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Domingo, 25 de mayo de 2014
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Liquidación de divisas, precios de los commodities y letra dolarizada

Las cerealeras marcan el ritmo

Las grandes exportadoras del complejo agrario no renovarán las letras a 90 días atadas a la evolución del tipo de cambio emitidas por el Banco Central. Esos activos fueron lanzados para frenar la corrida en enero.

Por Cristian Carrillo
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Juan Carlos Fábrega, presidente del Banco Central.

Las aceiteras y cerealeras precancelaron la totalidad de lo suscripto en letras atadas a la cotización del dólar que ofreció el Banco Central a comienzo de año para incentivar la liquidación de divisas. El desarme de estas posiciones se vincula con la estabilidad del tipo de cambio luego de la devaluación de fines de enero último. Esto redujo el atractivo de ese activo, ya que la posible ganancia en la espera por un posible movimiento en el tipo de cambio implica desaprovechar los vaivenes en el precio de los granos en el mercado internacional, dados los tiempos requeridos para la suscripción. Tal como se señaló en este suplemento, la tendencia de mediano plazo a la baja de los commodities agropecuarios aceleró la decisión de ingresar gran parte de la cosecha de este año y el remanente de la campaña anterior. En el Gobierno también reconocen que parte de lo liquidado vuelve a dolarizarse a través del mercado paralelo.

En un contexto de fuerte especulación cambiaria, como el que se registró a principio de año, los exportadores retacearon la liquidación en el mercado a la espera de una mejora en la cotización. En su primera intervención al frente del Central, Juan Carlos Fábrega dispuso la creación de una letra que ofrecía al exportador cobertura a movimientos en el tipo de cambio, con el objetivo de incentivar el ingreso de divisas. Esa letra se liquida al tipo de cambio de referencia –lo que en la jerga financiera se denomina dollar linked– en un plazo de 180 días. La letra devengaba además una tasa de interés de 3,65 por ciento anual, en respuesta al pedido que las cerealeras habían hecho a las autoridades del Central. No hubo mercado secundario, pero era transferible a proveedoras del sector. En ese momento las reservas superaban los 30.500 millones de dólares.

En la primera parte de este año la especulación cambiaria se llevó el diez por ciento del stock de reservas. Fue la devaluación de fines de enero la que destrabó la liquidación, previo acuerdo entre los exportadores y el gobierno nacional. El Central fue a la caza de unos 10 mil millones de dólares que se prevén para la actual campaña por parte de los distintos cultivos. Pese al atractivo que ofrecían las letras –por cobertura y por el plus de la tasa– el ingreso por esta vía fue reducido en relación con el total liquidado. El grueso de las operaciones se registró en enero. En total, ingresaron 400 millones de dólares a través de estas letras, el equivalente a 2600 millones de pesos al tipo de cambio previo a la devaluación de principio de año. El Central le otorgó liquidez a partir del día 91 de su suscripción, a través de la recompra anticipada a su valor técnico, tanto de la totalidad o de una parte de las letras que se le ofrezcan antes de su vencimiento.

Tras vencido ese plazo, los exportadores precancelaron sus posiciones en letras contra el Central. Sólo se utilizaron en casos puntuales para pago a proveedores. “Para los exportadores, la devaluación de enero fue suficiente para hacer una abultada diferencia –ganaron el 20 por ciento, más el equivalente al trimestre de la tasa anual–, recoger sus ganancias y dar vuelta sus posiciones”, explicaron fuentes del Central. Por su parte, la estabilidad en el tipo de cambio posterior a la devaluación le quitó atractivo al instrumento y no se generaron suscripciones en los meses siguientes. En el organismo señalaron que no está previsto continuar con estas licitaciones.

En los últimos dos meses se intensificó el ingreso de dólares, en un ritmo que se estabilizó en los 170 millones de dólares diarios. La expectativa en el organismo, en función de la cosecha, es que la liquidación se pueda extender en junio. En ese sentido, será decisiva la cotización que tengan los granos en el mercado internacional. Lo que sucede con la liquidación de los exportadores es que éstos siempre esperan a que comience a bajar para liquidar sus divisas. La operación se repite: luego de dos días de precios en baja, consideran que ya no seguirá subiendo en el cortísimo plazo y venden. No lo hacen cuando están en plena suba, explican fuentes que siguen la negociación. Las fuertes lluvias complicaron en las últimas semanas el transporte de los granos a los puertos, lo que también retrasa la liquidación.

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