Domingo, 15 de agosto de 2004
CUANDO EL PETROLEO BORDEA LOS 50 DOLARES POR BARRIL
Los mercados en acci贸n
El aumento de la demanda es el explosivo sobre el cual los chispazos de Irak, Venezuela o Rusia pueden causar un incendio.
Por Claudio Uriarte

Operadores en Wall Street siguen atentamente la cotizaci贸n de los precios del crudo en las sesiones de esta semana.
Desde hace varios meses, el precio del petr贸leo viene funcionando como una ruleta rusa, pero como una donde todo el cargador de la pistola est谩 repleto de balas. En efecto, no importa cu谩l sea la variable de riesgo -las tensiones en Medio Oriente, la situaci贸n de la superpetrolera Yukos, el refer茅ndum en Venezuela鈥 el precio sube, como si el mercado estuviera aprovechando cualquier excusa para precipitarse a la cotizaci贸n de 50 d贸lares el barril de petr贸leo y m谩s all谩. Esto, por supuesto, no es signo de perversidad de los mercados 鈥揳unque las compras que se realizan son a futuro, es decir especulativas鈥, sino que nace de un dato duro: el nivel de demanda es muy alto 鈥揼racias al consumo excepcional de China y Rusia, y a la suba del norteamericano, motorizado por la recuperaci贸n econ贸mica de EE.UU. y los pedidos estacionalmente m谩s altos que se anticipan con el comienzo de los primeros fr铆os鈥, y, en estas condiciones, cualquier punto de crisis amenaza con un incendio generalizado.
Por cierto, los mercados est谩n dando un raro ejemplo de racionalidad. La Agencia Internacional de Energ铆a (AIE) contempla ahora una demanda global de petr贸leo de 82,2 millones de barriles diarios este a帽o y de 84 millones de barriles diarios en 2005, una revisi贸n al alza por un monto de unos 730.000 millones de barriles por d铆a respecto a estimaciones anteriores. En este contexto, Arabia Saudita ha salido a decir que tiene una capacidad ociosa de 1,3 millones de barriles diarios por encima de su actual producci贸n de 9,5 millones de barriles diarios, en un intento de calmar la ansiedad de los compradores que ya desfond贸, con el cierre del viernes del precio del barril al nivel record de casi 47 d贸lares en el mercado de Nueva York. Es que ni el mercado ni los especialistas creen en ese nivel de capacidad ociosa: la propia AIE ha dicho que la capacidad ociosa 鈥渆fectiva鈥 de toda la OPEP est谩 reducida a 500.000 barriles por d铆a, una poda fort铆sima respecto a los niveles de 2002, cuando la OPEP ten铆a un margen de producci贸n de 7 millones de barriles diarios. 鈥淏谩sicamente no creo que quede ninguna capacidad ociosa hoy en d铆a 鈥搊pina Adam Siemenski, estratega global de petr贸leo del Deutsche Bank en Londres鈥. Si ten茅s un hipo en cualquier lugar del mundo, pod茅s tener precios bien por encima de los 50 d贸lares o m谩s.鈥 Pero incluso si hubiera esa capacidad ociosa, explotarla a pleno restar铆a la 煤ltima carta de la OPEP de bajar los precios del crudo para evitar el peligro de una recesi贸n internacional. Los mercados podr铆an interpretar que el cartel est谩 aterrado, y proceder a una nueva ola de compras movida por el p谩nico. Es parecido a lo que ocurrir铆a si George W. Bush cumpliera la demanda de su antagonista John Kerry y dejara de llenar la Reserva Estrat茅gica de Petr贸leo de modo de bajar el precio del mercado. Estados Unidos ser铆a visto como habiendo cedido el 煤ltimo dique con que pod铆a controlar el precio a futuro, y el precio se disparar铆a en vez de estabilizarse.
Pero esta aparente carrera loca de los precios tiene su propio correctivo autolimitante, que es la perspectiva de una recesi贸n internacional. Sin duda, el precio del petr贸leo a煤n est谩 lejos de intersectar las curvas de crecimiento y de demanda de los pa铆ses consumidores, pero est谩 considerablemente m谩s cerca de hacerlo que hace dos meses. Al mismo tiempo, las autoridades chinas est谩n buscando limitar el crecimiento de modo de evitar que se sobrecaliente la econom铆a y se dispare una espiral inflacionaria. En Estados Unidos, las microrrevaluaciones de la tasa de inter茅s por la Reserva Federal apuntan en una direcci贸n parecida. Por obra de las compras especulativas, la acci贸n de los mercados puede ayudar a limitar el mismo proceso de explosi贸n de la demanda que pareciera alentar.
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