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Domingo, 2 de marzo de 2014
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El acuerdo de compensación a Repsol por la expropiación de las acciones de YPF

En clave financiera

El Estado argentino pagará con bonos a largo plazo equivalentes a 5000 millones de dólares. Análisis de economistas del establishment confunden las condiciones financieras del acuerdo. El principio de valor presente del capital.

Por Cristian Carrillo
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En la Bolsa saben lo que significa valor actual de la compra de un activo con un bono de largo plazo.

El Estado argentino y Repsol firmaron el Convenio de Solución Amigable y Avenimiento de Expropiación al pactar en 5000 millones de dólares la compensación por “todo concepto” por el 51 por ciento del paquete accionario de YPF e YPF Gas SA en poder de la petrolera española. El pago no será en efectivo, sino que se entregará un menú de bonos a valor nominal, lo que implica que la cancelación se realizará en cuotas hasta la última amortización de los papeles en 2033. Esos títulos, como cualquier tipo de financiamiento, incluyen interese sobre el capital remanente –deducidas las amortizaciones–. Algunos analistas intentaron confundir con el rendimiento de mercado de esos papeles –más alto que la tasa–, que no implican compromiso del emisor. La comparación de flujo de fondos descontados de estos papeles respecto de los ingresos petroleros es clave para entender el acuerdo.

Para valorar un proyecto o compañía, en Finanzas se utiliza la noción de fondos descontados, que determina –cálculos matemáticos mediante– el valor actual o presente del capital invertido descontado a una determina tasa de interés. Esto es necesario porque los flujos de fondos en diversos períodos no pueden ser comparados directamente debido a que no es lo mismo contar con una cantidad de dinero ahora que en el futuro. Esta conclusión de principiante es ocultada al momento de analizar el acuerdo por parte de políticos de la oposición. La tasa de interés es la retribución por el tiempo de espera hasta cobrar todo el capital. La premisa en la emisión del menú de bonos es que la tasa de interés para Repsol será de 7,00 a 8,75 por ciento anual en un tiempo promedio de 19 años. Adquirir el control de YPF a 5000 millones de dólares con un crédito a esta tasa y plazo sería celebrada por el establish-ment si la operación fuese de privatización en vez de estatización.

En esa lógica, los propios indicadores del mundillo financiero fueron dejados de lado para confundir el análisis. Si bien en términos absolutos el dinero desembolsado será mayor a los 5000 millones de dólares por el pago de intereses, la carga anual de esa deuda será más que compensada por ingresos de la petrolera estatizada. El pago de los vencimientos se canalizará vía reservas del Banco Central, como sucede con el resto de los acreedores privados. Entonces, la estimación de un menor déficit energético implicará una posición más sólida en reservas en los próximos años. La importación de combustible alcanzó en 2013 unos 12.000 millones de dólares.

En toda emisión de bonos se establece una tasa de interés que implica una renta anual y, pese a que los precios fluctúen, no se modifica al momento del pago. La tasa interna de retorno asume que se mantiene la inversión hasta el vencimiento y que se reinvertían los cupones cobrados en ese mismo bono. El acuerdo define un menú de bonos compuesto por 500 millones de dólares en valor nominal de Bonar X (con vencimiento en 2017 y tasa de interés de 7 por ciento), 3250 millones en Bonar 2024 (tasa de 8,75 por ciento) y 1250 millones en Discount 2033 (tasa de 8,28). A los precios actuales, ese stock de papeles a precio de mercado equivale a 4321 millones de dólares. Este monto gatilla la opción de emitir hasta 1000 millones adicionales para alcanzar el monto garantizado a Repsol. Hoy se emitirían 363,2 millones de dólares en Boden 2015

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