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Los bonos corporativos se presentan como una alternativa de inversión para quienes quieren aprovechar el desempeño positivo de las firmas que cotizan en Bolsa sin la necesidad de adquirir acciones. En un escenario global de tasas de interés internacional bajas, los títulos privados en dólares emitidos por empresas de primera línea superan ampliamente los rendimientos que ofrecen compañías similares de la región, con retornos de hasta dos dígitos. Las empresas con mejores proyecciones de crecimiento en este segmento son las vinculadas al sector alimentario, bancos, energéticas e infraestructura. Los títulos corporativos –así como los soberanos o provinciales– son parte de lo que se denomina renta fija, debido a que pagan periódicamente servicios de interés y amortización.
Los activos de renta fija privada son títulos representativos de deuda y consisten en bonos, obligaciones negociables y pagarés bursátiles. El tenedor de estos títulos se convierte en acreedor de la empresa. Su rentabilidad y riesgo previstos están dados por la calificación crediticia del emisor. Los bonos y obligaciones admiten varias modalidades de rentabilidad: rentas periódicas, descuento al vencimiento y cupones, y sus combinaciones. Existen distintos tipos de bonos según la modalidad de pago o las garantías.
La devaluación de enero y su traslado inmediato a precios complicaron la ecuación económica en desmedro de las empresas cuyos ingresos son en pesos. No obstante, la actual estabilidad cambiaria local promete –de mantenerse– una nueva oportunidad para este segmento pese al bajo crecimiento de la región. “A pesar del estancamiento económico de la región, las ganancias corporativas se mantuvieron sólidas gracias a las reducciones de costos aplicadas y la creciente internacionalización de los negocios”, advierte el último informe sobre renta fija de la banca de inversión Puente.
El escenario internacional permite que se aproveche la performance de estos instrumentos. El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a diez año se retrajo a su mínimo desde junio de 2013 (2,2 por ciento anual), luego de que la Reserva Federal manifestara nuevamente sus temores respecto de que un menor crecimiento mundial podría afectar el dinamismo de su economía. En ese contexto, los bonos corporativos con grado de inversión en ese país mostraron un desempeño estable a partir de sólidos fundamentos de las compañías. En la Eurozona repuntaron debido al anuncio de nuevas medidas de expansión monetaria del Banco Central Europeo. “La empresas de sectores con altas barreras de entrada podrían destacarse en este escenario”, sostiene el informe. En este segmento se destacan compañías de cuidado de salud, cable e Internet, energía e infraestructura y sector bancario.
En la Argentina las empresas mejor calificadas provienen del rubro alimentario, como los bonos de Arcor con vencimiento en 2017 y de Arcos Dorados, con vencimiento en 2019: rinden 5,1 y 6,7 por ciento anual en dólares, respectivamente. Estos rendimientos se ubican 200 y 300 puntos por encima de los que ofrecen bonos similares de la región del mismo rubro, como la mexicana Bimbo (3,1 por ciento anual a 2020) o la brasileña Sadía (4,3 por ciento a 2017). Los bonos de YPF exhiben una tasa de retorno de 8,2 por ciento para el vencimiento en 2024 y de 8,9 para el plazo de 2028. Son rendimientos muy por encima de las grandes petroleras de la región: Petrobras Brasil (2,7 por ciento anual a 2017), Petróleos Mexicanos (3,0 por ciento a 2018) o la colombiana Ecopetrol (3,1 anual a 2019). Los bancos –Hipotecario, Galicia y Macro– coinciden en 9 por ciento anual. Los de mayor rendimiento son para Mastellone (13,7 por ciento anual), Edenor (16,8) y Transener (15,3).
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