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Domingo, 23 de marzo de 2003
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REPLIEGUE DE LA COTIZACION DEL DOLAR EN LA PLAZA LOCAL

¿Está barato o caro?

Pese a la incertidumbre electoral, el mercado cambiario muestra un comportamiento bajista. ¿El nivel de equilibrio es 2,65 pesos?

Por Claudio Zlotnik
Por Claudio Zlotnik

Por afuera del proceso electoral y de la volatilidad que a diario pueda mostrar el mercado cambiario, en la city existe el siguiente consenso: el tipo de cambio real seguirá cayendo. Hasta ahora no se dio lo que la mayoría presagiaba, que la inflación haría lo suyo y avanzaría sobre la moneda estadounidense. Pero ello no ocurrió, y el propio jefe del Banco Central, Alfonso Prat Gay, descartó que vaya a ocurrir, al pronosticar una inflación inferior al 10 por ciento para el próximo año. ¿A cuánto tendría que bajar el dólar, entonces?
En el 2001, antes del colapso de la convertibilidad, el consenso entre los economistas era que la Argentina había perdido competitividad y que el dólar debía dejar el 1 a 1 y pasar a 1,30 o 1,40 peso. Finalmente se fijó este último valor porque coincidía con el de la canasta de monedas entre el real, el peso y el euro. Cuando se liberó, el tipo de cambio se disparó hasta el tope de 4 pesos a fines de junio de 2002. Desde ese momento no paró de caer, tanto el nominal como el real.
Si se toma en cuenta que el mix entre la inflación mayorista y la minorista se ubicó en el orden del 70 por ciento desde la devaluación, y se advierte que al momento de la salida de la convertibilidad el tipo de cambio real era de 0,90 peso por dólar por efecto de la deflación, aquel 1,40 peso por dólar de enero de 2001 se convierte en 2,65 al día de hoy. Es decir: a 2,65 pesos por dólar, la economía gozaría de la misma competitividad que en el 1,40 de un año atrás, nivel aceptable para la enorme mayoría de los expertos.
Esa conclusión no está muy lejos de lo que marca la canasta de monedas entre el peso, el real y el euro, que en la actualidad trepa a 1,80 peso por dólar.
No obstante, existen algunas salvedades: las tarifas de los servicios públicos, lo mismo que los salarios, permanecieron inalterables desde la devaluación. Esto significa que ambas variables quedaron retrasadas respecto del dólar, lo que torna más competitiva a la economía. Más adelante, llegado el momento de que se ajusten, habrá que analizar su impacto sobre la inflación.
Algunos expertos, como Ricardo Arriazu, aseveran que la tendencia bajista del tipo de cambio real es indefectible, más allá de la voluntad del Banco Central por sostenerlo. Y aun cuando la Argentina retome el pago de la deuda pública en default. La clave del retroceso hay que buscarla en el abultado superávit comercial argentino, que asegura una abundante oferta de divisas.

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