 de noviembre de 2002
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Nuevos y rentables negocios manejan los bancos

Regreso sin gloria

Pese a que todavía mantienen un elevado nivel de rechazo por parte de la población debido al corralito y posterior pesificación, los
bancos se han adaptado con rapidez a las nuevas reglas del mercado.

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Superado el primer momento de shock, los financistas empezaron a acomodar su negocio a las nuevas reglas del mercado.
Por Claudio Zlotnik

Protestaron por la pesificación. Parecían indignados. La salida de la Convertibilidad los alejó de las ganancias millonarias en dólares obtenidas durante la época del uno a uno. Es cierto, la devaluación dejó a los bancos con sus balances mostrando quebrantos. Pero los financistas saben que, tarde o temprano, el Estado les solucionará ese problema. Mientras tanto, los banqueros siguen haciendo negocios. Y de los buenos. En tanto, siguen protestando por la pesificación.
Los grupos extranjeros que se negaron a resignar su posición en divisas hicieron las valijas y se fueron: el canadiense Scotiabank y el francés Crédit Agricole son los más importantes. Los conglomerados que optaron quedarse y los bancos nacionales que empezaron a expandirse apuestan a tiempos mejores. Y saben que, aun en medio de la crisis, se pueden concretar negocios jugosos. Van algunos ejemplos.
n El primer ingreso extra que registraron los banqueros en el año de la devaluación fue el fuerte aumento de los servicios que prestan y que nada tienen que ver con la intermediación financiera, que es la principal razón de ser de los bancos. Entre esos servicios se cuentan los costos de las cuentas activas y las operaciones bancarias en general.
n Por la pesificación asimétrica entre activos y pasivos, las entidades financieras ya recibieron compensaciones en títulos públicos por la friolera de 10.500 millones de dólares.
n Debido a la estabilidad del tipo de cambio, las entidades financieras registran un aumento importante de liquidez. Durante el cuatrimestre julio-octubre recibieron unos 12.000 millones de pesos. Alrededor de 5000 millones corresponden a créditos cancelados. El resto, 7065 millones de pesos, corresponde al crecimiento que registraron en aquel período los depósitos del sector privado.
Superado el primer momento de shock, los financistas empezaron a acomodar su negocio. El veranito financiero les está permitiendo disponer de liquidez y diversificar sus inversiones para lograr utilidades: colocan dinero en Lebac (existe un stock de 3200 millones de pesos y los bancos son los principales tenedores de esos papeles) y hacen encajes —algunos voluntarios— en una cuenta en el Banco Central (unos 5000 millones). En ese mismo período pagaron amparos por 1300 millones de pesos sin requerir asistencia al Central (sí reclaman un bono compensador entre el dólar libre y el 1,40 del que ellos se hacen cargo) y otro tanto lo mantienen como efectivo para prestarlo de 1 a 7 días en la plaza del call y a empresas líderes. Por ahora, se resisten a volcar esa liquidez en créditos al sector privado. Como en los ‘90, para los bancos, el factor riesgo se minimiza, aunque los banqueros se siguen quejando.

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