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La crisis en Bolivia tuvo su origen en el reclamo de la revisión de los proyectos de exportación del gas, en un negocio de millones de dólares, que involucra a empresas multinacionales. Una eventual venta de gas a mercados de ultramar con la actual legislación reportaría al país sólo un 18 por ciento del negocio. Ese es parte del motivo por el cual la oposición y sectores sociales enarbolaron como bandera de lucha evitar el negocio: porque creen que deja apenas migajas a los bolivianos.
“Si se exportan 22 millones de metros cúbicos diarios de gas a Estados Unidos, a un precio de 70 centavos de dólar el millón de BTU (Unidad Térmica Británica), el consorcio que hace el negocio gana 1300 millones de dólares, de los cuales el Estado boliviano se lleva por regalías 60 millones y la región productora (Tarija), unos 40 millones”, según el investigador independiente Francesco Zaratti. Como el proceso de exportación requiere de muchos pasos, tal como instalar un puerto de embarque chileno o peruano al carecer Bolivia de acceso al Océano Pacífico perdido en una guerra contra Chile en 1879, el proyecto se encarece al punto de que el precio en boca de pozo debe ser muy bajo.
Pero además hay una legislación que se considera mal labrada durante el primer período de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97). Según el experto Waldo Cerruto, el gobierno debería corregir esta legislación modificando “la mala aplicación de algunos aspectos de la ley”. Además, el negocio del gas fue mantenido en la más oscura de las reservas por un gobierno permisivo que toleró a las petroleras que, en algunos casos, han incurrido en defraudación fiscal, según Cerruto. Con una legislación lesiva a los intereses del país, las petroleras no pagan por ejemplo el precio de GLP (Gas Licuado de Petróleo) a precio de GLP sino a precio de gas natural, que redunda en una baja de los ingresos nacionales, según Cerruto.
Los opositores al proyecto dijeron que prefieren optar por la decisión de que el gas sea industrializado en Bolivia y luego exportado en mejores condiciones. Bolivia posee 54,3 trillones de pies cúbicos de reservas de gas, considerado como uno de los mayores reservorios de ese recurso en América del Sur. El plan de exportación de gas boliviano que tiene un costo de 6000 millones de dólares está a cargo del consorcio transnacional Pacific LNG, integrado por la española Repsol-YPF (37,5 por ciento del capital), British Gas (BG, 37,5 por ciento) y Pan American Energy LLC (25 por ciento).
Esta explotación multinacional del recurso encendió la ira de un campesinado ya enardecido por la eliminación de los cultivos de coca bajo los gobiernos de Hugo Banzer, Jorge Quiroga y Sánchez de Lozada. Es que los cultivos alternativos no pueden competir con el precio de venta de la hoja de coca.

EL NEGOCIO QUE ACABO CON UN GOBIERNO EN BOLIVIA

Rebelión con olor a gas

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