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Domingo, 9 de mayo de 2004
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Lula da Silva esta en problemas

Si lo elogia el FMI...

Preocupado por su caída de popularidad, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva trata de reconquistar a los brasileños.

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Lula da Silva culpa a los medios y a sus propios ministros por la caída de su popularidad.
Por Juan Arias
Desde Rio de Janeiro *

El carismático presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien la revista Time ha incluido entre los 100 personajes más importantes del mundo y quien es el único líder político latinoamericano de la lista, está preocupado con la caída de su popularidad en las encuestas, que ha pasado del 80 por ciento inicial a un 53 por ciento de las últimas semanas. Y está entristecido porque sus consejeros acaban de pedirle que evite encuentros de masas, por miedo a que los movimientos sociales de protesta y las diversas categorías de trabajadores en huelga puedan abuchearlo. Los obispos le han aconsejado, sin embargo, que no tenga miedo a los abucheos. Lula ha dicho más de una vez que a él las dificultades lo envalentonan y que no van a ser los gritos de protestas los que van a parar sus proyectos de reforma. Los medios de comunicación, los columnistas políticos, parte de su mismo partido, el PT, y hasta la Iglesia, que lo había apoyado a ganar las elecciones, insisten en que sus promesas iniciales de rehacer este país con mayor justicia social no acaba de dar los resultados esperados. ¿Y a quién achaca Lula las dificultades que está encontrando para hacer visibles las conquistas de su gobierno? Para el presidente, dos son los culpables: primero, los medios de comunicación, que, según el ministro de Comunicación, Luiz Gushiken, en vez de publicar “las cosas positivas” realizadas por el gobierno, se ceban en explotar “sus contradicciones”, fomentando de este modo “discordias y conflictos”. Lula, más dialogante que su ministro, quiso aliviar a los 40 periodistas presentes al encuentro, con motivo del Día de la Prensa, para decir que “lo importante no es hablar bien o mal del gobierno sino decir siempre la verdad”. Lula aprovechó, sin embargo, para criticar a los propietarios de algunos medios que, según él, “quiebran la espina dorsal de los periodistas”, a los que se obliga a escribir lo que ellos desean.
El segundo responsable de que no se aprecien los éxitos de su gobierno son, según Lula, sus mismos ministros, incapaces de hacer transmitir lo que están haciendo. Llegó a decir el presidente que algunos líderes políticos de la oposición saben usar mejor que ellos el marketing y la publicidad.
Por eso, Lula ha pedido a todos sus ministros que aprovechen todos los espacios disponibles en los medios para dar a conocer a la opinión pública lo que el gobierno ha acunado como “la agenda positiva”. Y el presidente quiere dar ejemplo. Lula, además de su programa semanal de radio, ha decidido a ir a todos los programas de radio y televisión más populares y de mayor audiencia. Había escogido, para empezar, dos programas bien diferentes: el de Ratinho, de la cadena de televisión SBT, un programa superpopular, enderezado a las capas más bajas y con pocas pretensiones culturales, y el más intelectual, llamado Programa do Jo, de Jo Soares, uno de los entrevistadores de mayor audiencia del país, de la Red Globo. Lula comenzó por el de Ratinho. La Red Globo se molestó y Jo Soares aplazó hasta fechas mejores la entrevista con Lula. “No son celos”, dijo el entrevistador a los asesores del presidente, a quienes añadió que era mejor esperar a que Lula tuviera otras cosas nuevas que decir.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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