Después del SARS, los ataques terroristas, la suba de los precios del petróleo y los huracanes Katrina y Rita, un nuevo foco de preocupación aparece en la economÃa mundial: el virus H5N1, popularmente conocido como “la gripe aviarâ€. Desde 1997, H5N1 se ha expandido por toda Asia. En el tercer trimestre del año, la infección llegó a Mongolia, Tibet, Siberia y Kazajstán. Esta semana se detectaron casos en Rumania y TurquÃa, a las puertas mismas de la Unión Europea, sugiriendo que las aves salvajes migratorias pronto podrÃan traerlo a América. El desenlace podrÃa ser una pandemia en plena globalización.
Algunas de las alertas que andan dando vueltas tienen un claro tono apocalÃptico. Pandemias anteriores afectaron a los viajes entre paÃses, al comercio y a las comunicaciones. Incluso el SARS, que no era una gripe, tuvo un gran impacto en algunos paÃses. El virólogo chino Guan Yi es terminante a la hora de las advertencias: “Si ocurre una pandemia, este mundo va a colapsar, no importa lo desarrollado que seaâ€. David Nabarro, que dirige la lucha planetaria contra la gripe aviar para la Organización Mundial de la Salud (OMS), es igualmente drástico: “Habrá una pandemia de gripe en algún momento. Ha pasado mucho tiempo, más de 30 años, desde la última pandemia y según la historia deberÃa venir una muy pronto. Esto coincide con que tenemos un virus candidato para causar esta pandemia y actualmente afecta a las aves, particularmente en Asia. Es el virus H5N1. Una mutación del material genético de este virus podrÃa originar fácilmente un virus humano con gran capacidad de transmisión. Aún no se ha dado esa mutación, pero tenemos que estar preparados. Habrá una pandemia de gripe y ya tenemos un virus candidatoâ€. Anthony S. Fauci, del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, y Julie L. Gerberding, de los centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., coinciden: “Si el virus aviar halla un modo de expandirse rápidamente entre los humanos, podrÃa desencadenarse una pandemia gripal a escala mundial, que rivalizarÃa potencialmente con el impacto de la pandemia de 1918-1919â€, en que hasta 100 millones de personas perdieron sus vidas.
De ocurrir la mutación que todos temen, la letalidad del virus alcanzarÃa dimensiones medievales. De acuerdo a la OMS, y en el mejor de los casos, una pandemia causarÃa entre 2 y 7,4 millones de muertes en todo el mundo, pero ese saldo serÃa considerablemente mayor (entre cinco y 150 millones de muertos, según expertos citados por la OMS) si el próximo virus pandémico resulta particularmente virulento. Advierte Nabarro: “La carga sobre los sistemas sanitarios será muy importante, y la carga sobre el personal sanitario, médicos y enfermeros, será enorme. Por eso hay que preparar a los servicios sanitarios para que puedan manejar este tipo de enfermedades infecciosasâ€.
Condoleezza Rice, secretaria de Estado norteamericana, subió esta semana a nivel polÃtico el tenor de las advertencias: “Necesitamos –dijo en clara alusión a China, aparentemente el origen de la nueva peste– que todos los paÃses actúen con transparencia y muestren a la comunidad internacional lo que saben sobre este nuevo peligroâ€. Esta no fue una mera oportunidad para fisgonear en asuntos ajenos: China, como la Unión Soviética durante la catástrofe de Chernobyl, asegura que tiene todo bajo control. Y, por cierto, se niega a intromisivas inspecciones internacionales, a las que atribuye propósitos de espionaje. La semana pasada, expertos de organizaciones internacionales y funcionarios de más de 65 paÃses se reunieron en Washington para discutir una respuesta conjunta al peligro.
Por cierto, hay quienes minimizan las voces de alarma. Paul Ewald, biólogo de la Universidad de Louisville en Kentucky, dice que “los cientÃficos en la OMS y en otras partes que han estado batiendo el parche con la pandemia de gripe que se viene están exagerando la evidencia duraâ€. Por una parte, los patrones de salud pública en el mundo son infinitamente mejores que en 1918, y por otro, paÃses como Gran Bretaña, Francia y Corea del Sur están desarrollando nuevas vacunas antivirales. Pero a la zaga de Katrina, es natural que los médicos quieran curarse en salud.
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