Domingo, 30 de marzo de 2003
LAS CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA GUERRA
Adi贸s a las certidumbres
Con el inicio de la guerra, los mercados festejaron. Con su prolongaci贸n, se deprimieron. En esta nota, una perspectiva europea de lo que late en el trasfondo de tanto cambio de estado de 谩nimo.

Bush cre铆a tenerlo todo atado.
Por Joaqu铆n Estefan铆a *
La guerra econ贸mica de Irak no comenz贸 en la madrugada del jueves de la semana pasada sino hace muchos meses. La incertidumbre, que es la principal caracter铆stica de la coyuntura, inhibe la inversi贸n. Como consecuencia, se reduce el crecimiento, aumenta el desempleo, disminuyen los intercambios de bienes y servicios, las empresas pierden el apetito de ampliar sus mercados y cae la riqueza de los ciudadanos en los mercados burs谩tiles. En definitiva, se reduce el ritmo de la globalizaci贸n. Si el conflicto es de corta duraci贸n y se genera un ambiente de euforia posguerrera, si se vuelve a la normalidad, costar谩 muchos meses recuperar los 铆ndices macroecon贸micos del pasado. La preguerra ha sido muy dolorosa para el mundo de la econom铆a.
La Uni贸n Europea (UE) celebr贸 su reuni贸n de primavera el pasado fin de semana. De modo tradicional, la cumbre de finales de marzo del Consejo Europeo se dedicaba casi monogr谩ficamente a analizar los avances econ贸micos. En esta ocasi贸n, adem谩s de testificar la amplitud de la divisi贸n europea en materia de pol铆tica exterior y de seguridad, los jefes de Estado y de Gobierno han sido testigos de la escisi贸n europea en dos clanes en lo que se refiere a la pol铆tica fiscal. La interpretaci贸n del Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha roto tambi茅n a la eurozona en dos partes: los ortodoxos, pase lo que pase en la coyuntura, y los partidarios de una mayor flexibilidad y de una pol铆tica fiscal antic铆clica. En unos momentos en que las perspectivas de crecimiento econ贸mico de la zona no superan el 1 por ciento de incremento medio del PBI, la pol铆tica presupuestaria debe acompa帽ar a la monetaria.
Como ni Europa ni Jap贸n han tomado el relevo de EE.UU. como locomotora econ贸mica mundial, las miradas vuelven sobre la econom铆a norteamericana. Esta contin煤a confusa, sin que todav铆a se sepa cu谩l es su vector dominante. Lo que m谩s sorprendi贸 la pasada semana, cuando se reuni贸 la Reserva Federal (Fed), no fue que no tocase el precio del dinero 鈥揺sa reuni贸n coincidi贸 con el ultim谩tum de 48 horas dado por Bush a Saddam Hussein鈥 sino que su presidente, Alan Greenspan, declinara dar su opini贸n sobre el estado de la econom铆a, por las 鈥渋nusuales e importantes incertidumbres鈥.
La pol茅mica se refiere tambi茅n a la pol铆tica fiscal. El Congreso acaba de aprobar la reforma fiscal de George W. Bush, que supone una reducci贸n de ingresos de 726.000 millones de d贸lares (900.000 incluidos los intereses) en una coyuntura en la que aumentan los gastos militares y ha hecho su aparici贸n un gigantesco d茅ficit p煤blico. El presidente Bush, que el pasado 1 de marzo puso en funcionamiento el gigantesco Departamento de Seguridad (el mayor cambio burocr谩tico en EE.UU. en los 煤ltimos 50 a帽os), pide al mismo tiempo a los congresistas esa reducci贸n de impuestos y la dotaci贸n de dinero para financiar los gastos del conflicto con Irak, evaluados en 100.000 millones de d贸lares, sin contar con la carga de la larga ocupaci贸n de ese pa铆s. Para hacer frente a la coyuntura, el Senado ha suavizado la rebaja fiscal en 100.000 millones de d贸lares.
Este estado de la cuesti贸n se concretar谩 a煤n m谩s cuando se sepan los da帽os que el conflicto ha producido en el mercado del petr贸leo.
* De El Pa铆s de Madrid, especial para P谩gina/12.
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