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Domingo, 27 de agosto de 2006
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DESACELERACION INMOBILIARIA EN EE.UU.

Amenaza sobre la economía

Uno de los motores del crecimiento de Estados Unidos, el sector inmobiliario, ha empezado a mostrar signos de debilidad.

Por Claire Gallen
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En julio se registró una baja del 4,3 por ciento de las ventas de inmuebles nuevos y del 4,1 por ciento de las de usados.

El sector inmobiliario, que en una época fue motor del crecimiento de Estados Unidos, amenaza con convertirse en su talón de Aquiles, con una debilidad que podría afectar al resto de la economía. La desaceleración del sector inmobiliario residencial, perceptible desde el comienzo del año, se aceleró en julio, con una baja del 4,3 por ciento de las ventas de inmuebles nuevos y del 4,1 por ciento de las de usados. Si a esto se añade la disminución de las nuevas obras de construcción y la reducción de la confianza de los constructores inmobiliarios a su nivel más bajo en 15 años, se puede concluir que “los informes publicados este mes han sido desastrosos”, afirmó Patrick Newport de Global Insight.

El problema es que el sector inmobiliario repercute sobre el resto de la economía. Una caída “podría tener consecuencias importantes para un cierto número de sectores”, advirtió el presidente de la Fed de Chicago, Michael Moskow. Y, si esto ocurre, el consumo de los hogares será el primero en sufrir las consecuencias. Los consumidores, habituados a que el valor de sus viviendas aumentara un 10 por ciento al año o más, venían experimentando hasta ahora una sensación de riqueza que los incitaba a gastar sin culpa.

Por otra parte, el sistema estadounidense permite que las familias refinancien sus préstamos a medida que sus viviendas se valorizan, generando recursos suplementarios. “Gran parte de los gastos de consumo se tornó posible merced al refinanciamiento hipotecario, que este año ya se ha reducido mucho”, explicó el economista independiente Joel Naroff. El dinero aparentemente fácil y el entusiasmo por consumir han llevado a los estadounidenses a vivir muy por encima de sus ingresos: desde marzo de 2005 su tasa de ahorro –ya de por sí baja– pasó al rojo. Ocurre que el consumo representa dos terceras partes del crecimiento estadounidense y, si el sector inmobiliario se debilita, toda la economía puede sufrir.

Ya en su informe de primavera, el Fondo Monetario Internacional advertía que el sector inmobiliario constituía una “incertidumbre clave” para Estados Unidos. El mercado laboral también podría sufrir. Por un lado, la reducción del número de nuevas obras podría impedir la creación de unos 15.000 nuevos empleos por mes, según Naroff. Pero otro efecto indirecto puede provenir de la desaceleración de la economía y, según él, “el sector inmobiliario va a desempeñar un papel muy importante para el mercado laboral”. El FMI estimó a comienzos de este año en alrededor de 5 por ciento el crecimiento del empleo en los sectores vinculados al inmobiliario (material de construcción, ferreterías y agencias inmobiliarias), contra un 1,5 por ciento para la economía como un todo.

Hay quien cree que el mercado bursátil no va a escapar a la crisis. Un gráfico de los mercados muestra que, en el curso de los últimos diez años, el índice Standard and Poor’s 500 de la Bolsa de Nueva York siguió con un año de retraso una evolución muy similar a la del índice de confianza de los constructores inmobiliarios, que ahora se encuentra en su punto más bajo de los últimos 15 años. Pero “esa correlación es discutible” matiza Ed McKelvey de Goldman Sachs, quien cree que “el índice de confianza invita a la prudencia en las decisiones pero no augura necesariamente una caída”. En esta situación, la Fed se verá tentada a no tocar su tasa rectora, como hizo en agosto, a fin de no estrangular aún más los créditos. En todo caso, los analistas subrayan que se trata de un juego peligroso puesto que la inflación puede acelerarse más de lo deseable.

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